Autor :Pozuelo-Reina Ángel A.1, Redondo-Calvo Francisco J.2
1 Biblioteca. G.A.I. - Hospital General Universitario de Ciudad Real (España) 2 Anestesiología y Reanimación. G.A.I. - Hospital General Universitario de Ciudad Real (España)
Correspondencia : Angel Pozuelo-Reina angelapozuelo@sescam.jccm.es
Resumen
Investigando la historia de la Ventilación Mecánica No Invasiva profundizamos en aspectos históricos, sociales, científicos, económicos y políticos desde los orígenes de la técnica para ayudar a respirar de forma no hostil. Se ha analizado un repertorio de literatura científica, sanitaria, política y económica, para reescribir un discurso histórico que nos introduce en diversos momentos de esta técnica. Una línea evolutiva de invenciones e investigaciones hacia una mejora de esta práctica que fomenta el confort del paciente y la eficacia de la técnica durante el siglo XX y su proyección hasta nuestros días. Técnica que resuelve desde sus inicios problemas sanitarios y médicos en casos de pacientes con una pobre oxigenación. Señalamos el proceso de tecnificación y perfeccionamiento de los aparatos que ayudan a respirar. En el continente europeo esbozaremos unas pinceladas de las investigaciones para atajar los males provocados tras la Gran Guerra, 1914-1918. Aportaciones alemanas de la empresa Dräger y los progresos de los investigadores franceses. Se analizarán los avances y conquistas que se lograron en Norteamérica. Los principales protagonistas, la participación de la industria en este progreso técnico y sanitario, los aparatos que se diseñaron y las polémicas científico-técnicas y económicas que se produjeron. Concluyendo que, incluso, las guerras, dentro de la tragedia que suponen para la humanidad, pueden traer algún “beneficio” social de manera colateral, como en el caso de los avances médico-sanitarios.
Palabras clave: Historia VMNI; Respiración artificial; Máscara de oxígeno
Advances in the history of NIV. Interwar Period (1919-1939)
Abstract
Investigating the history of Non-Invasive Mechanical Ventilation we delve into historical, social, scientific, economic and political aspects from the origins of the technique to help breathe in a non-hostile way. We have analyzed a repertoire of scientific, health, political and economic literature, to rewrite a historical discourse that introduces us in different moments of this technique. An evolutionary line of inventions and research towards an improvement of this practice that promotes patient comfort and efficiency of the technique during the twentieth century and its projection to the present day. Technique that resolves from its beginnings sanitary and medical problems in cases of patients with a poor oxygenation. We point out the process of technification and improvement of the devices that help to breathe. On the European continent we will outline some brushstrokes of the investigations to tackle the evils provoked after the Great War, 1914-1918. German contributions from Dräger and the progress of French researchers. It will analyze the advances and achievements that were achieved in North America. The main protagonists, the participation of the industry in this technical and sanitary progress, the devices that were designed and the scientific-technical and economic controversies that took place. Concluding that even wars, within the tragedy they pose for humanity, can bring some social “benefit” in a collateral way, as in the case of medical and health advances.
Key words: History VMNI; Artificial respiration; Oxygen mask
Los historiadores deben su ciencia al servicio de la paz
(Rafael Altamira Crevea)
Reflexión introductoria: ¿una pintura negra de
la sociedad europea?
Muchas veces, según las lecturas que hagamos de
los libros de historia o de libros de historia de la
medicina, referidos a los primeros años del siglo
XX, da la impresión de que no estaban viviendo
en el mismo tiempo. Ofrecen visiones distintas al
explicar los acontecimientos. Por un lado, en los
libros de historia general se observa que eran unos
tiempos temblorosos social, económica y políticamente; pero en los libros de historia de la medicina
se escribe de avances, progresos, nuevas técnicas,
nuevos aparatos que benefician a la sociedad, o
mejoras en el trabajo de los profesionales que los
manejan para emitir diagnósticos, tratamientos,
etcétera; y se aprecia una contradicción entre la
historia que se escribe desde la medicina y la historia que se escribe desde otros órdenes, como el
político-militar, el social, o el económico, porque
estimamos que entre una y otra forma de relatar
los acontecimientos parece no existir conexión, una
conexión que consideramos necesaria. ¿O es que la
política internacional de un país, o varios, no está ligada a la prosperidad de la política científica interna de ese país o países? No conseguimos encajar
una respuesta adecuada a este dilema. Es verdad
que cualquier persona se alegra de los avances de
la ciencia, pero surge una duda: ¿cómo es posible,
a comienzos del siglo XX, tales avances médicos y
técnicos, en una sociedad tan convulsa en muchos órdenes, incluso en el cambio de las mentalidades?, ¿acaso los científicos, también los médicos, vivían
ajenos a lo que ocurría en el mundo?, ¿hay una
respuesta adecuada? Habrá que buscarla, habrá que volver a investigar, hay que revisar y reescribir
la historia. Lo que sí se observa es cierta desunión
al escribir una y otra historia.
