Autor : De Vito, Eduardo L1-2, Arce, Santiago C1, Monteiro, Sergio G1
1Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.
2Centro del Parque, Cuidados Respiratorios, Buenos Aires, Argentina.
https://doi.org/10.56538/ramr.ONMR2066
Correspondencia : Eduardo Luis De Vito, E-mail: eldevito@gmail.com
RESUMEN
Este
artículo está dedicado al análisis detallado de los mecanismos de disnea. Se
tratarán el control químico de la respiración, los reflejos neurales, la
mecánica respiratoria, el costo de oxígeno para respirar y la inadecuación
entre tensión y longitud de la fibra muscular. En general, las diferentes
explicaciones estuvieron asociadas al desarrollo de aparatos y metodologías de
estudio de los laboratorios pulmonares. Todas las teorías tuvieron defensores y
detractores e, interesantemente, con el desarrollo de sofisticadas técnicas
neurofisiológicas y de imágenes funcionales ha sido posible jerarquizar cada
uno de los mecanismos. Todas han sobrevivido al paso del tiempo y ninguna puede
explicar de manera unicista la disnea en todas las
situaciones clínicas, lo cual habla de la naturaleza compleja y multifactorial
del fenómeno.
Palabras
clave: Disnea,
Fisiología, Fisiopatología, Mecánica respiratoria
ABSTRACT
This article is devoted to a detailed
analysis of the mechanisms of dyspnea. Chemical control of respiration, neural
reflexes, respiratory mechanics, the cost of oxygen to breathe, and the
mismatch between tension and muscle fiber length will be discussed. In general,
the different explanations were associated with the development of apparatus
and study methodologies in pulmonary laboratories. All the theories had
defenders and detractors and, interestingly, with the development of
sophisticated neurophysiological techniques and functional imaging it has been
possible to prioritize each of the mechanisms. All have survived the passage
of time and none can explain dyspnea in all clinical situations, which speaks
of the complex and multifactorial nature of the phenomenon.
Key words: Dyspnea, Breathlessness, Physiology, Physiopathology, Respiratory
mechanic
Recibido: 26/11/2022
Aceptado: 09/05/2023
INTRODUCCIÓN
En
la primera parte de esta serie, se analizó la evolución de las definiciones del
término disnea y los mecanismos propuestos para su generación. Se mencionó
también que la experiencia de la disnea comienza a ser vista como un fenómeno
multidimensional que debe estar centrado en lo que siente el paciente. Este
hecho no puede ser soslayado aun ante la presencia de la excitante complejidad
de los mecanismos fisiopatológicos que analizaremos.
Los
mecanismos fisiopatológicos que explican la disnea, al contrario del dolor, son
complejos y pueden coexistir, aunque, de acuerdo a la condición clínica, unos
pueden ser más relevantes que otros. Pero existen denominadores comunes y se
acepta que hay un mecanismo predominante que produce disnea. La experiencia de
la disnea involucra componentes tanto sensoriales (intensidad y
calidad) como afectivos (malestar, angustia) que generalmente impactan o
imponen una carga sobre la capacidad de un individuo para realizar actividades
de la vida diaria (calidad de vida).1
DISNEA Y CONTROL
QUÍMICO (HIPOXEMIA, HIPERCAPNIA, ACIDOSIS)
En
1868, Pfluger observó que la hipoxemia y la
hipercapnia producían disnea, pero consideró de mayor importancia la hipoxemia.
Ocho años después, Haldane y Smith hallaron que
durante la respiración en un circuito cerrado con niveles crecientes de CO2 de hasta 3%
(23 mmHg) tenían disnea, pero no hasta que la
concentración de O2 hubo bajado
al 14%. En 1910, Winterstein introdujo el concepto
del ion H+ como
estimulante de la ventilación y productor de disnea.2
Estos
experimentos fueron revisados a la luz de la posibilidad de determinaciones
gasométricas más confiables.3 El concepto
de ion H+ como
estimulante se mantuvo, pero se definió algo que hoy parece muy obvio: la
disnea es muy intensa con hipoxia hipercápnica;
menos intensa con hipercapnia e hiperoxia; y modesta con hipoxia hipocápnica.3
Este
período culmina con el artículo de Jonathan Meakins
que, en 1923, afirmó que “la disnea es usualmente producida por dos
causas: necesidad de oxígeno y retención de dióxido de carbono, relativa o
absoluta”.3 La
descripción de Meakins merece ser reproducida: “El
uso de oxígeno, por supuesto, no elimina la necesidad de adoptar todos los
demás medios para tratar la insuficiencia cardíaca, y de ninguna manera es
menos importante el descanso físico y mental […]. Es notable cómo los pacientes
mejoran con buena enfermería y comodidad general”. Resulta atractivo
suponer que con estas palabras Meakins se adelantó
varias décadas al concepto multidimensional de la disnea.
