Autor : Falduti, Alejandra K1, Chiappero, Guillermo R1,Catini, María Eugenia1
1 Hospital Juan A. Fernández, Av. Cerviño 3356, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, C1425, Argentina.
https://doi.org/10.56538/ramr.OSJZ9738
Correspondencia : Alejandra Falduti, E-mail: alejandrafalduti13@ gmail.com; Zelada 4424, CABA, Argentina, CP 1407
RESUMEN
Introducción:
Los
pacientes con neumonía grave por COVID-19 pueden requerir intubación orotraqueal, ventilación mecánica prolongada y traqueostomía. La presencia de la vía aérea artificial
puede generar lesiones laríngeas y estar asociada a disfunción deglutoria con
aumento del riesgo de aspiración.
Objetivo:
Describir
la prevalencia de lesiones laríngeas y disfagia orofaríngea
en los pacientes críticos traqueostomizados por
COVID-19. Como objetivo secundario, evaluar la asociación entre la presencia de
lesión laríngea y disfagia y de cada una de ellas con antecedentes del
paciente, duración de la vía aérea artificial y maniobra de decúbito prono.
Material
y métodos: Estudio
observacional, longitudinal y retrospectivo, realizado en el hospital Juan A.
Fernández, CABA, Argentina. Se incluyeron de manera consecutiva pacientes con
diagnóstico de COVID-19 traqueostomizados. La
presencia de lesiones laríngeas y disfagia se valoró mediante estudio
endoscópico de la deglución al momento de la decanulación.
Resultados:
Se
analizaron 32 pacientes, de los cuales, 28 (87,5%) evidenciaron al menos una
lesión laríngea, principalmente en la región glótica. La prevalencia de disfagia
fue de 65,6% (21/32). No se encontró asociación significativa entre lesiones
laríngeas y disfagia (p = 0,70).
Conclusión:
En
esta cohorte de pacientes, las lesiones laríngeas y la disfagia fueron
altamente prevalentes. La evaluación precoz mediante endoscopia de la deglución
nos ha facilitado un diagnóstico oportuno para guiar el tratamiento de manera
individual hasta la decanulación y resolución de la
disfagia encontrada.
Palabras
claves: Covid-19;
Decanulación; Deglución; Disfagia; Lesiones laríngeas
ABSTRACT
Patients with severe pneumonia due to COVID-19 may require orotracheal intubation, prolonged mechanical ventilation
and tracheostomy. The presence of an artificial airway can generate laryngeal
lesions and it is associated with swallowing dysfunction and increased risk of
aspiration.
Objective:
The main objective of this study is to describe the prevalence of
laryngeal lesions and oropharyngeal dysphagia in
critically ill tracheostomized patients due to
COVID-19. As a secondary objective, is to evaluate the association between the
presence of laryngeal injury and dysphagia and each of them with other
variables related to the patient’s history, duration of the artificial airway
and the prone position maneuver.
Methods:
This is an observational, longitudinal and retrospective study,
conducted at the Juan A Fernández Hospital, CABA, Argentina. Tracheostomized
patients diagnosed with COVID-19 were consecutively included. The presence of
laryngeal lesions and dysphagia was recorded by fibroscopic
evaluation of swallowing at the time of decannulation.
Results:
32 patients were analyzed, of which 28 (87.5%) showed at least one
laryngeal lesion, mainly in the glottic region. The
prevalence of dysphagia was 65.6% (21/32). No significant association was found
between laryngeal injuries and dysphagia (p = 0.70).
Conclusion:
laryngeal injuries and dysphagia were highly prevalent in this cohort of
patients. The early evaluation through fibroscopic
evaluation of swallowing for the protocolized
follow-up of these patients, has provided us a timely
diagnosis to guide treatment individually until decannulation
and resolution of the dysphagia found.
