Autor : Carnero Echegaray, JoaquÃn1,2,3, Maldonado, Sabina1, Pellicioni, Mercedes1, Ossemani, Santiago1, Maddonni, Paola1
1Hospital General de Agudos José MarÃa Penna, CABA, Argentina.
2Santa Catalina Neurorrehabilitación ClÃnica y Cuidados CrÃticos Crónicos, CABA, Argentina.
3Universidad Abierta Interamericana. CABA. Argentina.
https://doi.org/10.56538/ramr.CDIM9893
Correspondencia : JoaquÃn Carnero Echegaray E-mail: jcarneroechegaray@gmail.com
RESUMEN
Introducción: El decúbito prono fue la estrategia más utilizada en
pacientes con COÂVID-19 e hipoxemia refractaria. Nuestro objetivo fue describir
las características clínicas y evolución de los pacientes
con COVID-19 grave que requirieron este procedimiento. Evaluar la
relación entre factores de riesgo y mortalidad.
Material y métodos: Estudio descriptivo retrospectivo observacional. Se incluyeron los
pacientes mayores de 18 años con COVID-19 bajo asistencia respiratoria
mecánica que requirieron decúbito prono. Se efectuó
seguimiento durante 28 días. Se registraron las complicaciones asociadas
al decúbito prono. Se analizaron factores asociados a la mortalidad
utilizando regresión de Cox.
Resultados: Se realizó decúbito prono en 28 pacientes. La edad promedio
fue de 52,43 años y una mediana de índice de Charlson
de 1 [0,00, 2,00]. La mediana de días de asistencia respiratoria
mecánica fue de 17,00 [RIQ 13,00, 23,00] y un 28,6% logró ser extubado. La mediana de días en UTI fue de 19,50
[RIQ 14.00, 23.50] con una mortalidad del 53,6%. El 35,7% necesitó dos
ciclos de decúbito prono con una duración predominante de 24-36
h. El 89,4% tuvo lesiones de úlceras por presión. Los que
fallecieron tuvieron menos días de UTI (16 vs. 28; p = 0,006) y solo
uno de ellos había logrado ser extubado (1 vs.
7, p = 0,011). No se encontraron factores asociados a la mortalidad en
la regresión de Cox.
Conclusión: La población estudiada resultó predominantemente masculina y
de edad promedio cercana a la quinta década de vida, con una mortalidad
aproximada al 50%. No se encontró relación
estadísticamente significativa entre factores de riesgo y mortalidad.
Palabras claves: COVID-19, Terapia intensiva, Decúbito prono, Úlceras por
presión
ABSTRACT
Introduction: Prone positioning
(PP) was the most used strategy in patients with COÂVID-19 and refractory
hypoxemia. Our objective was to describe the clinical characterÂistics and
evolution of patients with severe Covid-19 who required this procedure. Also to
evaluate the relationship between risk factors and mortality.
Materials and method: Observational retrospective descriptive study. Patients older than 18
years old with COVID-19 under mechanical ventilation (AVM) who required PP were
included. Follow-up was carried out for 28 days. Complications associated with
PP were recorded. Factors associated with mortality were analyzed using Cox
regression.
Results: Prone position was performed in 28 patients. The average age was 52.43
years and a median Charlson Score of 1 [0.00, 2.00]. The median number of days
of AVM was 17.00 [IQR 13.00, 23.00] and 28.6% managed to be extubated. The
median number of days in the ICU was 19.50 [IQR 14.00, 23.50] with a mortality
of 53.6%. 35.7% needed 2 PD cycles with a predominant duration of 24-36 hours.
89.4% had pressure ulcers. Those who died spent fewer days in ICU (16 vs 28;
p=0.006) and only one of them had managed to be extubated (1 vs 7, p = 0.011).
No factors associated with mortality were found in the Cox regression.
