Autor : Falduti, Alejandra11, Catini, MarÃa Eugenia1, Chiappero, Guillermo1
1 Hospital General de Agudos Juan A. Fernández, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
https://doi.org/10.56538/ramr.PUXT4399
Correspondencia : Alejandra Falduti E-mail: alejandrafalduti13@gmail.com
RESUMEN
Introducción: Los pacientes con neumonía grave por COVID-19 pueden requerir inÂtubación
orotraqueal, ventilación mecánica
prolongada, y traqueostomía. La presencia de
una cánula de traqueostomía no implica
por sí misma el desarrollo de disfagia, pero la frecuencia de disfagia
en estos pacientes es alta con riesgo de aspiración.
Objetivo: Describir la prevalencia disfagia orofaríngea
en pacientes que requirieron traqueostomía
luego de ventilación mecánica prolongada secundaria a COVID-19,
valorada mediante un método instrumental. Como objetivo secundario,
evaluar la asociación entre la presencia de disfagia y variables
clínico-demográficas, duración de la ventilación
mecánica invasiva, días de vía aérea artificial,
presencia de lesiones laríngeas y días de estadía en
terapia intensiva.
Material y métodos: Estudio observacional, longitudinal y retrospectivo, realizado en el
hospital Juan A. Fernández, CABA, Argentina. Se incluyeron de manera
consecutiva pacientes con diagnóstico de COVID-19 traqueostomizados.
La presencia de disfagia se valoró mediante estudio endoscópico
de la deglución al momento de la decanulación.
Resultados: Un total de 69 pacientes traqueostomizados en
proceso de decanulación ingresaron al estudio.
De ellos, 65 pacientes fueron analizados y evaluados mediante endoscopía
de la deglución y cincuenta se diagnosticaron con disfagia (76,9 %). La
meÂdiana de días de traqueostomía fue
de 32; al comparar los días de traqueostomía
entre el grupo sin disfagia (mediana veintiún días) y el grupo
con disfagia (mediana 36), se observaron diferencias estadísticamente
significativas entre ambos grupos (p = 0,015).
Conclusión: La disfagia orofaríngea fue prevalente en
esta cohorte de pacientes con COVID 19. Los pacientes que tuvieron más
días de traqueostomía hasta la decanulación se asociaron significativamente con el
desarrollo de disfagia.
Palabras claves: COVID-19, Decanulación, Deglución,
Disfagia, Lesiones laríngeas
ABSTRACT
Introduction: Patients with severe COVID-19 pneumonia may require orotracheal
intubation, prolonged mechanical ventilation, and tracheostomy. The presence of
a tracheostomy cannula does not contribute by itself to the development of
dysphagia, but the frequency of dysphagia in these patients is high and with
risk of aspiration.
Objective: To describe the prevalence of oropharyngeal
dysphagia in patients who required tracheostomy after prolonged mechanical
ventilation secondary to COVID-19, assessed by an instrumental method. As a
secondary objective, to evaluate the asÂsociation between the presence of
dysphagia and clinical-demographic variables, the duration of invasive
mechanical ventilation, days of artificial airway, presence of laryngeal
injuries, and length of stay in the Intensive Care.
Methods: Observational, longitudinal, retrospective study conducted at the
Hospital Juan A. Fernández, Autonomous City of
Buenos Aires (CABA), Argentina. TracheosÂtomized
patients diagnosed with COVID-19 were consecutively included in the study. The
presence of dysphagia was assessed by an endoscopic study of swallowing at the
time of decannulation.
Results: A total of 69 tracheostomized patients
undergoing decannulation were included in the study.
65 of these patients were evaluated through swallowing endoscopy, and 50 were
diagnosed with dysphagia (76.9%). The median number of tracheostomy days was
32. When comparing tracheostomy days between the group without dysphagia
(median of 21 days) and the group with dysphagia (median of 36 days),
statistically significant differences were reported between both groups
(p=0.015).
Conclusion: Oropharyngeal dysphagia was prevalent in this cohort of COVID-19 paÂtients. A
significant association was found between patients with more tracheostomy days
until decannulation and the development of dysphagia.