Key words:
Covid19; Decannulation; Swallowing; Dysphagia;
Laryngeal Injury
Recibido:
20/12/2021
Aceptado:
29/06/2022
INTRODUCCIÓN
A
fines de 2019, en la ciudad de Wuhan, China, se identificó un nuevo beta coronavirus,
SARS-CoV 2, que finalmente se denominó enfermedad del
coronavirus 2019 (COVID-19); la Organización Mundial de la Salud (OMS) la
declara pandemia el 11 de marzo del 2020.1-3
En
el paciente gravemente enfermo, la insuficiencia respiratoria hipoxémica aguda por síndrome de dificultad respiratoria
aguda (SDRA) es el hallazgo predominante, y el paciente puede requerir la
internación en la unidad de cuidados intensivos (UCI).4
Al
inicio de la pandemia, una de cada cinco personas infectadas son hospitalizadas,
una de cada diez puede ser ingresada en una UCI y la mayoría de estos pacientes
requieren intubación orotraqueal (IOT) y conexión a
ventilación mecánica invasiva (VMI).5
La IOT prolongada puede ocasionar lesiones laríngeas que impactan
sobre la función de la vía aérea superior y provocan alteración de su
permeabilidad, disfunción de la voz o de la deglución. Estas lesiones pueden
ser detectadas luego de la extubación y, en
ocasiones, requerir traqueostomía (TQT).6-8 La IOT mayor
de 7 d aumenta el grado de lesión laríngea, según la duración de la intubación,
el tamaño del tubo endotraqueal, la condición general
del paciente y la presencia de infección.9
En
estos pacientes, la maniobra de posición prono fue
utilizada como tratamiento del SDRA. El efecto de esta maniobra sobre la
laringe y la faringe no está aún estudiado, se cree que podría ser
condicionante de edema laríngeo y de la vía aérea superior.8
Los
pacientes con VMI prolongada requieren la realización de TQT. Williams et al.10 reportan que
las tasas de TQT durante la pandemia por coronavirus varían significativamente
del 16% al 61%, pero son más altas que las tasas prepandemia.
En el estudio SATICOVID, se informa que una cuarta parte de los pacientes que
estuvieron en VMI fueron traqueostomizados.3
La TQT es un factor de riesgo de disfunción deglutoria y hasta el
50% de estos pacientes presentan riesgo de aspiración. La presencia de la
cánula de TQT ocasiona el cese de flujo de aire translaríngeo
lo que provoca desensibilización de la laringofaringe,
incoordinación del cierre glótico y atrofia por desuso de la musculatura que
interviene en la deglución, lo que puede ocasionar disfagia.8
Existe
aún poca información relacionada con la frecuencia de lesiones laríngeas y
disfagia en esta población.11 El objetivo
principal de este estudio fue describir la prevalencia de lesiones laríngeas y
disfagia orofaríngea al momento de la decanulación en pacientes que requirieron TQT luego de
ventilación mecánica prolongada secundaria a COVID-19. Como objetivo
secundario, evaluar la asociación entre la presencia de lesión laríngea y
disfagia y de cada una de ellas con otras variables relacionadas con
antecedentes del paciente, duración de la vía aérea artificial (VAA) y maniobra
de decúbito prono.
MATERIAL Y MÉTODOS
El
siguiente estudio fue realizado en el Hospital General de Agudos Dr. Juan
Antonio Fernández (HGAJAF), Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Argentina,
en el período comprendido entre julio de 2020 y diciembre de 2020. El diseño del
estudio fue retrospectivo, transversal y observacional.
Fueron
incluidos de manera consecutiva, pacientes mayores de 18 años internados en el
HGAJAF, con diagnóstico de COVID-19 al ingreso hospitalario, que requirieron
IOT y VMI durante más de 72 h y traqueostomizados y
desvinculados de VMI o en proceso de destete.