Conclusion: The study population consisted predominantly of males in an average age
close to the fifth decade, with an approximate mortality of 50%. No
statistically significant relationship was found between risk factors and
mortality.
Key words: COVID-19, Care units intensive, Prone position, Coronavirus SARS,
Decubitus ulcers
Recibido: 31/12/2022
Aceptado: 14/02/2023
INTRODUCCIÓN
Desde comienzos del 2020 la nueva enfermedad COVID-19,
causada por el virus SARS-CoV-2, ha superado a la unidad de terapia intensiva
(UTI) en todo el mundo con grandes volúmenes de pacientes
críticamente enfermos; han sido reportados hasta octubre del año
2021 unos 238 390 000 casos con 4 859 000 fallecidos en todo el mundo.1 La infecÂción
por COVID-19 afecta el sistema respiratorio y causa un síndrome de
dificultad respiratoria aguda (SDRA) en el 61%-81% de los pacientes, con
neumonía intersticial bilateral grave que requieren cuidados intensivos.2, 3
La información epidemiológica sobre pacientes
con COVID-19 grave en poblaciones de ingresos bajos y medianos ha sido escasa,
aunque algunos países latinoamericanos con bases de datos a nivel
nacional han reportado información valiosa.4, 5 En Argentina, la Sociedad Argentina de Terapia
InÂtensiva lanzó un estudio multicéntrico
de cohorte prospectivo con el objetivo de describir caracteÂrísticas
epidemiológicas, clínicas, tratamientos recibidos y resultados en
pacientes con COVID-19 que requirieron ventilación mecánica
invasiva6 durante el
primer brote de la pandemia que ha sido de gran aporte para afrontar el segundo
rebrote en nuestro país.
La marcada disminución de la mortalidad en varios
estudios realizados en los últimos 15 años,7
apoyan el uso del decúbito prono (DP) junto con la
estrategia de ventilación protectiva pulmonar
como parte del tratamiento de la hipoxemia refracÂtaria en el SDRA.8 La respuesta
puede diferir de un paciente a otro, pero el DP da como resultado mejoras en la
mecánica respiratoria, el intercambio de gases y una disminución
en la heterogeneidad pulmonar, lo que potencialmente disminuye el riesgo de
desarrollo de lesión pulmonar inducida por la ventilación
mecánica.9
Sin embargo, la posición de decúbito prono
no está exenta de complicaciones y estas podrían inÂcluir extubación no planificada, extracción accidenÂtal
de catéteres arteriales o venosos, inestabilidad hemodinámica,
lesión del plexo braquial, lesiones corneales y úlceras por
presión (UPP).10,
11
La UTI constituye un área de riesgo para el
desarrollo de lesiones por presión. Los pacientes en su mayoría
tienen afectación del estado de conciencia por efectos de drogas analgosedativas; presencia de numerosos catéteres,
vías de acceso y sensores de monitoreo, que pueden quedar mal
posicionados; exceso de humedad que aumenta cinco veces el riesgo de
desarrollar UPP;12 alteÂración
de la oxigenación tisular por falla en la relación
ventilación/perfusión pulmonar y uso de drogas vasoactivas que producen vasoconstricción reduciendo
el flujo capilar periférico. Además, el paciente crítico
sufre cambios metabólicos que pueden llevarlo a un balance nutricional
negativo e hipoalbuminemia con el consiguiente aumento del edema.13 En su
análisis sobre complicaciones del DP de Ponsetti
y cols., concluye que hay meÂnos UPP en aquellos pacientes que han recibido un
aporte nutricional adecuado, aunque resultó muy elevado el porcentaje de
pacientes pronados que sufrieron malnutrición
(82,9%) durante su internación en UTI.10
Todos resultan ser factores que predisponen a la formación
y dificultad de cicatrización de las UPP.