Para Edmund Husserl, fundador de la fenomenología, durante el periodo de entreguerras se
produjo en Europa una crisis de las ciencias y de
la humanidad. Aunque no deseamos contradecir
a tan excelso filósofo, creemos que en la primera
parte no lleva razón: “crisis de las ciencias”. La
ciencia médica avanzó, y mucho, otra cosa es que
fuera utilizada, usada y manipulada por mentes
preclaras o mentes enfermas, pero crisis de ciencia,
como tal, no creemos que hubiera en las primera parte del siglo XX; en lo que sí estamos de acuerdo
con Husserl es en la “crisis de la humanidad en
Europa”, aunque, además, creemos que este concepto se extendería a lo largo y ancho del espacio
y del tiempo: espacio, amplísimo, no acotaríamos
casi ninguna zona del planeta; pero en el tiempo la
crisis humanitaria se ampliaría, de ese momento
que dice Husserl, 1935, tanto al pasado como durante todo el siglo XX hasta hoy e, incluso hacia el
futuro. ¿Se salvaría algún momento de la historia
del siglo XX o la actualidad?, se piensa que, incluso
en la actualidad, la crisis humanitaria, sobre todo
en Europa, es más aguda que lo que señaló Husserl.
Batallas de Yprés y Bolimov, la guerra química.¡Todos incumplieron!
A partir de la atrocidad de la guerra química, que
utilizaron los contendientes durante la Primera
Guerra Mundial, todos incumplieron el Convenio
de La Haya de 1899 que prohibía el uso de armas
químicas, ¡todos!
¿Importa, acaso, quién fue el primero en utilizar armas químicas, como el gas cloro en el frente
occidental, en Yprés (al noroeste de Bélgica), entre
el 22 de abril y el 25 de mayo de 1915?, ¿es, acaso, relevante si fueron los alemanes en el frente
oriental, con el “Huracán de fuego” de la batalla
de Bolimow (Polonia central), el 31de enero de
1915, los que primero usaron el “gas T” (xylyl and
benzil bromides), bromuro de xililo? Para buscar
culpables, tal vez sea importante. En lo que todos
estaban de acuerdo, después de su utilización, es
en los perjuicios que trajo para la humanidad.
Pero, algo no encaja. Tras la Primera Guerra
Mundial, Europa y Estados Unidos siguen dos caminos divergentes. Hay una destrucción del “diálogo
atlántico”, esbozado en la Gran Guerra y una pésima
gestión de la débil Paz de París, con el Tratado de
Versalles, firmado en 1919 por los 27 países beligerantes. Y, contrariamente a este hecho divergente,
en ciencia y tecnología médica sí que hay conexiones
y transferencias de conocimiento, resulta curioso
que en política internacional haya una ruptura y en
ciencia y sabiduría exista una íntima relación que exporta e importa los saberes de uno a otro continente.
Nos hemos preguntado si la humanidad aprendió algo de esta guerra. Posiblemente no se aprendió mucho, pues el periodo de Entreguerras trajo,
precisamente, una nueva “pintura negra”. Los “felices años 20” fueron más bien un espejismo, un intento de olvidar algo. Tal vez olvidarse de los
errores que no se supieron resolver tras la “derrota
de todos y victoria de ninguno”. Este nuevo tiempo
de Entreguerras, propició nuevas equivocaciones,
con resultados aún más trágicos, que abocaron a la
2ª Guerra Mundial. A nivel político-militar, como
dice el profesor Ruiz Domenech: “Si las cosas eran
tan evidentes, ¿por qué no se trató de hacer algo
en lugar de quejarse una vez ocurrido?”, todo ello
a tenor de que “el expansionismo nazi se aceptó como un mal menor ante el espectro de una nueva guerra mundial... el 1° de septiembre de 1939
(Hitler) ordenó la invasión de Polonia”1.