Se
registraron los siguientes datos demográficos y clínicos: edad, sexo,
antecedentes personales, duración de la sedación, analgesia y bloqueo
neuromuscular. Con respecto a la VMI y VAA se registró la fecha de IOT y de
TQT, la fecha de inicio y de fin de VMI, necesidad de reintubación
y cantidad de ciclos de prono. Además, se calcularon los días de estadía en UCI
y estadía hospitalaria.
Se
evaluó al inicio del proceso de decanulación y al momento
de la decanulación, el grado de agitación y sedación
a través de la escala de la agitación y sedación de Richmond (RASS); el delirio
adquirido en UCI, con la herramienta CAM-ICU (Confusion
Assessment Method for the Intensive
Care Unit); la presión
espiratoria máxima; la fuerza muscular periférica, mediante la escala Medical
Research Council (MRC). Se realizó la prueba de
tinción azul y se registró la primera evaluación, la cual fue realizada cuando
el paciente se encontraba respirando espontáneamente sin soporte ventilatorio
durante 24 h, al igual que el pico flujo tosido.
La
fibroendoscopia diagnóstica de la deglución (FEES, fiberoptic endoscopic evaluation of swallowing) fue
realizada si el paciente presentaba alteración de la permeabilidad de la VA
durante el proceso de decanulación, toleraba oclusión
de la cánula de TQT durante 24 h o por solicitud médica para valoración de la
VA o deglución.
El
estudio fue realizado por un médico intensivista y un kinesiólogo, con un videoscopio flexible (Ambu® aScope™); en primera instancia, se evaluaron las
estructuras anatómicas, la movilidad de las cuerdas vocales y el cierre
glótico, luego, se evaluó la sensibilidad tocando con la punta del endoscopio
la epiglotis, repliegues aritenoides y las cuerdas
vocales. Se utilizó la escala de Murray7
para la valoración de saliva (apéndice A), para lo que se
consideró una escala de saliva grado 3 como riesgo de aspiración. Luego, se
administraron alimentos semisólidos en tres volúmenes diferentes y líquidos
coloreados de azul 5 mL, 10 mL
y 15 mL, y se evaluó con la escala de
penetración-aspiración (PAS)12 (Apéndice B).
Se
registró la existencia de lesiones laríngeas, la escala de saliva de Murray y
la escala PAS. Se consideró disfagia a un puntaje en la escala de PAS mayor o
igual a 2 puntos para cada consistencia. Algunos pacientes no completaron la
prueba con alimentos por alto riesgo de aspiración, por dificultad en la
realización de las praxias deglutorias o por no
comprender las órdenes.
Para
finalizar el estudio, se realizó la evaluación transtraqueostomía.
Habiendo retirado la cánula de TQT, se introdujo el endoscopio por la ostomía en dirección cefálica con el extremo dirigido hacia
la región subglótica y se observó esta región y la
cara inferior de las cuerdas vocales. Se valoró la presencia de lesiones subglóticas y se le administró al paciente líquido
coloreado de azul para observar la presencia de aspiración.
El
estudio fue grabado para ser visualizado nuevamente por el equipo evaluador.
Los datos fueron registrados en una base de datos para su posterior análisis.
ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Los
datos se consideraron no paramétricos debido al pequeño tamaño de la muestra y
se informan con la mediana y rango intercuartílico
(RIQ) si son numéricos y con el número absoluto de presentación y porcentaje si
son categóricos. Se conformaron dos grupos según presencia o ausencia de
disfagia evaluada clínicamente. Además, se realizó un subanálisis
de aquellos que recibieron la evaluación instrumental de la VA mediante FEES y
fueron categorizados según presencia o ausencia de lesión laríngea. Para
comparar las variables categóricas se utilizó la prueba exacta de Fisher. Para
la comparación de variables continuas se utilizó la prueba de Mann Whitney. Se consideró significativo un p valor ≤
0,05. Para el análisis de los datos se utilizó el software IBM SPSS
Macintosh, versión 24.0 (IBM Corp., Armonk, NY, USA).
