Autor : Rey, Darío R 1, Szwarstein, Pablo 2
1 Director Carrera de Especialistas en Neumonología. Facultad de Medicina U.B.A. 2 Jefe de Trabajos Prácticos. Carrera de Especialistas en Neumonología. Facultad de Medicina UBA.
https://doi.org/10.56538/ramr.ATYL8360
Correspondencia : Darío R. Rey E-mail: darioraul.rey@gmail.com
RESUMEN
Se presenta un caso de bronquitis aguda confundido como
neumonía de la comunidad en Emergencias Médicas con un lipoma pre
existente de pericardio.
Se realizan consideraciones sobre los lipomas en
tomografías, incidencia y diagnósticos diferenciales, así
como su confusión por profesionales no avezados en imágenes.
Palabras clave: Neumonía, Lipoma, Errores diagnósticos
ABSTRACT
We present a case of acute
bronchitis misdiagnosed as community-acquired pneumonia in Medical Emergencies
with a pre-existing pericardial lipoma.
Considerations are made regarding
lipomas in tomography, their incidence, and differential diagnoses, as well as
the confusion that can arise among professionals who are not well-versed in
imaging.
Key words: Pneumonia, Lipoma, Diagnostic Errors
Recibido: 10/01/2024
Aceptado: 17/03/2024
CASO CLÍNICO
Paciente EBA, Masculino de 67años de edad.
En diciembre de 2017, consulta porque presenta disnea
mMRC I-II asociada a tos poco productiva y expectoración escasa de tipo
mucoso. Tabaquismo: veinticinco paquetes /año habiendo cesado por su
voluntad hace 2-3 años. SO2
96 %. En la auscultación presenta MV globalmente
disminuido sin ruidos agregados.
Se solicita un examen funcional respiratorio (EFR) y una
tomografía computarizada de tórax (TC) para evaluar el grado de
incapacidad provocada por el hábito tabáquico Se medica con
vilanterol + umeclidinio x1. Se realiza un control en 25-30 días.
Concurre a nueva consulta con estudios y buena
evolución de su enfermedad de base. El EFR presenta Valores dentro de
parámetros normales: CVF 4670 (127 %): FEV1 3460 (128 %); Tiff 100
%.
La TC (Figura 1) revela signos de enfisema centrolobulillar
incipientes que se correlacionan con los hallazgos funcionales. Hernia hiatal y
lipoma de pericardio (hallazgos incidentales y asintomáticos)
localizados en región para cardíaca izquierda.
Completó el tratamiento antibiótico con
buena evolución.
COMENTARIO
El lipoma constituye el tumor mesenquimatoso benigno
más frecuente de la economía. De carácter único o
múltiple, puede exteriorizarse como un tumor subcutáneo o
visceral.
Estos últimos, los viscerales, son asimismo poco
frecuentes y el tamaño, término medio, tiende a ser mayor que el
de los lipomas cutáneos. Estos lipomas se objetivan mediante
imágenes no invasivas, como TC, ecografías, resonancia
magnética nuclear (RMI), o hallazgos incidentales de autopsia. Habitualmente
son asintomáticos, pero su tamaño y localización instituye
el tipo de síntomas, como disnea, tos y dolor relacionados con la
compresión de estructuras vecinas. Los estudios no invasivos mencionados
pueden hacer sospechar con cierta certeza si se trata de lipoma o de
liposarcoma. A modo de ejemplo un lipoma es homogéneo y posee una
densidad entre –30 y –100 unidades Hounsfield (UH), en tanto que un liposarcoma
es heterogéneo y presenta alrededor de -30 UH.1, 2
Los lipomas torácicos son raros y los tumores
primarios del pericardio ya sean malignos como benignos son excepcionales, con
una prevalencia de 0,001 %-0,007 %, lo que representa entre el 6,7 % y el 12,8
% de todas las cardiopatías primarias de etiología
neoplásica. Aproximadamente el 90 % de ellos son benignos.3, 4
Las masas pericárdicas benignas más frecuentes
son el hemangioma, quiste celómico, lipoma o teratoma. El tumor
pericárdico maligno más frecuente es el mesotelioma, mientras que
menos comunes son el tumor neuroectodérmico primitivo, el linfoma y el
sarcoma. Las neoplasias metastásicas del pericardio están
relacionadas con tumores primitivos de hueso, mama o pulmón.
Su etiología sigue siendo desconocida. Se ha
determinado una asociación con reordenamientos genéticos en el
cromosoma 12 con una anormalidad en el gen de fusión HMGA2-LPP en casos
de lipomas solitarios.5 Steger
menciona que la frecuencia de lipomas sobre liposarcomas sería
aproximadamente120:1.6
En oportunidades presentan signo sintomatología
clínica. Bonamini y col describen un paciente que presentó
cardiomegalia grave y taquicardia paroxística supraventricular. Una RMI
mostró un gran lipoma intrapericárdico con dos cavidades internas
comunicadas con la cámara ventricular derecha y atravesando un defecto
parietal. El ventrículo derecho fue parcheado y la masa parcialmente
removida. La cirugía concertada con medicación
antiarrítmica resultó exitosa en el corto plazo.7
En otras ocasiones, su tamaño es considerable y se
exterioriza por una importante disnea, que simula un derrame pericárdico
o como hallazgo incidental de un estudio eco cardiográfico.8-10
Para finalizar, en relación con el caso que se
describe, y vinculado con la experiencia o falta de práctica de quien lo
examina, siguiendo a Raoof y cols. debemos recordar lo siguiente:11
La TC permitió conseguir imágenes con
visualización mejorada de anomalías en comparación con la
Rx tórax) al optimizar el “contraste” y eliminar la superposición
de estructuras, lo que permite una mejor visualización de las
vías respiratorias, el mediastino y la vasculatura pulmonar.
La TC es utilizada considerablemente en la
práctica cotidiana, hasta excluir a veces, la Rx tórax. Como
consecuencia, el arte de leer estas últimas es factible que disminuya
con el tiempo.
La mayoría de los médicos no tienen tanta
experiencia como los radiólogos o neumonólogos en la
interpretación de la Rx tórax. Un radiólogo o un
neumonólogo ejercitados suelen descubrir en 0,5 s el 70 % de las
anomalías basados en la detección gestalt.
Es importante considerar que, incluso usando un
metódico enfoque de lectura, se pueden soslayar del 10 % al 15 % de las
lesiones (falsos negativos), lo que equivale aproximadamente a igual
tasa de falsos positivos.
En resumen, “el ojo no ve lo que la mente no conoce”.
Esto destaca la importancia de la interpretación conjunta del
radiólogo y el neumonólogo experimentados. Puede restringir la
precisión diagnóstica, la ausencia de información
clínica por parte del solicitante o la negligencia del radiólogo
al no leer las sospechas del estudio.
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