El objetivo primario de nuestro estudio fue descriÂbir
tanto las características clínicas y demográficas como la
evolución de una cohorte de los pacientes con COVID-19 grave que
requirieron DP e identiÂficar la prevalencia de las complicaciones asociadas a
este procedimiento, como así también evaluar la relación
entre factores de riesgo y mortalidad.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se llevó a cabo un estudio descriptivo
retrospectivo obserÂvacional durante el período del 15 de mayo de 2021
al 27 de julio del 2021, en el Hospital General de Agudos José
María Penna.
La muestra se recolectó en el sector de la guardia
y las unidades de terapias intensivas organizadas para poder abastecer la
demanda en este período.
Se realizó un seguimiento de los pacientes durante
28 días desde su ingreso a la UTI.
Se incluyeron los pacientes mayores de 18 años con
COVID-19 que necesitaron asistencia respiratoria mecánica (ARM) al
ingreso a la UTI y requirieron DP como maniobra de rescate a la hipoxemia
refractaria. Se excluyeron los pacientes que presentaban datos faltantes en las
variables de resultado para el análisis y aquellos que presentaban
estado de indigencia, por lo cual no se pudo recolectar la información
necesaria.
La recolección de datos fue realizada a
través de fuentes secundarias como las historias clínicas de los
pacientes y la planilla confeccionada por el servicio de kinesiología
del hospital específicamente para este estudio. No se incluyeÂron los
datos personales de los pacientes, sino que fueron codificados utilizando
números correlativos a partir de la fecha en que ingresaron.
Variables registradas
Fueron registrados los datos demográficos y las
característiÂcas clínicas de los pacientes, incluida la fecha de
intubación, edad, sexo, obesidad (índice de masa corporal >30)
e índice de comorbilidad de Charlson (ICC).
En cuanto a las variables relacionadas con las complicaÂciones
del DP se recogieron la siguientes:
– Las asociadas a la maniobra de rotación
(provocadas duÂrante el procedimiento): extubación
accidental, pérdida de vías.
– Las asocias por el período de estancia en dicha
posición: UPP, localización, lesiones corneales, edema facial,
lesión de hombro (lesiones desarrolladas por cuidados y períodos
prolongados de DP) y acceso venoso dificultado (complicaÂción por la
cual los pacientes se deben retornar al decúbito dorsal para poder tener
un mejor acceso a la colocación de vías).
– Las asociadas a la hemodinamia:
Inestabilidad hemodináÂmica (desarrollada como respuesta a la maniobra).
El registro de las UPP, a su vez, se dividió en
tórax, rodilla, frontal orbicular, pie, mentón, tibia,
húmero y nariz.
El resto de las variables relacionadas con la
pronación fueron la cantidad de ciclos de DP (se registró hasta
un máximo de seis ciclos), duración de cada ciclo (se determiÂnaron
cuatro grupos según el tiempo que estuvieron en DP; 6 h-8 h, 12 h-16 h,
24 h-36 h, 48 h-72 h).
Además, se recogieron datos relacionados con la
estadía: días de ARM, días de estadía en UTI,
desvinculación del ARM, extubación, traqueostomía, decanulación,
condición al alta de UTI (vivo/muerto).
Luego se dividió la muestra en pacientes vivos y
muerÂtos en donde se compararon las mismas variables antes mencionadas.
Se evaluaron probables factores de riesgos explicativos
de la mortalidad en nuestra cohorte de pacientes. Entre ellas, se incluyeron:
edad, sexo, ICC, obesidad, ciclos de prono, extubación
y traqueostomía.
Procedimiento
Con el objetivo de estandarizar los cuidados, se
aplicó un protocolo de DP en pacientes COVID-19 que abarcó desde
los criterios clínicos para instalar el decúbito, la
realización del procedimiento y su finalización.