Este
marco conceptual de Meakins justificaba ciertas
observaciones clínicas respecto de los efectos agudos de la inhalación de CO2 en sujetos
normales o en pacientes:
1.
Sujetos sanos en actividad física son capaces de identificar la hipercapnia por
inhalación de CO2 si son
instruidos para mantener una ventilación en proporción a su actividad física
(la suma de hipercapnia al ejercicio aumentaría la ventilación y, de no
hacerlo, produciría más disnea).
2.
Diversos estudios mostraron que pacientes con poliomielitis crónica e
insuficiencia respiratoria refirieron disconfort
ventilatorio cuando la PCO2 aumentó en
unos 10-20 mmHg.
3.
Pacientes con lesiones de médula cervical alta y crónicamente ventilados
pudieron detectar elevaciones de la PCO2
con una sensación descrita como “sed de aire”.
Sin
embargo, en los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o
neuromuscular (ENM) con retención crónica de CO2
no era claro en qué medida la hipercapnia se relacionaba con la
disnea:
1.
Pacientes con EPOC o con ENM e hipercapnia crónica pueden tener poca disnea en
reposo.
2.
En otras condiciones clínicas (por ejemplo, asma bronquial), la disnea puede
estar presente con eucapnia y aun con hipocapnia.
3.
De la misma manera, muchos pacientes con hipoxemia no tienen disnea y
viceversa. En tanto, otros mejoran levemente cuando la administración de
oxígeno corrige la hipoxemia.
Claramente,
había en esos tiempos muchas cosas por aclarar y fue recién a principios del
siglo XXI que se comprendió que, si la información de los quimiorreceptores
(hipoxia) y los mecanorreceptores informa una
incapacidad para responder adecuadamente al impulso eferente a los músculos
respiratorios, se produce disnea. Evidencias indirectas sugieren que la hipoxia
genera disnea a través de la descarga corolaria a los
centros superiores, si la ventilación y la PCO2
se limitan a niveles normales.4, 5
DISNEA Y REFLEJOS
(RECEPTORES INTRAVASCULARES, MUSCULARES, NERVIO VAGO)
En
1931, Cullen y cols., a partir de observaciones clínicas,
cuestionaron la explicación de cambios químicos en la sangre como causa de la
disnea. Ya era evidente que esta, a menudo tiene poco o nada que ver con el
deterioro del intercambio gaseoso. Los gases en sangre arterial pueden ser
completamente normales al tiempo que la disnea es considerable. Estos
cuestionamientos originaron la búsqueda de nuevos mecanismos. Se iniciaba la
era de los reflejos neurales.6
En
1932, Harrison y cols. demostraron que la respiración
es estimulada por reflejos mediados por el nervio vago, originados en los
grandes vasos centrales (por aumento de la presión debido a insuficiencia
cardíaca) y en los movimientos musculares.7
Años
después, en 1935, los estudios de Gessel y Moyer definieron el papel de los reflejos en el control de
la ventilación y la disnea.8 Se consideró
que los efectos de combinaciones variadas de impulsos aferentes (físicos y
químicos) podrían, en gran medida, producir la descarga rítmica de los centros
respiratorios de origen reflejo. Pero, por otro lado, no se descartaba la
existencia de un centro de descarga automática bajo la influencia de cambios de
impulso nervioso químicos y físicos.9
En
1938, Christie2 resumía los
conocimientos de este período diciendo que «aunque las condiciones bajo las
cuales la disnea tiene lugar son múltiples, lo que da la impresión de
complejidad, las causas principales son pocas y relativamente simples. Ellas
consisten en disturbios químicos y reflejos. Los disturbios químicos parecen
ser los menos importantes. La disnea es usualmente de origen reflejo». Ese
fue sin duda un intento temerario de simplificación del problema.