I. Europa: nuevas terapias para los heridos de guerra y otros enfermos: máscaras, tentes y Iron Lung
¿Por qué surgen las tentes como aparatos de
respiración?, ¿tal vez superando a las cámaras de
presión? o ¿acaso eran la alternativa a las mascarillas faciales? Las cámaras de presión tenían una
funcionalidad más vinculada a las intervenciones
quirúrgicas y las mascarillas a la respiración en
ambientes hostiles; posteriormente, surgirían los Iron Lung, los pulmones de acero, como terapia a
los más graves problemas respiratorios. Pero ¿y las tentes?, ¿tal vez relacionadas con un mayor confort
del enfermo?, ¿unidas a la oxigenoterapia? Es posible que fuera una conjunción de muchos factores
los que condujeran a la aplicación y perfeccionamiento de este método de respiración protectora.
En el debate entre expertos que incluyó la
revista Anesthésie et Analgésie (Boletín de la
Sociéte d’Études sur l’Anesthésie et l’Analgésie)
(1936), tras el artículo de Iselin y Sanders sobre la
oxigenoterapia2, el profesor Flandin habla de que
la utilización de gas venenoso durante la guerra
trajo problemas respiratorios que fueron resueltos
con la oxigenoterapia, actividad sobre la que se
centraron numerosos estudios e investigaciones.
Continúa Flandin relatando un curioso “y pernicioso” método (que aquí señalamos como una más de
las, tal vez “locas ideas” que se podían tener). Era
un método agresivo y desfavorable: “Desde 1915
Pierre Loti describe en una página sorprendente
las inyecciones subcutáneas de oxígeno hechas con
una generosidad excesiva... (siendo) desaconsejado
rápidamente este método...”2.
La producción de artilugios y aparatos para
respirar fue importante, así nos lo indican diversos escritos: “Tras la guerra, se han realizado numerosos intentos para proporcionar tentes de oxígeno
y cámaras de oxígeno...”2, no dicen con precisión a
dónde iban dirigidos esos aparatos, pero estimamos
que iban destinados, principalmente, a hospitales
civiles, aunque también pudieran estar destinados
a la sanidad del ejército. En cualquier caso, se valoran como elementos importantes para la salud
y se distribuyen con cierta generosidad e intencionalidad de beneficio social. No obstante, concluye
Flandin que “La experiencia me permite llamar
la atención sobre los siguientes puntos: ...que la
administración de oxígeno puro es peligrosa...; que
debe ser realizada por personal experimentado...;
que la máscara individual parece ser muy superior
a otros medios; campana (cloche) y tiendas (tentes)
solo permiten el uso de uno o de la mezcla de aire,
oxígeno y ácido carbónico y son variables e imposibles de definir las proporciones”2.
En Alemania: Dräger
En este tiempo, conocido como “de entreguerras”,
en Europa la empresa fundada por Dräger a finales
del siglo XIX continuó con el progreso y la investigación de nuevos aparatos para la seguridad de
mineros, submarinistas, incluso para la medicina.
Así, en 1924 se inventó el Draegerogen, un aparato
respirador (botellas de metal ligero) para salvar la
vida de los mineros, un dispositivo ligero y sencillo
de utilizar3. También en ese año se presentó el
primer aparato de anestesia de reinhalación por
acetileno y la investigación de nuevos sistemas
de circuitos cerrados para la utilización en los
quirófanos de los hospitales. De forma similar, las
investigaciones de este grupo alemán diseñaron
el mecanismo respiratorio de circuito cerrado, el
BG (1924), para la minería; nuevos aparatos de
buceo (1925); instrumentos para anestesia (1926),
continuando la exploración y descubrimientos de
nuevas aplicaciones en el departamento de química
en 1926. Posteriormente, hacia 1935, en el ámbito
de la medicina, el aparato de anestesia mezclada de
presión positiva, tipo MÜ3. “Los receptores “mü” se definieron al principio por su afinidad con la
morfina…”4. La empresa Dräger, en los tiempos de
la Alemania nacional-socialista, presentó la “máscara antigás del pueblo”, que afortunadamente
no se tuvo que utilizar, artefacto ideado para una
posible agresión química. Esta máscara del pueblo
fue presentada en un evento protagonizado por
el jerarca nazi Hermann Göring el 5 de junio de 19373. Tal vez ya se veía venir el nuevo conflicto
bélico mundial que preparaba el gobierno del III
Reich
La “École française”
No solo fue Alemania, con sus técnicos, científicos
e ingenieros, el país que más despuntó en aquellos años en Europa, también destacamos lo que
aportaron los científicos y médicos franceses a este
problema de la VMNI: la École française5. Este
grupo basó sus investigaciones en las experiencias
de la primera Gran Guerra y en el quehacer de
otros oficios, no estrictamente ligados al ámbito de
la salud, pero sí de la resucitación, como el cuerpo
de bomberos de París. Superando a las antiguas
y arcaicas ayudas a la respiración intentaremos
centrarnos en las técnicas que, durante esos años
de entreguerras se experimentaron, probaron,
desarrollaron y establecieron en Francia.