Antes de considerar el DP, cada paciente fue ventilado
con una estrategia de ventilación protectora (volumen coÂrriente 6-8 mL/kg de peso predicho, PEEP titulada, presión
meseta <30 cmh2O,
presión de trabajo <16 cmh2O y FiO2
con un objetivo de SpO2
88%-92%).9 Cuando, pese a esta estrategia ventilatoria,
la PaO2/FiO2 fue <150
con FiO2 > 0,6 el
paciente fue sometido al cambio de DP.
Considerando las condiciones críticas de los
pacientes con COVID-19, al menos cuatro profesionales de la salud y un
líder de equipo experimentado (médicos, kinesiólogos y
enfermeros) fueron necesarios durante la maniobra para coordinar cada paso, a
fin de minimizar todos los riesgos posibles.
Análisis estadístico
Las variables continuas se describieron como media y
desviación estándar o mediana (Mn) y rango intercuartilo
(RIQ 25:75), según corresponda a partir de la prueba de normalidad de Lilliefors. Las variables categóricas se reÂportaron
como frecuencia y porcentaje. La comparación entre los diferentes grupos
se realizó utilizando la prueba de Student, Wilcoxon, o exacto de Fisher. Se llevó a cabo una
regresión de Cox en busca de factores de riesgo asociados a la
mortalidad.
RESULTADOS
Entre el 15 de mayo del 2021 y el 27 de julio del 2021,
ingresaron a la UTI 50 pacientes con diagnóstico de COVID-19, de los
cuales, 45 (90%) requirieron ARM, y 28 pacientes tuvieron la neceÂsidad del DP
para el tratamiento de la hipoxemia refractaria; en total conformaron la
muestra final (Figura 1).
La cohorte de pacientes que requirieron DP
presentó una edad media de 52,43 (±9,54) años, con una
mayoría del sexo masculino (75%), una media de índice de Charlson de 1 [0,00, 2,00] y un 50% (14) presentaba
obesidad. La mediana de días de ARM fue de 17,00 [RIQ 13,00, 23,00] y un
28,6% (8) logró ser desvinculado y extubado en
la UTI. El 14,8% (4) necesitó ser traqueostomizado
por ventilación mecánica prolongada. La mediana de días de
internación en la UTI fue de 19,50 [RIQ 14,00, 23,50] con una mortalidad
del 53,6% (15). El 35,7% (10) de los pacientes necesitó dos ciclos de DP
debido a la escasa respuesta a la maniobra, con un intervalo de tiempo
predominante desarrollado en todos los ciclos de 24-36 h (Tabla 1.1). Las lesioÂnes
por UPP fueron las mayores complicaciones con un 89,4% (25). Las UPP más
frecuentes fueron en un 67,9% (19) de los pacientes edema facial; un 57,1% (16)
desarrolló lesiones en la rodilla; y un 60,7% (17), lesiones frontoorbiculares. Con respecto a las complicaciones
producidas durante el procedimiento de la maniobra, ningún paciente
presentó extubación accidental o retiro
accidental de vías (Tabla 1.2).
Se compararon las mismas variables descritas entre los
grupos de pacientes que a los 28 d de seguimiento se encontraban vivos o
muertos. Se encontró que aquellos que fallecieron tuvieron menos
días de internación en la UTI (16 vs. 28; p = 0,006) y
solo uno de ellos había logrado ser extubado
(1 vs. 7, p = 0,011). (Tabla 2).
No se encontraron factores de riesgo asociaÂdos a la
mortalidad en la regresión de Cox sobre los pacientes que requirieron
decúbito prono (Tabla 3).
DISCUSIÓN
El rebrote de casos por COVID-19 en el año 2021 en
Argentina trajo consigo algunas diferencias sobre las características
clínico-demográficas que presentaban los pacientes en el primer
período de la pandemia en nuestro país.