RESULTADOS
Características de la
muestra
Un
total de 39 sujetos traqueostomizados en VMI por
COVID-19 ingresaron al estudio. De ellos, cuatro fueron excluidos por los
siguientes motivos: un paciente por pérdida de datos y tres presentaron
complicaciones infecciosas y fallecieron.
De
los 35 sujetos incluidos, tres (9,4%) no pudieron ser evaluados con FEES (por
razones logísticas) y fueron eliminados de este subanálisis.
Figura 1
Variables
demográficas, clínicas y de estadía en UCI
Del
total de 35 pacientes incluidos, 8 (22,9%) eran mujeres y la mediana de edad
fue 57 (RIQ 49-66) años. La hipertensión arterial y la obesidad fueron las
comorbilidades más prevalentes.
Con
respecto a la medicación administrada durante la internación en UCI, todos los
pacientes requirieron analgesia y sedación con una mediana
Del
total de la muestra, 19 (54,3%) requirieron como maniobra de rescate el
posicionamiento en decúbito prono. De ellos, 7 (36,8%) recibieron un solo ciclo
de decúbito prono; 5 (26,3%), dos ciclos; y 7 (36,8%), tres ciclos o más.
(Tabla 1)
Evaluación
Instrumental: FEES (n = 32)
Previamente
a la decanulación, y toleradas 24 h de oclusión de la
cánula de traqueostomía o utilización de válvula fonatoria, se realizó el estudio de FEES.
Prevalencia
y características de las lesiones laríngeas
Con
respecto al registro de la existencia y tipos de lesiones laríngeas, 28 (87,5%)
de los 32 pacientes evidenciaron al menos una lesión. De estos (n =
28), 21 (75%) presentaron una sola lesión; 6 (21,4%), dos lesiones; y 2 (7,1%),
presentaron tres lesiones. Tres pacientes no completaron la evaluación de la
región subglótica por intolerancia al procedimiento.
Se registraron en total 39 lesiones de las cuales la úlcera en comisura
posterior fue la más prevalente [n = 21 (75%)], seguida de la paresia/parálisis de CV unilateral [n = 10 (35,7%)]
y cierre glótico incompleto [n = 6 (21,4%)] (Tabla 2).
Factores
asociados a lesión laríngea
Con
el objetivo de evaluar la asociación entre la presencia de lesión laríngea y
otras variables, los 32 sujetos evaluados se dividieron en dos grupos: “sin
lesión laríngea” [n = 11 (34,4%)] y “con lesión laríngea” [n = 21
(65,6%)]. Dentro del grupo “sin lesión laríngea” se incluyeron los pacientes
que no tuvieron lesiones en la laringe y la úlcera de comisura posterior, la
cual fue considerada una lesión leve, sin implicancia clínica.
La
presencia de diabetes fue más prevalente en aquellos pacientes sin lesión
laríngea [4/11; (36,4%)] en comparación con el grupo con lesión laríngea
[(1/21; (4,8%)]. Esta asociación resultó estadísticamente significativa (p =
0,03). Al relacionar la presencia de lesión laríngea con el resto de las
variables no se observaron diferencias estadísticamente significativas. Tabla
3
La
evaluación de la deglución fue realizada con semisólidos y líquidos en los 32
pacientes que recibieron la evaluación con FEES. La mediana en el puntaje de la
escala Murray fue de 1 (0,2-2) puntos. Al comparar el puntaje de la escala Murray
entre el grupo sin lesión laríngea [mediana 1 (RIQ 0-2) puntos] y el grupo con
lesión laríngea [mediana 1 (RIQ 1-2) puntos], no se observaron diferencias
estadísticamente significativas entre ambos grupos (p = 0,3). Al valorar
la ingesta de semisólidos con la escala PAS se observó, en ocho pacientes,
penetración hacia la VA, sin registro de aspiración en ninguno de ellos. En la
evaluación con líquidos, nueve (37,5%) pacientes evidenciaron aspiración y 5,
penetración. Los pacientes que por riesgo de aspiración no pudieron ser
evaluados con líquidos (n = 9) o semisólidos (n = 8) fueron
clasificados con disfagia. La prevalencia de disfagia fue de 65,6% (21/32).