Key words: Covid-19, Decannulation, Swallowing, Dysphagia,
Laryngeal injuries
Recibido: 12/12/2023
Aceptado: 15/03/2024
INTRODUCCIÓN
La traqueostomía (TQT)
es uno de los proceÂdimientos más frecuentemente realizado en la Unidad
de Terapia Intensiva (UTI), con una preÂvalencia del 10 % al 15 % de los
pacientes ventilaÂdos en una unidad polivalente.1,2 Las indicaciones más frecuentes
incluyen la ventilación mecánica prolongada, facilitar el acceso
para una adecuada higiene bronquial, la prevención de lesiones laÂríngeas
secundarias a la intubación orotraqueal (IOT)
y como tratamiento de la obstrucción de la vía aérea
superior.3 Como ventaja
podemos mencioÂnar que facilita la alimentación oral, la
fonación, el bienestar del paciente y la disminución del uso de
sedantes.4
El 11 de marzo de 2020, la Organización MunÂdial
de la Salud (OMS) declaró la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19)
como una pandeÂmia5;
aproximadamente una de cada cinco persoÂnas infectadas requería
hospitalización, mientras que uno de cada diez podía ser
ingresada a la UTI. La mayoría de estos pacientes requerían IOT y
ventilación mecánica invasiva (VMI) por síndrome de
dificultad respiratoria aguda.6,
7
Williams et al. señalan que las tasas de TQT
durante la pandemia varían del 16 % al 61 %, signiÂficativamente
más altas que antes de la pandemia. Además, según el
estudio argentino SATICOVID, aproximadamente una cuarta parte de los pacienÂtes
en VMI fueron traqueostomizados.8,9
Aunque la TQT no implica por sí misma el deÂsarrollo
de disfagia, esta se presenta entre el 11 % al 93 % de los pacientes traqueostomizados. La presencia de la cánula de TQT
ocasiona el cese de flujo de aire translaríngeo,
lo que provoca desenÂsibilización de la laringe, incoordinación
del cierre glótico y atrofia por desuso de la musculatura que interviene
en la deglución, lo que puede ocasionar disfagia.10, 11
Existe una evidencia creciente que la cronicidad y la
gravedad de la enfermedad subyacente, las comorbilidades y la intubación
reciente son factoÂres determinantes de la disfagia en esta población de
pacientes; por lo que debe ser diagnosticada y tratada para evitar
complicaciones respiratorias graves, compromiso nutricional grave e, incluso,
la muerte.12
La decanulación de los
pacientes con TQT proÂlongada no es sencilla y particularmente los pacienÂtes
con una reserva respiratoria marginal y disfagia tienen más riesgo de
fracaso de la decanulación.13
El objetivo principal de este estudio fue describir la
prevalencia disfagia orofaríngea en pacientes
que requirieron TQT luego de ventilación mecániÂca prolongada
secundaria a COVID-19, valorada a través de un método
instrumental mediante estuÂdio endoscópico de la deglución (FEES,
fiberoptic endoscopic
evaluation of swallowing).
Este estudio puede ser realizado al pie de la cama del paciente; permite la
evaluación de las estructuras laríngeas y faríngeas, la
sensibilidad laringofarìngea, el manejo de la
saliva y la deglución de diferentes consistencias de alimentos.14
Como objetivo secundario evaluar la asociación
entre la presencia de disfagia y variables clínico-demográficas,
duración de la VMI, días de vía aérea artificial
(VAA), presencia de lesiones laríngeas y días de estadía
en UTI.
MATERIAL Y MÉTODOS
Este estudio fue realizado en la UTI del Hospital General
de Agudos Dr. Juan A. Fernández (HGAJAF), Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Argentina, en el período comÂprendido entre mayo de 2020 y
diciembre de 2021. El diseño del estudio fue observacional,
retrospectivo y transversal.
Fueron incluidos de manera consecutiva, pacientes mayores
de dieciocho años internados en el HGAJAF, con diagnóstico de
COVID-19 al ingreso hospitalario; que reÂquirieron VMI y TQT; y que una vez
desvinculados fueron derivados por el equipo médico tratante para
iniciar el proceso de decanulación.
Se registraron los siguientes datos demográficos y
clíÂnicos: edad, sexo, antecedentes personales, días de IOT, de
TQT y de VMI. Además, se calcularon los días de estadía en
UTI.