“Después de la guerra de 14/18 (la I Guerra
Mundial), bajo la dirección del comandante médico Cot, jefe médico del Regimiento del Cuerpo de
Bomberos de París, la organización de la reanimación urgente fue profundamente revisada. Y el
equipamiento (para la resucitación de los heridos)
progresó notablemente”6,7 . Así, Delaby nos va señalando algunas de las aportaciones a lo largo de
los años de entreguerras y nos comenta el aparato
respirador del Dr. Panis, de París (1923); también
se informa del Pulmoventilateur de Charles Hederer, basado en los estudios anteriores de Schaefer
y Nielsen, siendo el mérito de estos aparatos su
gran simplicidad6.
Recordemos de nuevo las armas de destrucción
masiva de la Primera Guerra Mundial (1914-1918),
el empleo de gases letales: la “guerra química”;
visualicemos algunas escenas de películas sobre
este evento y descripciones de las “máscaras antigás” que empleaban los soldados y que fueron
parte de su equipo personal. Resaltemos la idea
de la máscara que permitía respirar con cierta
seguridad en un “ambiente adverso”. Ahora, imaginemos otra situación: un médico o un cirujano
ante la obligación de mantener la respiración y
la oxigenación de un paciente durante un “acto
hostil”: por ejemplo, una intervención quirúrgica,
una gran dificultad respiratoria, o una situación
próxima a la muerte, siendo necesario mantener
las constantes vitales del enfermo: una máscara de
oxígeno, también para el anestésico, que, incluso,
obligue al paciente a respirar.
Los métodos invasivos en muchas ocasiones
eran, y son, necesarios para la resucitación de un
herido, si bien los procedimientos no agresivos
eran preferibles. Pero, había momentos en los que
las dificultades respiratorias exigían otras formas,
actuaciones un tanto agresivas y, a criterio médico,
se prefería un sistema u otro.
El grupo del Hospital Necker
Diversos grupos de investigación se extendían
por toda la geografía francesa. Los estudios del
grupo de investigadores encabezados por Leon
Binet y Madeleine Bochet, en el hospital Necker
de París, dieron diversos frutos muy interesantes
de consignar, estudios que fueron plasmados en
diversas revistas científicas del momento. Ambos
científicos, junto a otro personal del hospital,
experimentaron y adaptaron descubrimientos
anteriores, consiguiendo nuevos dispositivos, como
la masque à oxygéne, la tente y la cloche à oxygéne (campana), esta última inspirada en la tente de
tête (cámara / tienda de cabeza) del Dr. Roth, de
Alemania, que trabajó junto a Dräger. En esta
ocasión nos centraremos en lo que nos dicen en los
artículos publicados en las revistas Anesthésie et Analgésie y La Press Medicale, entre 1936 y 1939.
Binet y Bochet presentaron las conclusiones sobre
su masque à oxigène (máscara de oxígeno) y la tente
(cámara o tienda) en la revista Anesthésie et Analgésie, aunque con anterioridad se tienen noticias
de diversos estudios e inventos, como la masque
pour narcose mixte (máscara para mezcla narcótica o narcosis mixta), de la que informa el italiano
Dogliotti8; los aparatos de circuito cerrado para
anestesia; o aplicaciones en oxigenoterapia con la “cámara de oxígeno” (tente à oxygéne), desarrollada
en 1926 por Barrach2, entre otros antecedentes
considerados por Binet y Bochet. Digamos, que se
dio paso a una nueva fase en la VMNI.
A pocas fechas de un segundo gran conflicto
mundial, el grupo francés de investigadores,
dirigidos por Binet y Bochet, hizo públicas sus
investigadores y presentó diversos aparatos que
facilitaban el tratamiento médico para enferme-
dades y dolencias relacionadas con las dificultades
respiratorias. Así comienza la exposición de las
conclusiones de estos dos científicos: “Nos gustaría, en este artículo (presentar) un resumen de
la investigación que hemos hecho recientemente
en la instrumentación práctica, tanto en nuestro
Laboratorio de Fisiología como en nuestro servicio del Hospital Necker”9. Para, posteriormente,
presentarnos tres de los diseños elaborados por
su equipo: una máscara de oxígeno, tienda y dos
dispositivos de respiración artificial9.