Factores
asociados a disfagia
Los
32 sujetos evaluados se clasificaron en dos grupos: con disfagia (PAS ≥
2) [n = 21] y sin disfagia (PAS = 1) [n = 11]. Al relacionar la
presencia/ ausencia de disfagia con la presencia/ausencia de lesión laríngea,
se constató disfagia en 8 de los 11 (72,7%) pacientes sin lesión laríngea, y en
13 de los 21 (61,9%) pacientes con lesión laríngea. Al comparar ambos grupos
las diferencias no resultaron estadísticamente significativas (p =
0,70) (Tabla 4). Al comparar el puntaje de la escala Murray entre el grupo sin
disfagia [mediana 1 (RIQ 0-1) puntos] y el grupo con disfagia [mediana 1 (RIQ
1-2) puntos], no se observaron diferencias estadísticamente significativas
entre ambos grupos (p = 0,09).
Otros
resultados
Delirium
La
presencia de delirium se evaluó cuando el paciente realizó12 h de
ventilación espontánea y cuando era decanulado, a
través del CAM-ICU. Recibieron la evaluación inicial 34 pacientes, 11 (32,4%)
obtuvieron un resultado positivo; 20 (58,8%), un resultado negativo; y 3
(8,8%), no fueron evaluables. Al egreso, 33 sujetos recibieron esta
evaluación, 6 (18,2%) tuvieron resultado positivo; 26 (78,8%), resultado
negativo; y 1 (3%) fue no evaluable.
Funcionalidad
Se
evaluó la dependencia a las AVD tanto al inicio del proceso de decanulación como al egreso de la UCI mediante la
puntuación con el índice de Katz. Treinta y dos
pacientes recibieron la primera evaluación. Dos (6,3%) presentaron una
valoración F y 30 (93,8%), G. Al egreso, 30 pacientes recibieron esta
evaluación, de los cuales, 1 (3,3%) obtuvo una valoración C; 2 (6,7%), una
categorización E; 8 (26,7%) obtuvieron F y 19 (63,3%), G. Figura 2
Fuerza
muscular
Se
valoró la fuerza muscular periférica en dos ocasiones, al inicio del proceso
de decanulación y en el momento de la decanulación, mediante el MRC. En la evaluación inicial (n
= 28), se obtuvo una mediana 42 (RIQ 35-48,7) puntos y en la segunda
evaluación (n = 26) se registró una mediana de 48 (RIQ 40,7-56) puntos.
Un total de 26 pacientes recibieron esta evaluación en ambas instancias. En la
valoración inicial, 17 (65,4%) pacientes presentaban valores <48 puntos. Al
alta, 11 (42,3%) pacientes presentaron valores <48 puntos. La mediana del cambio
en el MRC fue de 3,5 (RIQ 0-8,5) puntos, con un mínimo y máximo de 0 y 23
puntos de cambio, respectivamente.
Pico
flujo tosido
Se
evaluó la fuerza de la tos mediante el registro del pico flujo tosido (PFT) en
dos instancias: cuando el paciente se encontraba con válvula fonatoria u oclusión de cánula y, luego, al momento de la decanulación. Veintiún pacientes recibieron la primera
evaluación con una mediana 140 (RIQ 60-180) L/m y 22 sujetos, la segunda
evaluación con mediana 165 (RIQ 105-205) L/m. Veinte pacientes fueron
evaluados en ambas instancias. La mediana del PFT en la primera y segunda
instancia fue de 140 (RIQ 65-180) L/m y 165 (RIQ 95-215) L/m, respectivamente.