Se realizó la prueba de tinción azul cuando
el paciente se encontraba respirando espontáneamente sin soporte
ventilatorio durante al menos doce horas. Se consideró este momento como
el inicio del proceso de decanulación y se
registró el resultado como positivo o negativo.
Al momento de la decanulación
se evaluó: la presencia de delirium, con la herramienta CAM-ICU (Confusion Assessment Method for the
Intensive Care Unit); la preÂsión espiratoria máxima (Pemáx) con manovacuómetro
y a través de la cánula de TQT con balón inflado; el pico
flujo tosido (PFT) con oclusión de la cánula de TQT y con
máscara oronasal y la fuerza muscular
periférica a través de la escala Medical Research
Council (MRC).
La evaluación endoscópica de la
deglución fue realizada a todos los pacientes al momento de la decanulación, según la técnica
descripta por Langmore.15
El estudio fue realizado por un médico
intensivista y un kinesiólogo, con un videoscopio
flexible descartable (Ambu®
aScopeâ„¢); en primera instancia se
evaluaron las estructuras anatómicas, la movilidad de las cuerdas
vocales y el cierre glótico, luego se evaluó la sensibilidad
tocando con la punÂta del endoscopio la epiglotis, repliegues aritenoides y las cuerdas vocales. Se registró en
esta instancia la presencia de lesiones laríngeas supraglóticas
y glóticas. Las úlceras de comisura posterior son lesiones
frecuentes por el posicioÂnamiento del tubo endotraqueal
sobre la comisura glótica posterior, por lo cual no fueron consideradas
para el análisis.
Para la valoración de saliva, se utilizó la
escala de MuÂrray16
y se consideró una escala de saliva grado 3 como riesgo de
aspiración. Luego se administró alimentos semisólidos y
líquidos coloreados de azul en tres volúmenes diferentes: 5 mL, 10 mL y 15 mL, y se registró cada consistencia con la escala de
penetración-aspiración (PAS).17 Se estratificó la escala PAS de la
siguiente manera para su análisis: la puntuación 1 de la escala,
en donde el material no ingresa a la vía aérea, se
consideró como valor normal (puntaje 1); se agruparon las puntuaciones 2
a 5 (penetración) y se les otorgó un valor 2 (puntaje 2), y las
puntuaciones 6 a 8 (aspiración) con un valor 3 (puntaje 3). Se
consideró con una puntuación 0 (puntaje cero) a los pacientes que
no completaron la prueba con alimentos por alto riesgo de aspiración,
dificultad en la realización de las praxias
degluÂtorias o por no comprender órdenes simples; considerando a estos
pacientes con disfagia. Por lo tanto, se consideró con disfagia aquellos
pacientes con puntaje 0, 2 y 3.
Además, se realizó la evaluación transtraqueostomía retirando la cánula de TQT
e introduciendo el endoscopio por la ostomía
en dirección cefálica para observar la región subglótica y la cara inferior de las cuerdas
vocales. Se valoró de esta manera la presencia de lesiones subglóticas.
El estudio fue grabado para ser visualizado nuevamente
por el equipo evaluador; los datos fueron registrados en una base de datos para
su posterior análisis.
Los pacientes con diagnóstico de disfagia
recibieron traÂtamiento hasta su resolución y/o alta hospitalaria.
Aquellos pacientes que persistían con disfagia al momento del alta
hospitalaria fueron reevaluados mediante evaluación clínica y/o videodeglución para el registro de esta variable.
Análisis estadístico
Las variables continuas que asumieron una
distribución normal se reportaron como media y desviación
estándar (DE). Por el contrario, se utilizó la mediana y rango interÂcuartílico (RIQ). Para determinar la distribución
muestral de las variables continuas se utilizaron
pruebas estadísticas (prueba de Shapiro-Wilk)
y métodos gráficos (histogramas y cuantil-cuantil).
