Autor :Pozuelo-Reina Ángel A.1, Redondo-Calvo Francisco J.2
1 Biblioteca. G.A.I. - Hospital General Universitario de Ciudad Real (España) 2 Anestesiología y Reanimación. G.A.I. - Hospital General Universitario de Ciudad Real (España)
Correspondencia : Angel Pozuelo-Reina angelapozuelo@sescam.jccm.es
Resumen
Investigando la historia de la Ventilación Mecánica No Invasiva profundizamos en aspectos históricos, sociales, científicos, económicos y políticos desde los orígenes de la técnica para ayudar a respirar de forma no hostil. Se ha analizado un repertorio de literatura científica, sanitaria, política y económica, para reescribir un discurso histórico que nos introduce en diversos momentos de esta técnica. Una línea evolutiva de invenciones e investigaciones hacia una mejora de esta práctica que fomenta el confort del paciente y la eficacia de la técnica durante el siglo XX y su proyección hasta nuestros días. Técnica que resuelve desde sus inicios problemas sanitarios y médicos en casos de pacientes con una pobre oxigenación. Señalamos el proceso de tecnificación y perfeccionamiento de los aparatos que ayudan a respirar. En el continente europeo esbozaremos unas pinceladas de las investigaciones para atajar los males provocados tras la Gran Guerra, 1914-1918. Aportaciones alemanas de la empresa Dräger y los progresos de los investigadores franceses. Se analizarán los avances y conquistas que se lograron en Norteamérica. Los principales protagonistas, la participación de la industria en este progreso técnico y sanitario, los aparatos que se diseñaron y las polémicas científico-técnicas y económicas que se produjeron. Concluyendo que, incluso, las guerras, dentro de la tragedia que suponen para la humanidad, pueden traer algún “beneficio” social de manera colateral, como en el caso de los avances médico-sanitarios.
Palabras clave: Historia VMNI; Respiración artificial; Máscara de oxígeno
Advances in the history of NIV. Interwar Period (1919-1939)
Abstract
Investigating the history of Non-Invasive Mechanical Ventilation we delve into historical, social, scientific, economic and political aspects from the origins of the technique to help breathe in a non-hostile way. We have analyzed a repertoire of scientific, health, political and economic literature, to rewrite a historical discourse that introduces us in different moments of this technique. An evolutionary line of inventions and research towards an improvement of this practice that promotes patient comfort and efficiency of the technique during the twentieth century and its projection to the present day. Technique that resolves from its beginnings sanitary and medical problems in cases of patients with a poor oxygenation. We point out the process of technification and improvement of the devices that help to breathe. On the European continent we will outline some brushstrokes of the investigations to tackle the evils provoked after the Great War, 1914-1918. German contributions from Dräger and the progress of French researchers. It will analyze the advances and achievements that were achieved in North America. The main protagonists, the participation of the industry in this technical and sanitary progress, the devices that were designed and the scientific-technical and economic controversies that took place. Concluding that even wars, within the tragedy they pose for humanity, can bring some social “benefit” in a collateral way, as in the case of medical and health advances.
Key words: History VMNI; Artificial respiration; Oxygen mask
Los historiadores deben su ciencia al servicio de la paz
           (Rafael Altamira Crevea)
 Reflexión introductoria: ¿una pintura negra de 
              la sociedad europea?
               Muchas veces, según las lecturas que hagamos de 
              los libros de historia o de libros de historia de la 
              medicina, referidos a los primeros años del siglo 
              XX, da la impresión de que no estaban viviendo 
              en el mismo tiempo. Ofrecen visiones distintas al 
              explicar los acontecimientos. Por un lado, en los 
              libros de historia general se observa que eran unos 
              tiempos temblorosos social, económica y políticamente; pero en los libros de historia de la medicina 
              se escribe de avances, progresos, nuevas técnicas, 
              nuevos aparatos que benefician a la sociedad, o 
              mejoras en el trabajo de los profesionales que los 
              manejan para emitir diagnósticos, tratamientos, 
              etcétera; y se aprecia una contradicción entre la 
              historia que se escribe desde la medicina y la historia que se escribe desde otros órdenes, como el 
              político-militar, el social, o el económico, porque 
              estimamos que entre una y otra forma de relatar 
              los acontecimientos parece no existir conexión, una 
              conexión que consideramos necesaria. ¿O es que la 
              política internacional de un país, o varios, no está  ligada a la prosperidad de la política científica interna de ese país o países? No conseguimos encajar 
              una respuesta adecuada a este dilema. Es verdad 
              que cualquier persona se alegra de los avances de 
              la ciencia, pero surge una duda: ¿cómo es posible, 
              a comienzos del siglo XX, tales avances médicos y 
              técnicos, en una sociedad tan convulsa en muchos  órdenes, incluso en el cambio de las mentalidades?,  ¿acaso los científicos, también los médicos, vivían 
              ajenos a lo que ocurría en el mundo?, ¿hay una 
              respuesta adecuada? Habrá que buscarla, habrá  que volver a investigar, hay que revisar y reescribir 
              la historia. Lo que sí se observa es cierta desunión 
              al escribir una y otra historia. 
