Autor : Cassetti, Isabel1-2
1 Helios Salud 2 Funcei
https://doi.org/10.56538/ramr.BKVD7417
Correspondencia : Isabel Cassetti. E-mail: isabelcassetti@gmail.com
Al mes de septiembre de 2022 se han registrado 609 031
330 casos de infección por COVID-19 a nivel mundial, con aproximadamente
6 515 452 muertes; EE. UU. es el país1 con mayor número de
casos diagnosticados (288 583 por millón de personas) con un total de 1
046 733 muertes, seÂguido por India y Brasil. Según algunas fuentes,
Ecuador reporta aproximadamente 998 202 casos, 35 876 muertes, lo que
corresponde a 57 182 casos por millón de personas. Ha sido un
desafío para los sistemas de salud en todo el mundo. En esa avalancha de
casos, es comprensible la premura por generar una terapéutica efectiva y
esto llevó a una mayor flexibilidad de las agencias regulaÂdoras en
cuanto a los requerimientos técnicos y metodológicos para la
aprobación de drogas; todo ello llevando algunas veces al uso de
terapias que, en otros momentos, no habrían sido aprobadas por la falta
de información y sus costos. El caso concreto de los inhibidores de la cinasa
asociada a Janus (JAK) 1/2 es paradigmático.
Aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos (2012) y la
Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (2011) para el
tratamiento de la MielofiÂbrosis y la Policitemia vera (2014)2
se comenzó a usar en pacientes con diagnóstico de
infección por COVID-19 en la mayoría de casos, bajo la figura de
uso compasivo, con el apoyo de estudios pequeÂños, algunos de ellos sin
aleatorización o con otras múltiples falencias y se
recurrió en algunos casos a explicaciones fisiopatológicas y uso
de marcadores subrogados de cuestionada efectividad. En ese mismo sentido, se
realizaron estudios en los que se compararon terapéuticas posiblemente
efectivas para la COVID-19 con algunas que ya mostraban efectividad (como los
corticoides); y, en otros casos, se compararon las nuevas terapias con otras
que no habían demostrado un beneficio real o que, por lo menos, dejaban
muchas dudas al respecto (como la hidroxicloroquina),
con lo que se generó un sombrío panorama informativo, en el cual
pocas conclusiones confiables podíamos obtener, así miles de
artículos publicados en el mundo y pocos de buena calidad.
Afortunadamente el tiempo mostró que algunas de estas
terapéuticas, al parecer, sí mejoran desenlaces importantes, como
los inhibiÂdores de JAK 1/2, los cuales, incluso en revisiones
sistemáticas, parecen reducir la mortalidad por todas las causas (al
día 28 y día 60) comparados con cuidado estándar,3 hecho que ha
sido destacado. El tiempo y la ciencia darán un panorama más
claro acerca de la eficacia y seguridad de estos tratamienÂtos para que podamos
trasladar estos resultados a los pacientes en nuestra práctica diaria,
siempre teniendo en cuenta la categorización que hagamos de su
enfermedad.
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https://doi.org/10.1002/14651858.CD015209