La máscara presentada por estos científicos es
muy sencilla, diseñada tras un estudio concienzudo
de los distintos y variados modelos utilizados en
tiempos anteriores, simplificando, en ocasiones, las
enrevesadas técnicas de otros tipos de máscaras y
buscando siempre una adecuada ventilación sin
forzar el mecanismo del aparato respiratorio del
paciente, como nos indican en el siguiente comentario: “la máscara responde a las condiciones de un
tratamiento de urgencia; que puede ser utilizada
inmediatamente en todas partes, y permite una
oxigenación eficaz. Enfermos de corazón, asmáticos, sujetos con ataques repentinos de asfixia,
o algunas disneas postoperatorias pueden beneficiarse de su aplicación, y es utilizada, asimismo, en
complicaciones postoperatorias y asfixia accidental
o crónica9, 10. (Figura 1)
Para el caso de la tente à oxygéne, este grupo
de investigadores consiguió perfeccionar algunos
aspectos técnicos de experiencias anteriores en
diversos tipos de pacientes, así como aplicando
los nuevos conocimientos sobre la oxigenación
de las vías respiratorias y las consecuencias de
patógenos o tóxicos. El dispositivo diseñado “da
cuenta de la oxigenación de la vía respiratoria del
paciente; queda por asegurar su bienestar a través
de la ventilación, enfriamiento de la atmósfera
superoxigenada y la condensación del exceso de
humedad”9. (Figura 1)
Entre otros aspectos médico-sanitarios, los
diseñadores de los aparatos consideran la adecuación del dispositivo a los enfermos y su confort,
llevando la ventilación no invasiva un paso más
allá, pues, “la observación de muchos pacientes
febriles, disneicos, cianóticos, muestra cómo la
ventilación interior del aparato, la frescura del
ambiente superoxigenado y el bajo nivel higrométrico (de humedad) contribuyen a la sensación de
bienestar de algunos pacientes”9.
El tercer aparato que el grupo del hospital
Necker mostró lo denominaron “Appareil automatique de respiration artificielle et D’Inhalation
D’Oxygène”, (Aparato automático para la respiración artificial y la inhalación de oxígeno)9. En el
que mostraron una combinación de técnicas para
facilitar y optimizar la respiración con las diversas
funciones orgánicas del paciente. “Estudiamos un
sistema automático implicado con oxígeno y una
coraza que asegura la respiración artificial y la
inhalación de oxígeno. Nuestro modelo combina
la acción mecánica obtenida por la compresión
neumática externa del tórax y el abdomen, con la
inhalación de oxígeno, favorable al restablecimiento de las funciones normales del sujeto en estado
de muerte aparente”9. Asociado a este último exhibieron un aparato portátil de respiración artificial,
o pulmón artificial portátil9. (Figura 2)
Para Europa hemos esbozado “una pintura negra” de este periodo de Entreguerras, a nivel político, militar, social. Pero, fíjense que, en unos años tan agitados política y socialmente, la ciencia, la tecnología y, sobre todo, las técnicas médicas continuaron su avance y su progreso. Tal vez, en este caso, como resultado de las armas químicas utilizadas en la Gran Guerra, pues a consecuencia de ello las investigaciones para solucionar los problemas de los heridos por los gases venenosos hicieron que se perfeccionara el diseño de mascarillas, cámaras de presión, tentes, etcétera, y se inventaran y diseñaran ingenios, artilugios y aparatos que sirvieron para facilitar la respiración de los heridos por la guerra química y los enfermos con dificultades respiratorias.
II. Los americanos: investigación, industria y medicina
Mientras estos descubrimientos e inventos se
producían en Europa, los americanos no iban a
la zaga en sus investigaciones. En este periodo
de entreguerras, con todo lo observado durante
la Gran Guerra en Europa, así como en otros de
sus estudios científicos, desarrollaron importantes aparatos para las prestaciones de la VMNI. A
la par que circulaba la riqueza y el capital de un
extremo a otro del mundo con nuevas industrias
y nuevos materiales: caucho, plásticos, aleaciones
de metales, etcétera, se llevaron a cabo nuevas
experiencias en Estados Unidos.
En 1921 el médico norteamericano, Benjamin
Eliashop, en el Mountain Sinai Hospital, de Nueva
York, no fue ajeno al empleo de los nuevos materiales que le proporcionaba la industria, y utilizando,
por ejemplo, gomas en lugar de plásticos, como
cerramientos en el diseño de sus aparatos para la
ventilación no invasiva, implicó en el proceso de su
investigación a una nueva industria, la Goodyear
Rubber Company11.