DISNEA Y MECÁNICA
RESPIRATORIA
A
principios de este período, se reconoció la relación entre la ventilación
relativa a la capacidad ventilatoria y su relación con la disnea.8 Si la
ventilación se expresa como un porcentaje de la capacidad ventilatoria máxima
(CVM, o MVC en inglés), la ventilación debe reflejar la intensidad del esfuerzo
y de la disnea. El índice ventilatorio (VE/ CVM) se convertiría décadas después
en sinónimo de disnea.10
En
1946, Rahn y Otis pudieron medir la impedancia y las
fuerzas que intervienen en el acto de la respiración en sujetos sanos.10, 11 Su artículo
ha sido clave en la comprensión de la mecánica respiratoria. Pacientes con
insuficiencia cardíaca o con enfisema tenían un trabajo respiratorio 2 a 4
veces mayor que los controles. En 1954, Marshall y cols. sugirieron
que la disnea en pacientes con estenosis mitral y enfisema estaba relacionada
con la presión transpulmonar y no con el trabajo
respiratorio.12
En
su clásico experimento de 1954, Fowler demostró que
la molestia asociada a la apnea voluntaria podía ser aliviada si se le permitía
al sujeto hacer unas pocas respiraciones tomando el aire de una bolsa con
composición de gases igual a la del aire alveolar. Lo sorprendente fue que, si
bien los niveles de hipoxia y de hipercapnia no cambiaban, la maniobra permitía
mantener la apnea por un período de tiempo adicional13
(Figura 1). La implicancia de este estudio fue que la actividad
quimiorreceptora (hipoxia e hipercapnia) parecía no ser la fuente directa de la
sensación que obligaba a terminar la apnea. Otras observaciones estuvieron en
línea con esta idea:
1.
La hipercapnia producida por el agregado de CO2
al aire inspirado produce menos disnea si el patrón respiratorio
consiste en grandes movimientos torácicos.
2.
Inversamente, la disnea aumenta si los movimientos torácicos son limitados
voluntariamente por debajo de los que corresponden a un patrón libre.
Una
observación interesante de Fowler13 fue que “hacia
el final de la apnea voluntaria, se producen fuertes contracciones
involuntarias de los músculos respiratorios y se requiere un considerable
esfuerzo voluntario para continuar la apnea. El alivio subjetivo ocurre
inmediatamente a la ruptura de la apnea, aunque es menos marcado después del
segundo y tercer período de apnea voluntaria”.
Estas
observaciones derivaron en que la disociación entre el impulso químico
para respirar y la ausencia de movimientos torácicos durante la apnea
voluntaria intensifica la sensación de disnea. Durante este período, no fue
posible llegar a un consenso sobre el factor mecánico más relevante que
producía la disnea, pero la idea de que la mecánica de la respiración es
importante para la sensación de disnea está hoy plenamente vigente.
DISNEA Y COSTO DE
OXÍGENO PARA RESPIRAR
En
relación con la mayor facilidad para obtener medidas confiables y relativamente
rápidas del consumo de oxígeno (VO2),
el interés se centró en dilucidar la relación entre la disnea y el costo de O2 para respirar
(VO2resp).