La mediana del cambio en el PFT fue de 10 (RIQ 0-50) L/m, con un mínimo y máximo
de –20 y 130 L/m de cambio, respectivamente.
Prueba
de tinción azul
Una
vez transcurridas entre 12 y 24 h de respiración espontánea, se realizó la
prueba de tinción azul con el objetivo de comenzar el proceso de decanulación; se realizó la tinción de la lengua con
colorante vegetal azul, luego se desinfló el balón de neumotaponamiento
de la cánula de TQT y se la ocluyó o se colocó una válvula fonatoria.
Esta prueba evalúa la presencia de aspiración si aparecen secreciones teñidas periostoma, por aspiración traqueal o por el catéter subglótico, y la presencia de secreciones teñidas se
considera como prueba positiva. Se observó un resultado positivo en 5 de 30
(16,7%) pacientes evaluados.
Decanulación
Todos
los pacientes traqueostomizados lograron la decanulación previamente al alta y la mediana del tiempo de
TQT fue de 25 (RIQ 18,7-50,2) días con un mínimo y máximo de 8 y 123 d,
respectivamente. Al sumar los días de IOT y los días totales de TQT, la
mediana de días de VAA fue de 48 d (36,7-75), con un mínimo y máximo de 25 y
143 d, respectivamente.
Disfagia
al alta
Al
momento del alta 34 pacientes recibieron la evaluación clínica de la deglución;
a 7 pacientes con sospecha de disfagia se les realizó una videofluoroscopia
de la deglución. Seis (17,6 %) presentaban disfagia al momento del egreso
hospitalario.
Estadía
en UCI y hospitalaria
La
mediana de duración de la estadía en UCI fue de 50 d (RIQ 37-68), con un mínimo
y máximo de 20 y 191 d, respectivamente. La mediana de estadía hospitalaria fue
de 67 d (RIQ 52,5-120,5) con un mínimo y máximo de 16 y 287 d, respectivamente.
Dos pacientes murieron durante su estadía hospitalaria.
DISCUSIÓN
El
87,5% (n: 28/32) de los pacientes traqueostomizados
con COVID-19 presentaron al menos una lesión laríngea evaluada mediante
endoscopia de la VA. La mayoría de las lesiones se localizaron en la zona
glótica. Resultados similares con una alta frecuencia de lesiones laríngeas
también fueron reportadas en estudios previos por Sandblom
et al.,11 Boggiano
et al.13 y Nauheim et al.14 en
cohortes similares de pacientes críticos traqueostomizados
con COVID-19. Además, en estos estudios la región más frecuentemente afectada
también fue la zona glótica. Debido a la anatomía en forma de “V” de la laringe
esta zona es particularmente vulnerable a la lesión por el efecto mecánico que
ejerce el tubo orotraqueal.8
En
un estudio previo, presentado en el Congreso de la Sociedad Argentina de
Terapia Intensiva en 2018 por los mismos autores, se analizó la presencia de
lesiones laríngeas y de disfagia mediante FEES. Se incluyeron 71 pacientes con
una media de 10 d de IOT, de los cuales, 55 se encontraban traqueostomizados.
La frecuencia de lesiones laríngeas en este estudio fue menor (63%), y se
encontraron como lesiones prevalentes el edema laríngeo y el movimiento anormal
de las cuerdas vocales.15 Estos hallazgos coinciden con Boggiano et al.,13
quienes reportaron un menor porcentaje de lesiones laríngeas en pacientes
críticos antes de la pandemia por COVID-19.
Ha
sido reportado que la frecuencia y gravedad de las lesiones laríngeas está
directamente relacionada con los días de VAA, con consecuencias importantes,
que pueden culminar en falla respiratoria y el fracaso de la extubación o decanulación.6, 8 Sin embargo, no
hemos encontrado asociación entre los días de VAA con el desarrollo de lesiones
laríngeas. Esto coincide con otros estudios que tampoco encontraron dicha
asociación.12, 16
Nuestro
pequeño tamaño muestral analizado podría ser la causa
de la falta de significancia estadística para demostrar esta asociación que ha
sido ampliamente investigada. También podría deberse a los efectos de la
infección viral por SARS-CoV-2 que aún no han sido completamente esclarecidos.