El porcentaje de pacientes que requirieron ARM y,
posteriormente, DP como maniobra frente a la hipoxemia refractaria es
consistente con lo publiÂcado hasta el momento.6,14-17
Si bien el sexo masculino fue el predominante en nuestra
cohorte y lo que se ve reflejado también en la bibliografía,18 tanto la edad
como el ICC difieren con algunos trabajos. Nuestra mediana de edad (52,43
años) se ve moderadamente por debajo de lo demostrado tanto en nuestro
país como en EuroÂpa.6,15,19 Esto se lo
debemos a que, posiblemente, el retraso del programa de vacunación haya
expuesto principalmente en esta «segunda ola» a personas más
jóvenes, y resguardado a los gerontes. Esto poÂdría
explicar, además, porqué nuestro valor del ICC también es
bajo con respecto a los descripto hasta el momento. Estensoro y cols., en el
único estudio multicéntrico
desarrollado en Argentina sobre pacientes con COVID-19, halló que el ICC
es un predictor independiente de mortalidad. Cabe desÂtacar que si bien, solo
el 25% de su muestra tenía nuestro mismo rango etario y un gran
porcentaje de los pacientes analizados fue pronado,
el análisis se realizó sobre la totalidad de los pacientes.6
Un metaanálisis
desarrollado en Estados Unidos a cargo de Popkin y
cols. encontró que la obesidad era un predictor de mortalidad en
pacientes afectaÂdos por COVID-19.20 Si bien en
nuestro estudio la mitad de los pacientes tenían un BMI > 30, estos
no se vieron relacionados con este resultado, sin diferencias,
además, entre el grupo de los vivos y muertos a los 28 d.
A lo largo de los años se han
informado datos muy diversos sobre las complicaciones relacionaÂdas a la
pronación en pacientes con SDRA. En el trabajo de Curley
y cols.,21
no se registró ningún incidente crítico en
más de 200 procedimientos de DP. En el estudio de Mancebo y cols., que,
si bien describe una alta incidencia de complicaciones, donde registraron un
7,9% de extubaciones no planificadas, ninguno tuvo
como consecuencia la muerte.22 Sin embargo, Araúja y cols., en su revisión
panorámica, hallaron que, el 67% reveló complicaciones en la
utilización del DP. Entre esas complicaciones, las de mayor incidencia
fueron exÂtubación accidental (78%),
lesión por presión (50%) y edema facial (50%)23.
Los pacientes pronados pueden presentar mayor riesgo
de desplazamiento y de torsión del tubo orotraqueal
debido a la confiÂguración espacial de la posición con
relación a las vías respiratorias, lo que conduce a una
dilatación de estas debido a la acción gravitacional sobre las
estructuras anatómicas locales, lo que lleva así a la
extubación.24 En comparación con la
incidencia relativamente alta (13,3%) observada en el estudio de Guérin y cols.,7 en nuestra cohorte, no se
regisÂtraron extubaciones accidentales, el
conocimiento detallado de la maniobra y la realización por parte de un
equipo multidisciplinario puede haber colaÂborado con este resultado.
La prevalencia sustancialmente mayor de UPP
en nuestra muestra en comparación con otros estuÂdios puede explicarse
por una situación multicauÂsal.25-28 La condición de
gravedad, la concurrencia de varios factores (nutrición inadecuada,
hipoxeÂmia tisular, humedad de la piel, uso de inotrópicos, horas de
prono, etc.) que padecen estos pacientes en su estadía en la UTI, la
relación alta demanda laboral / agotamiento físico y
psicológico del perÂsonal, pueden haber jugado en detrimento de la
calidad en la atención, en alguna medida, lo que explica el alto
porcentaje de UPP. Esto muestra que mejores medidas de prevención y
atención pueden tener un impacto en las tasas de complicaciones
más bajas.29 La presencia de UPP fue
identificada como un predictor independiente de mortalidad en pacientes con
ARM,30
aumentan el tiempo de estadía hospitalaria y recargan el
presupuesto del sistema de salud y constituyen un indicador de calidad de
atención,31 por lo que se desprende la
importancia de estandarizar registros, cuidados y estrategias de
prevención.