Se conformaron dos grupos según preÂsencia o ausencia de disfagia
evaluada instrumentalmente mediante FEES. Para comparar las variables continuas
se utilizó la prueba t de student o la prueba
U de Mann-whitney, según correspondiera. Para
comparar las variables categóricas se utilizó la prueba Chi
cuadrado o la prueba exacta de Fisher, según fuera lo apropiado. Se
consideró significativo un valor p < 0,05. Para el
análisis de los datos se utilizó el software IBM SPSS
Macintosh, versión 26.0 (IBM Corp., Armonk,
NY, USA).
RESULTADOS
Características de la muestra
Un total de 69 pacientes traqueostomizados
en proceso de decanulación ingresaron al
estudio. Del total, cuatro sujetos fueron eliminados por los siguientes motivos: uno por pérdida
de datos y tres por no ser evaluados con FEES (Figura 1).
En la Tabla 1 se describen las
características de los 65 sujetos incluidos en el análisis. La
mediana de edad fue sesenta (RIQ 50-70) años y dieciocho
(27,7 %) eran mujeres. La hipertensión arterial y la obesidad fueron las
comorbilidades más prevaÂlentes.
Disfagia
Un total de 65 pacientes fueron evaluados con FEES; de
ellos, cincuenta se categorizaron con disfagia (76,9 %). En la
evaluación con semisólidos se observó presencia de
disfagia en 34 (52,3 %) sujetos; de los 55 pacientes evaluados con esta
consistencia, seis (10,9 %) presentaron aspiraÂción silente. Durante la
evaluación con líquidos se observó disfagia en 47 sujetos
(72,3 %). De los 57 pacientes evaluados con líquidos, diecisiete (29,82
%) presentaron aspiración silente. En la Figura 2 se observa la
frecuencia de disfagia con las consistencias evaluadas.
En relación con la evaluación de la
presencia de saliva, la mediana del puntaje de la escala de saliva de Murray
fue de 1 (RIQ 1 - 2) puntos. En el grupo sin disfagia fue de 1 (RIQ 0-1) punto
y el grupo con disfagia de 1 (RIQ 1-2) punto (p = 0,009).
La mediana de edad en aquellos pacientes sin disfagia fue
de 51 (RIQ 43-60) años, mientras que en los que presentaron disfagia fue
de 62 (RIQ 51,5-70,25) años (p = 0,045).
La mediana de días de VMI fue de 40,5 (RIQ 32,25-48).
Al comparar los días de VMI entre el grupo sin disfagia [mediana 41 (RIQ
29-46) días] y el grupo con disfagia [mediana 40 (RIQ 32-48)
días], no se observaron diferencias estadísticamenÂte
significativas entre ambos grupos (p = 0,726).
La mediana de días de IOT fue de 18 (RIQ 16,5-
21,5). Al comparar los días de IOT entre el grupo sin disfagia [mediana
20 (RIQ 17-27) días] y el grupo con disfagia [mediana 18 (RIQ 15-21)
días], no se observaron diferencias estadísticamente sigÂnificativas
entre ambos grupos (p = 0,14).
La mediana de días TQT fue de 32 (RIQ 21 - 60,5).
Al comparar los días de TQT entre el grupo sin disfagia [mediana 21 (RIQ
17-33) días] y el grupo con disfagia [mediana 36 (RIQ 21-63,75)
días], se observaron diferencias estadísticamente significativas
entre ambos grupos (p = 0,015).
Relación entre días de UTI y disfagia
La mediana de días en la UTI fue de 48 (RIQ
38-68,5). Al comparar los días de UTI entre el grupo sin disfagia
[mediana 51 (RIQ 37-53) días] y el grupo con disfagia [mediana 47,5 (RIQ
38 - 84,5) días], no se observaron diferencias estadísticamenÂte
significativas entre ambos grupos (p = 0,544).
Relación entre días de proceso de decanulación
y disfagia
En relación con los días desde el primer
resultado en la prueba de tinción con azul hasta el retiro de la
cánula de TQT, se obtuvo información para un total de 61 sujetos.
La mediana de días del proceso de decanulación
fue de 7 (RIQ 3,5-30) días. En aquellos pacientes sin disfagia la
mediana de días hasta la decanulación
fue de 4,5 (RIQ 3-7) días en comparación a 11 (RIQ 4-34)
días en el grupo con disfagia, con diferencia estadísticamente
significaÂtiva entre ambos grupos (p = 0,017).