El
VO2resp,
es decir, el oxígeno consumido por los músculos respiratorios (y otros
movimientos asociados a la respiración), es un índice de la energía requerida para
la ventilación. Así, se determinó en primer lugar que este aumenta cuando la
ventilación y la impedancia a la acción de los músculos respiratorios aumenta.8, 14 De hecho,
debido a que el diafragma y, muy probablemente, los otros músculos respiratorios,
obtienen su energía casi en su totalidad mediante el metabolismo oxidativo en
un amplio rango de trabajo respiratorio, los cambios en sus requerimientos
energéticos pueden aproximarse mucho al VO2 total.15
En
1958, Mc Ilroy cierra esta primera etapa diciendo: “Todas
las afecciones en las que se produce disnea, excepto la parálisis respiratoria,
tienen dos características en común: 1) una reducción en la captación máxima de
oxígeno; y/o 2) un aumento en el VO2resp[…]. El VO2resp puede aumentar porque la compliance
o la resistencia de los pulmones o el tórax son anormales o porque la
ventilación durante el ejercicio es anormalmente alta […]. La disnea puede
deberse a un suministro inadecuado de sangre oxigenada a los músculos
respiratorios”.16
Si
bien en esta etapa se desarrolló la relación entre disnea y VO2resp, no fue posible un análisis aislado
de esas variables.17 El
reconocimiento de este hecho llevó al concepto actual según el cual el análisis
debe ser efectuado considerando las mediciones de eventos relacionados con el
metabolismo, la circulación y la respiración, así como los eventos sensoriales
asociados.18 Este nuevo
enfoque lo darían los trabajos de O’Donnell, Mahler, Killian y Jones, entre
otros.2, 18-20
DISNEA E INADECUACIÓN
ENTRE TENSIÓN Y LONGITUD
El
esfuerzo de los músculos respiratorios y la magnitud de la ventilación
necesaria para tareas comunes, como caminar y subir escaleras, dan lugar a
sensaciones que se reconocen como apropiadas. Es posible clasificar con
sorprendente precisión la magnitud de un Vt, la
velocidad de flujo, la presión respiratoria, la resistencia añadida o la
elasticidad. Pero rara vez tiene conciencia de la respiración hasta que los
cambios en las interrelaciones de esfuerzo, tensión, longitud y velocidad dan
lugar a la sensación consciente de inadecuación.10
Las
bases de esta hipótesis estaban presentes desde la época de Fowler,
pero fueron Campbell y Howell quienes sugirieron «que
un desbalance en la relación entre tensión y desplazamiento de los músculos
respiratorios podía ser el mecanismo central para desarrollar disnea».21 De acuerdo a
esta hipótesis, la disnea tiene lugar cuando hay un disbalance
entre el cambio de longitud programada y la longitud alcanzada.
En otros términos, la disnea surge cuando el desplazamiento alcanzado es
menor que el desplazamiento esperado.21-23
Como
se verá luego, esta teoría se ha refinado desde entonces para incorporar el
concepto general de un desajuste entre las señales motoras salientes
(eferentes) hacia los músculos respiratorios y la información entrante
(aferente). El reconocimiento consciente de la inadecuación es omnipresente en
todos los sistemas sensoriales.10 Por tal
motivo, hay ciertas observaciones clínicas que conviene puntualizar:
1.
La sensación de disnea en sujetos normales puede ser evocada respirando a
través de un tubo estrecho o intentando una respiración profunda al mismo
tiempo que alguien hace presión sobre el abdomen. En otros términos, se intenta
mover el tórax y los pulmones, pero hay un impedimento que evita que los
músculos respiratorios se acorten para alcanzar el desplazamiento esperado.
2.
El concepto de falta de adecuación parece ser cierto incluso en ausencia de una
carga mecánica. Cuando se estimulan los centros respiratorios en el sistema
nervioso central y aumenta el impulso para respirar, la disnea parece empeorar
al reducir el movimiento de la pared torácica. Esto sugiere que la falta de
correspondencia entre las señales eferentes que emanan del cerebro y las
señales aferentes que regresan de la pared torácica da como resultado una
sensación de falta de aliento.
3.
El alivio inmediato de la disnea, que permite los movimientos torácicos después
de la ruptura de la apnea voluntaria,13 pero sin mejorar el estado del gas en sangre,
es también consistente con el concepto de falta de adecuación o disociación.
¿Cuáles
son los receptores de esta inadecuación? Si bien ya a finales del siglo XIX, se
reconoció que los órganos tendinosos de Golgi mediaban la sensación de tensión
al tiempo que los receptores articulares lo hacían para desplazamiento
(posición y movimiento), los husos musculares no fueron reconocidos como
mediadores de la sensación de desplazamiento hasta la década de 1960.12 Estos son
abundantes en los músculos intercostales, y sus proyecciones aferentes
conforman reflejos espinales y supraespinales. El
diafragma contiene órganos tendinosos que detectan tensión y ejercen
influencias inhibitorias sobre la actividad respiratoria central.24 Este hallazgo
permitió refinar la teoría de la inadecuación apelando al sistema gamma (fibras
intrafusales).10
Si el programa de acortamiento no se cumple (inadecuación),
esta información llega a áreas sensoriales y aparece la disnea.