La frecuencia de las úlceras por
presión enconÂtradas en nuestro estudio es mayor que las inforÂmadas en
dos revisiones sistemáticas en las que las úlceras por
presión se produjeron en el 34% y el 43% de los casos, respectivamente.32-34
Desde el punto de vista clínico, consideramos que hubiera
sido importante diferenciar las úlceras por presión en
función de la gravedad y la extensión, teniendo en cuenta los
diferentes impactos que tienen en términos de tratamiento y la
morbilidad del paÂciente. Además, en nuestro estudio, las úlceras
por decúbito se desarrollaron en pacientes sometidos a múltiples
maniobras de DP y que permanecieron en dicha posición durante más
de 24 h consecutiÂvas. Es importante destacar que todas las úlceras por
presión fueron de grado I y II, y no se detectaÂron úlceras de
alto grado (III y IV). Las úlceras por presión de bajo grado
tienen consecuencias menos graves y ninguno de nuestros pacientes
necesitó cuidados o tratamientos especiales. Una vez que su
condición mejoró y ya no se realizó el DP, la piel se
recuperó por completo en todos los pacientes. Cabe destacar que, a pesar
de no haber significaÂción estadística entre la aparición
de UPP y las horas de pronación, sí se observa una tendencia. El
edema facial estuvo presente en un alto porcentaje de pacientes, pero
mejoró rápidamente al volver al decúbito supino.
En relación con los factores de
riesgo, las conÂdiciones preexistentes, la edad y el ICC, junto con las
alteraciones fisiológicas (alteraciones en la oxiÂgenación,
presencia de hipotensión, acidosis, daño renal agudo y
activación de la coagulación) y las variables de
ventilación mecánica, fueron predictoÂres independientes de
mortalidad hospitalaria, en el estudio argentino SATICOVID.6 Al
igual que en Perú, en donde Vences y cols. hallaron que la morÂtalidad
se vio asociada a la edad (pacientes mayores a 60 años), a los
marcadores inflamatorios y al compromiso pulmonar.35 Sin embargo, en
nuestro análisis no encontramos factores riesgo asociados a mortalidad,
pensamos que posiblemente esto sea causa del rango etario de los pacientes
ingresados previamente discutido, sin dejar de lado al escaso tamaño de
la cohorte analizada.
Si bien este es el primer registro y
análisis que se realiza en nuestro hospital sobre pacientes con COVID-19
críticamente enfermos, este estudio presenta dentro de sus principales limitaciones,
el tamaño de la muestra y su carácter unicéntrico,
así como el sesgo propio del análisis retrospectivo, sujeto a la
calidad de la información recogida.
Durante la pandemia, el uso extensivo de la
posición prona en un gran número de pacientes críticos,
representó el mayor desafío para el equiÂpo de salud en la unidad
de cuidados intensivos,11 y ofreció una oportunidad
única para refinar los protocolos clínicos, establecer con mayor
precisión la prevalencia de efectos adversos y complicaciones e
identificar posibles áreas de mejora en la impleÂmentación de
esta importante intervención.14
CONCLUSIÓN
La población estudiada resultó
predominantemenÂte masculina y de edad promedio cercana a la quinÂta
década de vida, con una mortalidad aproximada al 50%. Para mejorar el
manejo de los pacientes de la UTI con COVID-19 críticamente enfermos en
este contexto pandémico, la presencia de un equiÂpo multidisciplinario
experimentado y dedicado implicaría una mejora en el procedimiento, lo
que tendría como resultado una posible disminución de las
complicaciones graves inducidas por la pronación. Por otro lado, la
prevalencia de comÂplicaciones menores (lesiones por presión)
podría estar relacionada con la gravedad del COVID-19, sin una
asociación clara con la pronación, lo que sugiere una
combinación de múltiples mecanismos patogénicos.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún
conflicto de intereses.
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