También en Nueva York, Alvan L. Barach demostró en 1926 que la aplicación de la máscara,
como se hacía anteriormente, era ineficaz y no
podía ser fácilmente tolerada durante mucho tiempo; decía, y demostró, que una cánula intranasal,
probada en los heridos gaseados durante la guerra,
solo aportaba una pequeña cantidad de oxígeno, y
que esta dosis era claramente insuficiente; por tanto, se imponía la necesidad de una cámara cerrada
para administrar una proporción rica de oxígeno
que se pudiera mantener constante, controlar y
regular la temperatura y la humedad, siendo más
confortable el tratamiento para el paciente2, 12, 13.
En un primer modelo, Barach cumplió los requisitos con una cámara de aluminio desmontable,
con ventana que tenía un motor de cuatro tiempos
para el bombeo y ventilación, posteriormente, expuso cada uno de los problemas que soportaba tal
sistema y le condujeron a diseñar una cámara más sencilla. De esta forma, “la cámara de Barach, descrita en 1926, no conlleva ni motor, ni ventilador,
ni refrigerador… todo es perfectamente regulable
y la cámara es relativamente económica…”2, 12, 13.
De este modo, en la década de los años 30, Alvan
Barach modificó y perfeccionó el Barorespirador
(Barospirator) de Torsten Thunberg, que era utilizado en Europa para combatir las enfermedades
relacionadas con los fallos respiratorios agudos.
De los numerosos estudios e inventos posteriores, siempre en función de mejorar la VMNI
mediante la tente, aparece la siguiente descripción:“La tienda de oxígeno está compuesta por una
especie de campana que cubre la cabeza y la parte
superior del cuerpo del enfermo que está en la
cama. La circulación de oxígeno y la ventilación
proporcionadas por un circuito; pero es necesario
contar con un motor que aspira constantemente
el gas viciado y aporta oxígeno…”2.
La investigación no tenía límites, sobre todo contando con la implicación de las diferentes empresas
que veían en este campo de la producción no solo
posibles beneficios económicos sino, tal vez, algún
beneficio social. ¿Por qué no vamos a suponer en
estas empresas e industrias aportaciones altruistas
a la sociedad junto a beneficios propios?, ¿por qué no? También hay que considerar las luchas internas en el sector, la pugna por erigirse en el primer
descubridor o inventor de un sistema ventilatorio
más eficaz, más económico, más lucrativo, pero,
posiblemente también intentando llevarse la gloria
de un descubrimiento que beneficiara a la sociedad.
Así, hemos de señalar, no solo la trayectoria de las
investigaciones norteamericanas sino, además, las
controversias que tuvieron, por ejemplo, en el registro de las patentes. En este sentido es notorio y
conocido el enfrentamiento de Drinker y Emerson.
El grupo Drinker-Shaw y sus descubrimientos
La estrecha colaboración entre Philip Drinker
(ingeniero químico, profesor de higiene industrial)
y Louis Agassiz Shaw (investigador y profesor de
fisiología) en el Departamento de Fisiología en la
Escuela de Salud Pública de Harvard, en Boston,
durante la década de los años veinte, llevó a la presentación de conclusiones a la sociedad, en 1929,
de un pulmón de acero, el Iron Lung. Una de cuyas
primeras publicaciones científicas fue realizada
en la revista Journal of Clinical Investigation,
presentando los resultados de sus estudios con el
diseño de un aparato para aumentar en el tiempo la respiración con ayuda de un dispositivo que serviría, tanto para adultos como para niños14,15. Poco
después, en la misma revista presentaron un nuevo
aparato, en esta ocasión solamente para niños y
bebés, con la novedad de un diseño que aportase
una mezcla de oxígeno y dióxido de carbono, según la estimación del profesional que manejara
la máquina a demanda de las constantes vitales
del paciente14, 16. En el artículo se describen con
todo lujo de detalles los experimentos realizados
hasta la consecución de un aparato óptimo para
niños de una talla y peso reducidos. Un considerable beneficio social en el ámbito de la sanidad
con la colaboración de la industria, la técnica y la
fisiología. Para estos autores, hasta ese momento,
finales de los años veinte, la respiración artificial
había sido administrada por métodos manuales o
forzando el aire bajo presión dentro y fuera de los
pulmones por medio de un aparato de insuflación15.