Lesión laríngea
Un total de 41 (63,1 %) pacientes evidenciaron al menos
una lesión laríngea. De los 41 casos que evidenciaron
lesión laríngea, 31 (75,6 %) presentaban disfagia; y de los
veinticuatro casos sin lesión laríngea, 19 (79,2 %) presentaÂron
disfagia. Esta relación no resultó estadísÂticamente
significativa (p = 0,74) (Figura 3).
Falla de decanulación y disfagia al alta
Dos pacientes fallaron la decanulación
(3,07 %). Un paciente tuvo que ser nuevamente traqueostoÂmizado
a las tres semanas de la decanulación, por
parálisis bilateral de cuerdas vocales. Un paciente requirió
colocación de tubo T de Montgomery por estenosis subglótica.
Al momento del alta hospitalaria, se realizó la
reevaluación de la deglución en 63 sujetos. Doce de ellos (19 %)
persistieron con disfagia.
DISCUSIÓN
El 76,9 % de los pacientes traqueostomizados
con COVID-19 presentaron disfagia para la conÂsistencia semisólida y/o líquida
al momento de la evaluación endoscópica de la deglución,
realiÂzada antes de la decanulación. Estos
resultados coinciden con los de otros estudios en donde se evidenció
disfagia evaluada mediante FEES.18, 19 La prevalencia de disfagia
fue mayor con líquidos que con semisólidos, posiblemente debido a
que estos exigen una mayor coordinación y sincronía en la etapa
faríngea de la deglución.
De los pacientes que pudieron ser evaluados con alimento
y presentaron aspiración, un porcentaje considerable corresponde a
aspiración silente (escala de PAS: 8 puntos). Esta fue del 11 % para la
consistencia semisólida y 30 % para líquidos finos. Los estudios
publicados por Sandblom y Boggiano
et al. destacan cifras superiores de aspiÂración silente en estas
cohortes con COVID-19 y TQT.18, 19 Consideramos que esto puede
deberse a las alteraciones de la sensibilidad que ocurren en el paciente traqueostomizado. En este sentido, la utilización de
la FEES cumple un papel clave para la detección oportuna de estos
eventos guiando el plan de rehabilitación.
La disfagia es una comorbilidad frecuente luego de la
enfermedad crítica asociada a malnutrición, aumento del riesgo de
aspiración y neumonía, incremento en la duración de
estadía en UTI, compromiso de la calidad de vida y aumento del riesgo de
mortalidad a largo plazo.21
Específicamente en pacientes traqueostomizaÂdos,
la prevalencia de disfagia antes de la pandemia reportó cifras amplias
del 11 % al 93 %.12
Esta variabilidad de frecuencia tiene su origen en los
diferentes métodos de evaluación empleados, criterios para
definir disfagia, y la heterogeneidad de las poblaciones de pacientes
evaluadas.19 Por lo tanto, resulta difícil comparar la
prevalencia de disfagia en esta cohorte de pacientes con COVID-19 cuando los datos
previos son tan variables.
La relación entre disfagia y TQT continúa
siendo un tema de controversia. La evidencia disÂponible hasta el momento
indica que la disfagia es frecuente en el paciente traqueostomizado,
pero no permite inferir una relación causal.12 Existen
relaciones con la enfermedad de base o el motivo de TQT y los factores
desencadenados por la presencia de la VAA, la atrofia muscular por desuso, los
trasÂtornos en la coordinación respiración-deglución, las
alteraciones en el nivel de conciencia, los cuales impactan en los mecanismos
de protección de la vía aérea.21 Asumimos que a
estos factores se le suman los efectos propios del virus COVID-19 soÂbre el
sistema nervioso central y periférico, donde ha sido reportado que
podría afectar las funciones sensoriales y motoras vinculadas con la
función deglutoria. Son necesarias futuras investigaciones que
determinen cuál es el verdadero impacto del virus SARS-CoV-2 dentro del
mecanismo fisiopaÂtológico de disfagia orofaríngea.22, 23
En nuestro estudio, la mediana de la edad fue sesenta
años con un mayor porcentaje de sexo masÂculino, y una mediana de
días de IOT de 18, datos similares a los reportados.24,25 La
hipertensión arterial y la obesidad fueron las comorbilidades más
prevalentes, al igual que lo informa el estudio realizado en Argentina por
Estenssoro et al.9
Hemos observado una diferencia estadísticaÂmente
significativa en la edad de los pacientes al comparar el grupo con y sin
disfagia. La prevalenÂcia de alteraciones en la deglución aumenta con la
edad; debido al proceso natural de envejecimiento sobre las estructuras
orofaringolaringeas.26 En los pacientes con edad avanzada traqueostomizados, deben considerarse la reserva funcional
y la canÂtidad de días de TQT como factores importantes al momento de
evaluar la ingesta oral, ya que se evidenció que los pacientes mayores
de setenta años traqueostomizados tardan
más tiempo en lograr una deglución segura.21 En el
estudio de González Lindh et al. observaron
los mismos reÂsultados en pacientes con edades muy similares (64 vs. 53); no se
pudo demostrar una asociación significativa entre estas diferencias en
el rango de edad y disfagia.27
En nuestro estudio, los pacientes que tuvieron más
días de TQT se asociaron con presencia de disfagia (36 vs 21
días; p = 0,015 %). Lindh et al.