El
concepto de falta de adecuación entre tensión y longitud y todas sus
derivaciones resistió el paso del tiempo. Permitió explicar también la disnea
debida a supresión momentánea de la respiración durante la fonación y
deglución, así como el disconfort debido a una
inadecuada interacción paciente-respirador.25
Su sustento aumentaría en décadas venideras con la introducción
del concepto de “copia eferente” o “descarga corolaria”
(corollary discharge)
y con el mapeo cerebral mediante neuroimágenes
funcionales.
DISNEA EN DIFERENTES
PATOLOGÍAS Y CONDICIONES
Los
mecanismos de disnea han sido ampliamente estudiados en la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC).19,
21-23, 26, 28
En los límites de tolerancia, estos pacientes con enfermedad moderada
a grave refieren sistemáticamente que la intensidad del malestar respiratorio
es grave y que cada inhalación no se siente recompensada (inspiración
insatisfecha).2 Los
constructos neurofisiológicos que invocan un desequilibrio demanda/capacidad o
una disociación neuromecánica ofrecen una base
teórica razonable para este descriptor cualitativo dominante de la disnea de
esfuerzo en la EPOC.
Al
incrementarse la gravedad de la EPOC, hay una disminución progresiva de la
capacidad inspiratoria (IC) en reposo como resultado de la hiperinsuflación
pulmonar. Durante el ejercicio, aumenta la ventilación en respuesta a la mayor
demanda metabólica, pero el estado de hiperinsuflación
basal limita el aumento del volumen corriente. La frecuencia respiratoria
aumenta para intentar mantener la VE, pero el resultado es un acortamiento del
tiempo espiratorio y así, mayor hiperinsuflación, lo
que limita aún más la VE (Figura 2).
La
disnea acaece como consecuencia del desacoplamiento neuromecánico
(impulso ventilatorio alto con ventilación efectiva baja) y la estimulación de
los receptores de estiramiento del parénquima pulmonar y de la caja torácica a
causa de la hiperinsuflación. En los pacientes con
menor IC en reposo, se puede alcanzar el límite mecánico más precozmente y la
disnea se volverá intolerable al comienzo del ejercicio. El corolario es que
pequeños aumentos de la IC en reposo después de intervenciones, como la
terapia con broncodilatadores o los procedimientos quirúrgicos o endoscópicos
de reducción de volumen, retrasan la aparición del desacoplamiento neuromecánico crítico y la consecuente disnea intolerable.2, 28, 29
Ante
el incremento de la demanda metabólica, la ventilación aumenta por un
incremento del Vt a expensas del IRV (en mayor
medida) y del ERV. Cuando el Vt alcanza valores
significativos (usualmente un 60% de la FVC), aumentos ulteriores de la
ventilación son por aumento de la frecuencia respiratoria (RR). En pacientes
con EPOC, el IRV basal se encuentra disminuido por atrapamiento aéreo, de
manera que la capacidad de incrementar el Vt se ve
limitada. Esto es compensado con aumento marcado de la RR, que lleva a menor
tiempo espiratorio y más atrapamiento aéreo.
En
pacientes con enfermedad restrictiva del tórax, la mayor elasticidad del
sistema torácico-pulmonar limita el aumento del Vt.
El incremento ventilatorio es principalmente debido a
aumento de la RR.
El
panel de A de la Figura 3 muestra la relación entre disnea y ventilación en
ejercicio incremental en pacientes con EPOC, agrupados en cuatro niveles de
gravedad (Q1 a Q4) según valor de FEV1. Se observa que similares niveles de
ventilación producen más disnea cuanto más grave es la EPOC (según FEV1). Sin
embargo, cuando se normaliza el Vt (panel B) de
acuerdo a la IC (Vt/IC%), hay un punto de inflexión
(70%-80%) que es común a todos los niveles de gravedad a partir del cual la
disnea aumenta notablemente.30
En
el asma bronquial, se han identificado diversos factores que modulan la
disnea, como la velocidad de desarrollo de la obstrucción del flujo de aire, el
uso de medicamentos, el perfil psicológico y la gravedad del asma. Sin embargo,
las diferencias en la intensidad y la calidad de los síntomas intraindividuos e interindividuos
pueden deberse, en gran parte, a la hiperinsuflación
pulmonar dinámica con todas sus consecuencias mecánicas, incluida la carga del
umbral inspiratorio, la distensibilidad dinámica e
IC reducidas, la debilidad muscular y las limitaciones mecánicas críticas en la
expansión de la caja torácica con la disociación neuromecánica
resultante del sistema ventilatorio.