A lo largo de la exposición de este artículo,
Drinker y Shaw nos indican los diferentes tipos de
técnicas utilizadas por diversos especialistas con
otros métodos, para concluir, según los autores, en
algo distinto; y ciertamente fue así, conjugando varias experiencias anteriores. De manera que, como
apoyo a sus innovaciones, hablaban del método
de respiración artificial de Keith (1909), presión
positiva con máscara facial; o la respiración artificial de Sharpey-Schafer (fisiólogo inglés, uno de
los fundadores de la Endocrinología y descubridor
del método de respiración artificial que lleva su
nombre)15, 17; o el sistema descrito por Thunberg,
(1927), en el cual se colocaba al enfermo en una
cámara con presiones alternativas; así, en el recorrido histórico en el que fundan sus invenciones,
también explicaban del modelo utilizado por Doe,
(1889): un aparato para resucitar a niños asfixiados, consistente en una pequeña caja, que mediante
un dique de goma (rubber dam), un agujero aislaba
la nariz y la boca para recuperar la respiración15.
La amplia información, investigaciones y experiencias que analizaban de todo el mundo
estos autores para documentar sus estudios es
encomiable. Así, Drinker y Shaw, nos comentaron
las acciones de Steuart (1918), en Sudáfrica, con
enfermos de poliomielitis: “El principio utilizado
es colocar el tórax y el abdomen del niño en una
cámara hermética rígida que comunica con un
gran fuelle, que provoca periódicamente un parcial
vacío en la caja”; y las investigaciones del profesor
Eisenmenger en Austria15.
El dispositivo que plantearon y desarrollaron
estos investigadores se basaba, como acabamos de
ver, en distintos y diversos estudios, aclarando con
metódica sencillez los análisis e investigaciones
que habían realizado hasta concluir en el aparato
que diseñaron: “The apparatus which we have
developed... is based on principles somewhat different from any of those mentioned”. (El aparato
que hemos desarrollado... se basa en principios un
tanto diferentes de los mencionados). La versión
que ellos mismos actualizaron en 1929 era bastante complicada, tanto como el Barorespirador
de Thunberg, por este motivo solamente podía
ser utilizado en hospitales y bajo la supervisión de
médicos adecuadamente preparados15.
Tal vez la presión social, ante los problemas de
salud, por ejemplo, la epidemia de poliomielitis,
también contribuyó de alguna forma al amplio
desarrollo de las investigaciones y mejoras técnicas de estos aparatos. Diversas empresas fueron
adaptando sus producciones a las demandas que
los científicos, ingenieros y médicos necesitaban
para su ciencia y técnica. Y, precisamente, en estos informes de Drinker y Shaw nos encontramos
diversas industrias que aportaron algunos de sus
productos a las máquinas que se estaban diseñando. Por tanto, nos encontramos con una clarísima
implicación de la economía industrial en el desarrollo de técnicas médicas, al igual que hemos
visto anteriormente en Europa con el caso de la
compañía Dräger. Las industrias norteamericanas
proporcionaban los variados componentes de las
máquinas y aparatos respiradores que los científicos, médicos e ingenieros ideaban, imaginaban
y experimentaban para conseguir el producto que
favoreciera las actividades profesionales de los sanitarios. Drinker y Shaw mencionan en sus publicaciones diversas compañías que colaboraron en el
desarrollo y evolución de esta técnica médica, como
la Hood Rubber Company, que fabricaba los collares de goma ajustables al cuello de los pacientes; u
otras innovadoras compañías que mejoraban estos
componentes, como la Cluet Peabody Company y
la Knox Hat Company. La variedad de empresas
que hubieron de vincularse a estos experimentos
fue importante, por ejemplo, las bombas de los
ventiladores de estas máquinas fueron fabricadas
por la Electric Blower Company de Boston, Massachuset. Y, la no menos importante, Consolidated
Gas Company, de Nueva York también colaboró con algunos componentes15.
Las excelencias de los descubrimientos de
Drinker y Shaw, para el caso americano, fueron
abaladas por todos los medios de comunicación, no
olvidemos que la epidemia de poliomielitis fue muy
importante durante los años finales de la década de
los veinte en los Estados Unidos, con un ascenso
desde 1926, un repunte hacia 1931 y un descenso
continuado hasta 193418. Como decimos fueron
elogiadas estas invenciones no solo por las revistas
científicas, una vez comprobados sus resultados
sino, incluso, nombrados como “milagros para la
salud”, como el artículo publicado por T. Mahoney,
una década después, en la revista The Rotarian:
“In 1928, Professor Drinker, a chemical engineer, was given funds by the Consolidated Gas
Company of New York for research on pneumatic
saving machines... with the help of Louise A. Shaw,
another member of Harvard’s Faculty, Drinker
devised the Iron Lung. In 1929, one of the Drinker
devises was set up in Bellevue Hospital in New
York. It saved the life of a young woman accidentally poisoned by a drug...”. (En 1928, un ingeniero
químico el profesor Drinker, consiguió fondos de
la Consolidated Gas Company, de Nueva York,
para la investigación en las máquinas de ahorro
de neumáticos (máquinas que consumen aire)...
con la ayuda de Louise A. Shaw, otro miembro de
la facultad de Harvard, Drinker ideó el pulmón
de acero. En 1929, uno de los legados de Drinker
fue creado en el Hospital Bellevue de Nueva York.