A
pesar de haber encontrado una alta prevalencia de lesiones laríngeas, todos
los pacientes incluidos pudieron ser decanulados.
Consideramos importante mencionar que 6 de los 32 pacientes que presentaron
lesiones más graves, tardaron más tiempo en lograr la decanulación,
con una media de 50 d de TQT, por compromiso en la permeabilidad de la VA.
El
mayor uso del posicionamiento en decúbito prono como tratamiento de la
hipoxemia refractaria ha planteado como hipótesis que la manipulación de la
cabeza y el cuello para alcanzar dicha posición generaría mayor movimiento del
tubo orotraqueal, lo que desarrollaría fricciones y
excesiva presión sobre las estructuras de la VA que podrían generar mayor
incidencia de lesiones.12, 13 El 54% de nuestros pacientes
estuvieron en decúbito prono. Sin embargo, no hemos encontrado asociación
entre el decúbito prono y el desarrollo de lesiones laríngeas en nuestra serie
de pacientes.
En
relación con las características de la muestra, hallamos mayor porcentaje de
sexo masculino, edad promedio de 54 años y una media de días de IOT de 19, que
son similares a las reportadas.17, 18 La hipertensión arterial y la
obesidad fueron las comorbilidades más prevalentes en nuestra población de
pacientes, al igual que lo informa el estudio realizado en Argentina por
Estenssoro et al.3 y la investigación realizada por Richardson et
al.18
Existen
comorbilidades previas del paciente que se han asociado con un mayor riesgo de
complicaciones laríngeas luego de la extubación;
entre ellas se destacan la edad, el sexo femenino, la obesidad, la diabetes, la
hipertensión arterial, la falla renal o hepática.8 Estas patologías
influyen en la perfusión tisular y la capacidad de cicatrización de los
tejidos, lo que predispone o amplifica la lesión de la VA. Además, algunas de
estas comorbilidades se relacionan con mayor gravedad de la infección por
COVID-19, lo que sugiere que estos pacientes no solo tienen un mayor riesgo de
intubación, sino también mayor riesgo de secuelas por IOT.14 No hemos
encontrado esta relación en nuestra muestra de pacientes, sino que,
llamativamente, la diabetes fue más prevalente en el grupo sin lesión laríngea.
La
prevalencia de disfagia en la serie de pacientes analizados fue de 65,6%
(21/32). Otros estudios realizados en pacientes con COVID-19 han obtenido
cifras superiores. Sandblom et al.11 y Boggiano et al.,13 han
encontrado que casi todos los pacientes analizados tuvieron algún grado de
disfagia valorada con FEES.
Nuestro
menor porcentaje de disfagia comparado con estos estudios podría deberse al
tratamiento kinésico recibido por los pacientes desde que ingresan al
protocolo de decanulación, priorizando la higiene
oral, estimulación de praxias oro-linguo-faciales,
trago voluntario, estimulación laríngea sensorio-motriz, estimulación de la
fonación, técnicas para mejorar la fuerza muscular respiratoria y los flujos
espiratorios, y la continuación de la rehabilitación motora, según cada caso en
particular.