observó resultados similares en una serie de caÂtorce pacientes con
COVID-19; aunque la disfagia fue diagnosticada clínicamente.27
Por otro lado, Romero et al., en una serie de pacientes críticos
no neurológicos, reportó que el grupo con disfagia
experimentó un retraso significativo en el retiro de la cánula de
TQT (50 ± 12 vs. 31 ± 20; p = 0,01). Lo interesante de este estudio es
que demuestra la presencia de disfagia evaluada mediante FEES, incluso al
inicio del proceso de decanulación.28 Como hemos mencionado
previamente, no podeÂmos establecer una asociación o causalidad, pero
cuando la disfagia está presente podría influir de alguna manera
en los días de TQT.
De los 41 pacientes que evidenciaron lesiones
laríngeas mediante FEES, 31 (75,6 %) presenÂtaron disfagia. No hemos
encontrado asociación estadísticamente significativa entre
lesiones laÂríngeas y la presencia de disfagia, lo que coincide con los
resultados de nuestro estudio previo.29 En el estudio de Rohuani et al. se encontró asociación
entre las lesiones laríngeas evaluadas por FEES y las alteraciones en la
deglución mediante el cuestionario autoadministrado
EAT 10.30 ConsiÂderamos que las lesiones laríngeas
afectarían la seguridad de la deglución, en términos de
peneÂtración y/o aspiración.
La falla de decanulación
fue del 3,07 % (n = 2/65), similar a la reportada en el estudio multicéntrico argentino DECANULAR realizado sobre
una muestra heterogénea de pacientes.31 De estos, un paciente
requirió IOT y conexión a VMI por mal manejo de secreciones y un
paciente requiÂrió nuevamente traqueostomía
por lesión de la vía aérea. No hemos encontrado otras
investigaciones que evalúen la falla de decanulación
en COVID-19.
En nuestro estudio, el 19 % de los pacientes preÂsentó
disfagia al momento del egreso hospitalario, similar a los resultados que
reporta el estudio de Boggiano.19 Estos pacientes tuvieron
seguimiento ambulatorio y por telecomunicación hasta la resoÂlución
de su disfagia.
Como limitaciones de nuestro estudio podemos mencionar
que no hemos podido acceder a los daÂtos necesarios para calcular el porcentaje
total de pacientes con COVID-19 que requirieron TQT en las UTI de nuestra
institución. Por lo tanto, se ha analizado solo el subgrupo de pacientes
que logro desvincularse de la ventilación mecánica y
siguió el protocolo de decanulación.
CONCLUSIÓN
La disfagia orofaríngea
fue prevalente en esta coÂhorte de pacientes con COVID-19. Los pacientes que
tuvieron más días de TQT hasta la decanulaÂción
se asociaron significativamente con el desaÂrrollo de disfagia. La
utilización de un método insÂtrumental de evaluación nos
ha permitido realizar un diagnóstico precoz y planificar el tratamiento
de manera individual.
Conflictos de interés
Los autores declaran no tener ningún conflicto de
intereses.
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