(Este aparato salvó la vida de una mujer joven
envenenada accidentalmente por una droga...)19.
J. H. Emerson y la poliomielitis en USA.
Polémica con Drinker
En este ir y venir de uno a otro continente en
la transmisión de conocimiento entre Europa y América, y viceversa, en el primer tercio del siglo XX, nos encontramos con algunas pequeñas
contradicciones acerca de quién fue el primero
en descubrir o el primero en aplicar qué aparato,
etcétera. El cruce de textos entre los que estudian estos temas es continuo. No entraremos
nosotros a reivindicar el protagonismo de quién
fue el pionero, sino sus aportaciones al avance
técnico de la VMNI. De esta forma, solo apuntaremos el lío que hubo entre los norteamericanos
a la hora de reclamar la autoría primigenia
del Iron Lung (el célebre pulmón de acero). El
pleito llevado a cabo por Drinker contra Emerson sobre la patente de este aparato, por unas
modificaciones en el Iron Lung, culminó en los
tribunales norteamericanos. La Corte del distrito federal de Boston, el 27 de abril de 1935,
dio la primacía del invento patentado por J. H.
Emerson, argumentando que este artilugio de
salvamento debería ser para beneficio de todos
los seres humanos, y perdiendo Drinker todos
los derechos, beneficios, etcétera.
Otro de los diseños de Emerson que favoreció este campo de la técnica sanitaria, fue cuando hacia
1931 se presentó un nuevo modelo de oxigen tent,
para largas o cortas oxigenoterapias11. Pero, tal vez
una de las tareas que con más interés se consideran
en los trabajos de Emerson fue su aportación al tratamiento de la poliomielitis en Estados Unidos. Las
invenciones de Emerson continuaron progresando
en la década siguiente, perfeccionando los aparatos
de otros inventores de años precedentes, no solo
en el ámbito sanitario, que es el que ahora nos
importa, sino, por ejemplo, vinculados a la marina
norteamericana. Obviamente, las actividades de
Emerson condujeron a la creación de la empresa
J. H. Emerson Company.
Cronología de las máquinas para respirar, o The Evolution of “Iron Lungs”
Seguidamente exponemos una breve sinopsis de
los aparatos que, desde el siglo XIX, se han ido
diseñando para ayudar a la respiración y otras
enfermedades, según el folleto publicitario de la J.
H. Emerson Company en 1978, para conmemorar
el éxito de dicha empresa en los progresos, avances
y desarrollo de esta técnica de VMNI.
Recapitulación: los “beneficios colaterales” de la guerra
Hemos encontrado, tanto en Norteamérica como
en Europa, una clara relación entre economía y
medicina avanzada: industria, capital, beneficio,
tanto económico como social; investigaciones, mejoras técnicas, invenciones, nuevos tratamientos
médicos, inversión en departamentos colaterales,
como el ejemplo del Departamento de Química de
la compañía Dräger; productividad (menor coste,
mayor eficacia y beneficios; investigación sobre materiales, tanto a nivel efectivo como económico;
patentes legales: Emerson vs. Drinker, etcétera).
Nos encaminamos hacia un nuevo tiempo, tanto
de hostilidad como de progreso, años de beligerancia internacional: la 2a Guerra Mundial. Un
nuevo desastre en la historia de la humanidad.
No queremos parecer derrotistas, pero así ocurrió. No obstante, también de progreso, de alguna
forma se producen algunos avances, como hemos
apuntado en los párrafos anteriores, en el ámbito
sanitario se progresó. El terror de las guerras hizo
que los sanitarios agudizaran las mentes y de las
catástrofes humanas se obtuviera algún beneficio,“beneficios colaterales”, para el conjunto de los
seres humanos. En el caso que nos ocupa: nuevos tipos de máscaras faciales, nuevos aparatos
de ventilación no invasiva, aún quedan muchos
temas por conocer en la historia de la Ventilación
Mecánica No Invasiva, una técnica medica con una
importancia crucial a la hora de tratar a enfermos
con problemas respiratorios.
Conflicto de interés: Los autores del trabajo declaran no tener conflictos de intereses relacionados con esta publicación.
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