              Para Edmund Husserl, fundador de la fenomenología, durante el periodo de entreguerras se 
              produjo en Europa una crisis de las ciencias y de 
              la humanidad. Aunque no deseamos contradecir 
              a tan excelso filósofo, creemos que en la primera 
              parte no lleva razón: “crisis de las ciencias”. La 
              ciencia médica avanzó, y mucho, otra cosa es que 
              fuera utilizada, usada y manipulada por mentes 
              preclaras o mentes enfermas, pero crisis de ciencia, 
              como tal, no creemos que hubiera en las primera parte del siglo XX; en lo que sí estamos de acuerdo 
                con Husserl es en la “crisis de la humanidad en 
                Europa”, aunque, además, creemos que este concepto se extendería a lo largo y ancho del espacio 
                y del tiempo: espacio, amplísimo, no acotaríamos 
                casi ninguna zona del planeta; pero en el tiempo la 
                crisis humanitaria se ampliaría, de ese momento 
                que dice Husserl, 1935, tanto al pasado como durante todo el siglo XX hasta hoy e, incluso hacia el 
                futuro. ¿Se salvaría algún momento de la historia 
                del siglo XX o la actualidad?, se piensa que, incluso 
                en la actualidad, la crisis humanitaria, sobre todo 
                en Europa, es más aguda que lo que señaló Husserl.
Batallas de Yprés y Bolimov, la guerra química.¡Todos incumplieron!
 A partir de la atrocidad de la guerra química, que 
              utilizaron los contendientes durante la Primera 
              Guerra Mundial, todos incumplieron el Convenio 
              de La Haya de 1899 que prohibía el uso de armas 
              químicas, ¡todos!
  ¿Importa, acaso, quién fue el primero en utilizar armas químicas, como el gas cloro en el frente 
              occidental, en Yprés (al noroeste de Bélgica), entre 
              el 22 de abril y el 25 de mayo de 1915?, ¿es, acaso, relevante si fueron los alemanes en el frente 
              oriental, con el “Huracán de fuego” de la batalla 
              de Bolimow (Polonia central), el 31de enero de 
              1915, los que primero usaron el “gas T” (xylyl and 
              benzil bromides), bromuro de xililo? Para buscar 
              culpables, tal vez sea importante. En lo que todos 
              estaban de acuerdo, después de su utilización, es 
              en los perjuicios que trajo para la humanidad.
              Pero, algo no encaja. Tras la Primera Guerra 
              Mundial, Europa y Estados Unidos siguen dos caminos divergentes. Hay una destrucción del “diálogo 
              atlántico”, esbozado en la Gran Guerra y una pésima 
              gestión de la débil Paz de París, con el Tratado de 
              Versalles, firmado en 1919 por los 27 países beligerantes. Y, contrariamente a este hecho divergente, 
              en ciencia y tecnología médica sí que hay conexiones 
              y transferencias de conocimiento, resulta curioso 
              que en política internacional haya una ruptura y en 
              ciencia y sabiduría exista una íntima relación que exporta e importa los saberes de uno a otro continente.
              Nos hemos preguntado si la humanidad aprendió algo de esta guerra. Posiblemente no se aprendió mucho, pues el periodo de Entreguerras trajo, 
              precisamente, una nueva “pintura negra”. Los  “felices años 20” fueron más bien un espejismo, un intento de olvidar algo. Tal vez olvidarse de los 
                errores que no se supieron resolver tras la “derrota
                de todos y victoria de ninguno”. Este nuevo tiempo 
                de Entreguerras, propició nuevas equivocaciones, 
                con resultados aún más trágicos, que abocaron a la 
                2ª Guerra Mundial. A nivel político-militar, como 
                dice el profesor Ruiz Domenech: “Si las cosas eran 
                tan evidentes, ¿por qué no se trató de hacer algo 
                en lugar de quejarse una vez ocurrido?”, todo ello 
                a tenor de que “el expansionismo nazi se aceptó  como un mal menor ante el espectro de una nueva guerra mundial... el 1° de septiembre de 1939 
                (Hitler) ordenó la invasión de Polonia”1.