La
mediana en el puntaje de la escala Murray de nuestro estudio fue de 1 (0,2-2)
punto. Al comparar este puntaje entre el grupo sin lesión laríngea [mediana 1
(RIQ 0-2) puntos] y el grupo con lesión laríngea [mediana 1 (RIQ 1-2) puntos],
no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos
(p = 0,3). Los estudios previamente mencionados reportaron mayores
valores en esta escala.12
La
presencia de disfagia en los pacientes críticos traqueostomizados
son frecuentes. Se ha postulado que la presencia de la
cánula de TQT aumenta el riesgo de aspiración. El mecanismo fisiopatológico es
multifactorial e incluye causas relacionadas con el trauma orofaríngeo
y laríngeo, a la disminución de la sensibilidad orofaríngea
por la ausencia de flujo aéreo debido el manguito de neumotaponamiento
de la cánula de TQT, la consecuente pérdida de la presión positiva subglótica, la atrofia muscular por desuso, las
alteraciones en la coordinación respiración-deglución y las alteraciones en el
nivel de conciencia que impactan sobre los mecanismos de protección de la VA y
comprometen así la seguridad de la deglución. Asumimos que a estos mecanismos
ahora se sumarían los efectos propios del virus SARS CoV-2. Se ha planteado la
hipótesis de que este virus puede inducir lesiones en el sistema nervioso
central y periférico dado que afecta las funciones sensoriales y motoras
relacionadas con la deglución.11 Aún no es posible obtener
conclusiones en cuanto al impacto del virus sobre estas funciones, pero no
debemos olvidar las alteraciones en el olfato y el gusto, síntomas observados
en esta infección, que podrían ser un factor agregado para el desarrollo de la
disfunción deglutoria.
Sin
embargo, la frecuencia de disfagia que hemos encontrado en nuestros pacientes
antes de la pandemia fue de un 67,9%,15 es decir, muy similar a la
reportada en el presente estudio de la población con COVID-19. Son necesarias
futuras investigaciones que determinen cuál es el verdadero impacto del virus
SARS-CoV-2 dentro del mecanismo fisiopatológico de disfagia orofaríngea
que se reporta en estos pacientes.
No
encontramos asociación estadísticamente significativa entre lesiones laríngeas
y la presencia de disfagia en coincidencia con los resultados de nuestro
estudio previo.15 No hemos encontrado otras publicaciones que
investiguen esta asociación; en el estudio de Rohuani
et al. en pacientes pos-COVID-19 a dos meses al alta
de la UCI, se encontró asociación entre las lesiones laríngeas evaluadas por
FEES y las alteraciones en la deglución mediante el cuestionario EAT 10.16
En
nuestro estudio, el 17, 6 % (n = 6) presentó disfagia al momento del
egreso hospitalario. En este sentido, Boggiano et al.
reportaron cifras similares de disfagia al alta
(20%).13 El paciente que a su egreso presentaba disfagia, tuvo un
seguimiento ambulatorio y por telecomunicación.
Todos
los pacientes lograron la decanulación antes del alta
y la mediana del tiempo de TQT fue de 25 d, con un PFT de 165 L/min (RIC
105-205), similar a lo reportado en los diferentes estudios, en donde se
considera que un pico flujo tosido de 160 L/min o superior representa una tos
efectiva.20
Como
limitaciones en nuestro estudio no hemos calculado la tasa de pacientes traqueostomizados, ya que nos faltaron datos de todos los
pacientes ingresados en la unidad de cuidados intensivos para valorar el
subgrupo analizado. Por otro lado, podemos mencionar el pequeño tamaño muestral analizado, aunque es similar al resto de los
estudios que hasta el momento han investigado lesiones laríngeas y disfagia por
COVID-19.
CONCLUSIÓN
Este
es el primer estudio realizado en la Argentina que reporta la prevalencia de
lesiones laríngeas y disfagia en pacientes críticos traqueostomizado
durante la primera ola de la pandemia por COVID-19, y se encontró una alta
prevalencia. Consideramos que la evaluación precoz mediante FEES nos ha facilitado
un diagnóstico oportuno, que permite guiar el tratamiento de manera individual
y definir el momento de la decanulación. Además, nos
brindó herramientas para definir la vía de alimentación hasta la resolución de
la disfagia.
Conflicto
de intereses
Los
autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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