Los
mecanismos detrás de la disnea en la enfermedad intersticial pulmonar (EIP)
no se comprenden por completo y aún no se han estudiado ampliamente.29-31 Sin embargo,
las anomalías de la mecánica ventilatoria, junto con el aumento de su demanda
en relación con la capacidad, contribuyen en gran medida a la intensidad y
calidad de la disnea en estos pacientes. El resultado de esto es que las
intervenciones que disminuyen la demanda ventilatoria, que mejoran la capacidad
ventilatoria, que reducen la carga mecánica o que aumentan la capacidad de los
músculos respiratorios deberían aliviar la disnea.24, 25 El concepto de disociación neuromecánica
es muy relevante en estas condiciones.
A
pesar de sus diferencias obvias, el embarazo y la obesidad comparten
respuestas ventilatorias y perceptivas comunes al estrés fisiológico del ejercicio.31-34 Más del 70%
de las mujeres embarazadas y adultos obesos (por lo demás sanos) refieren disnea
durante las actividades físicas diarias (por ejemplo, subir escaleras). Los
estudios en obesos y en embarazadas apoyan las siguientes conclusiones:
1)
Los factores respiratorios mecánicos/musculares no son una fuente importante de
disnea relacionada con la actividad en el embarazo.
2)
La disnea gestacional refleja la conciencia de un aumento de la VE y del
esfuerzo de los músculos respiratorios que acompaña al aumento del impulso
motor neural (detectado por el aumento de la descarga corolaria
central a las áreas sensoriales del cerebro).
3)
No obstante, el aumento de la disnea durante la actividad física en el embarazo
no puede explicarse fácilmente por factores respiratorios mecánicos/musculares
o un aumento de la respuesta quimiorrefleja central y
presumiblemente también periférica.
La
mayor percepción de disnea relacionada con la actividad experimentada por
muchas personas embarazadas y obesas probablemente refleja la conciencia del
aumento del impulso motor respiratorio neural necesario para soportar los mayores
requisitos ventilatorios del ejercicio en estas poblaciones especiales.32, 33
CONCLUSIONES
Todas
las teorías tuvieron defensores y detractores e, interesantemente, con el
desarrollo de sofisticadas técnicas neurofisiológicas y de imágenes
funcionales ha sido posible jerarquizar cada uno de los mecanismos. Todas han
sobrevivido al paso del tiempo y ninguna puede explicar la disnea de manera unicista en todas las situaciones clínicas, lo cual habla
de la naturaleza compleja y multifactorial del fenómeno.
No
es posible soslayar que los pacientes con EPOC y EPI, además de disnea durante
el ejercicio o en reposo, sufren frecuentemente de otros síntomas, tales como
cansancio general, pérdida de peso, depresión y ansiedad, pérdida de apetito,
náuseas, sequedad de boca e insomnio.34
Por lo tanto, estos pacientes necesitan un enfoque más amplio de
sus síntomas generales que pueden deteriorar aún más la calidad de vida.
PUNTOS CLAVE
1.
A diferencia del dolor, los mecanismos fisiopatológicos que explican la disnea
son complejos y pueden coexistir. De acuerdo a la condición clínica, un
mecanismo puede ser más relevante que otro. Pero existen denominadores comunes.
2.
La explicación de los reflejos neurales surgió para explicar la presencia de
disnea en ausencia de alteraciones gasométricas, pero no fue suficientemente
convincente y se sugirió el rol de la mecánica respiratoria alterada y el costo
de oxígeno para respirar.
3.
Según nuestro conocimiento actual, la disnea se produce cuando existe un
desequilibrio entre la demanda de respiración (impulso neural central)
y la capacidad de respirar (función de los músculos respiratorios):
inadecuación tensión-longitud. Esta explicación ganó aceptación, en parte
porque integró los otros mecanismos y se vio fortalecida por otras técnicas
neurofisiológicas y de imágenes.
Conflicto
de intereses
Los
autores declaran no tener conflicto de intereses
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