I. Europa: nuevas terapias para los heridos de guerra y otros enfermos: máscaras, tentes y Iron Lung
 ¿Por qué surgen las tentes como aparatos de 
              respiración?, ¿tal vez superando a las cámaras de 
              presión? o ¿acaso eran la alternativa a las mascarillas faciales? Las cámaras de presión tenían una 
              funcionalidad más vinculada a las intervenciones 
              quirúrgicas y las mascarillas a la respiración en 
              ambientes hostiles; posteriormente, surgirían los Iron Lung, los pulmones de acero, como terapia a 
              los más graves problemas respiratorios. Pero ¿y las tentes?, ¿tal vez relacionadas con un mayor confort 
              del enfermo?, ¿unidas a la oxigenoterapia? Es posible que fuera una conjunción de muchos factores 
              los que condujeran a la aplicación y perfeccionamiento de este método de respiración protectora.
              En el debate entre expertos que incluyó la 
              revista Anesthésie et Analgésie (Boletín de la 
              Sociéte d’Études sur l’Anesthésie et l’Analgésie) 
              (1936), tras el artículo de Iselin y Sanders sobre la 
              oxigenoterapia2, el profesor Flandin habla de que 
              la utilización de gas venenoso durante la guerra 
              trajo problemas respiratorios que fueron resueltos 
              con la oxigenoterapia, actividad sobre la que se 
              centraron numerosos estudios e investigaciones. 
              Continúa Flandin relatando un curioso “y pernicioso” método (que aquí señalamos como una más de 
              las, tal vez “locas ideas” que se podían tener). Era 
              un método agresivo y desfavorable: “Desde 1915 
              Pierre Loti describe en una página sorprendente 
              las inyecciones subcutáneas de oxígeno hechas con 
              una generosidad excesiva... (siendo) desaconsejado 
              rápidamente este método...”2. 
              La producción de artilugios y aparatos para 
              respirar fue importante, así nos lo indican diversos  escritos: “Tras la guerra, se han realizado numerosos intentos para proporcionar tentes de oxígeno 
                y cámaras de oxígeno...”2, no dicen con precisión a 
                dónde iban dirigidos esos aparatos, pero estimamos 
                que iban destinados, principalmente, a hospitales 
                civiles, aunque también pudieran estar destinados 
                a la sanidad del ejército. En cualquier caso, se valoran como elementos importantes para la salud 
                y se distribuyen con cierta generosidad e intencionalidad de beneficio social. No obstante, concluye 
                Flandin que “La experiencia me permite llamar 
                la atención sobre los siguientes puntos: ...que la 
                administración de oxígeno puro es peligrosa...; que 
                debe ser realizada por personal experimentado...; 
                que la máscara individual parece ser muy superior 
                a otros medios; campana (cloche) y tiendas (tentes) 
                solo permiten el uso de uno o de la mezcla de aire, 
                oxígeno y ácido carbónico y son variables e imposibles de definir las proporciones”2.
 En Alemania: Dräger
               En este tiempo, conocido como “de entreguerras”, 
              en Europa la empresa fundada por Dräger a finales 
              del siglo XIX continuó con el progreso y la investigación de nuevos aparatos para la seguridad de 
              mineros, submarinistas, incluso para la medicina. 
              Así, en 1924 se inventó el Draegerogen, un aparato 
              respirador (botellas de metal ligero) para salvar la 
              vida de los mineros, un dispositivo ligero y sencillo 
              de utilizar3. También en ese año se presentó el 
              primer aparato de anestesia de reinhalación por 
              acetileno y la investigación de nuevos sistemas 
              de circuitos cerrados para la utilización en los 
              quirófanos de los hospitales. De forma similar, las 
              investigaciones de este grupo alemán diseñaron 
              el mecanismo respiratorio de circuito cerrado, el 
              BG (1924), para la minería; nuevos aparatos de 
              buceo (1925); instrumentos para anestesia (1926), 
              continuando la exploración y descubrimientos de 
              nuevas aplicaciones en el departamento de química 
              en 1926. Posteriormente, hacia 1935, en el ámbito 
              de la medicina, el aparato de anestesia mezclada de 
              presión positiva, tipo MÜ3. “Los receptores “mü”  se definieron al principio por su afinidad con la 
              morfina…”4. La empresa Dräger, en los tiempos de 
              la Alemania nacional-socialista, presentó la “máscara antigás del pueblo”, que afortunadamente 
              no se tuvo que utilizar, artefacto ideado para una 
              posible agresión química. Esta máscara del pueblo 
              fue presentada en un evento protagonizado por 
              el jerarca nazi Hermann Göring el 5 de junio de 19373. Tal vez ya se veía venir el nuevo conflicto 
                bélico mundial que preparaba el gobierno del III 
                Reich
 La “École française”
               No solo fue Alemania, con sus técnicos, científicos 
              e ingenieros, el país que más despuntó en aquellos años en Europa, también destacamos lo que 
              aportaron los científicos y médicos franceses a este 
              problema de la VMNI: la École française5. Este 
              grupo basó sus investigaciones en las experiencias 
              de la primera Gran Guerra y en el quehacer de 
              otros oficios, no estrictamente ligados al ámbito de 
              la salud, pero sí de la resucitación, como el cuerpo 
              de bomberos de París. Superando a las antiguas 
              y arcaicas ayudas a la respiración intentaremos 
              centrarnos en las técnicas que, durante esos años 
              de entreguerras se experimentaron, probaron, 
              desarrollaron y establecieron en Francia.
  “Después de la guerra de 14/18 (la I Guerra 
              Mundial), bajo la dirección del comandante médico Cot, jefe médico del Regimiento del Cuerpo de 
              Bomberos de París, la organización de la reanimación urgente fue profundamente revisada. Y el 
              equipamiento (para la resucitación de los heridos) 
              progresó notablemente”6,7 . Así, Delaby nos va señalando algunas de las aportaciones a lo largo de 
              los años de entreguerras y nos comenta el aparato 
              respirador del Dr. Panis, de París (1923); también 
              se informa del Pulmoventilateur de Charles Hederer, basado en los estudios anteriores de Schaefer 
              y Nielsen, siendo el mérito de estos aparatos su 
              gran simplicidad6.
              Recordemos de nuevo las armas de destrucción 
              masiva de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), 
              el empleo de gases letales: la “guerra química”; 
              visualicemos algunas escenas de películas sobre 
              este evento y descripciones de las “máscaras antigás” que empleaban los soldados y que fueron 
              parte de su equipo personal. Resaltemos la idea 
              de la máscara que permitía respirar con cierta 
              seguridad en un “ambiente adverso”. Ahora, imaginemos otra situación: un médico o un cirujano 
              ante la obligación de mantener la respiración y 
              la oxigenación de un paciente durante un “acto 
              hostil”: por ejemplo, una intervención quirúrgica, 
              una gran dificultad respiratoria, o una situación 
              próxima a la muerte, siendo necesario mantener 
              las constantes vitales del enfermo: una máscara de 
              oxígeno, también para el anestésico, que, incluso, 
              obligue al paciente a respirar.
              Los métodos invasivos en muchas ocasiones 
                eran, y son, necesarios para la resucitación de un 
                herido, si bien los procedimientos no agresivos 
                eran preferibles. Pero, había momentos en los que 
                las dificultades respiratorias exigían otras formas, 
                actuaciones un tanto agresivas y, a criterio médico, 
                se prefería un sistema u otro.
 El grupo del Hospital Necker
               Diversos grupos de investigación se extendían 
              por toda la geografía francesa. Los estudios del 
              grupo de investigadores encabezados por Leon 
              Binet y Madeleine Bochet, en el hospital Necker 
              de París, dieron diversos frutos muy interesantes 
              de consignar, estudios que fueron plasmados en 
              diversas revistas científicas del momento. Ambos 
              científicos, junto a otro personal del hospital, 
              experimentaron y adaptaron descubrimientos 
              anteriores, consiguiendo nuevos dispositivos, como 
              la masque à oxygéne, la tente y la cloche à oxygéne  (campana), esta última inspirada en la tente de 
                tête (cámara / tienda de cabeza) del Dr. Roth, de 
              Alemania, que trabajó junto a Dräger. En esta 
              ocasión nos centraremos en lo que nos dicen en los 
              artículos publicados en las revistas Anesthésie et Analgésie y La Press Medicale, entre 1936 y 1939. 
              Binet y Bochet presentaron las conclusiones sobre 
              su masque à oxigène (máscara de oxígeno) y la tente 
              (cámara o tienda) en la revista Anesthésie et Analgésie, aunque con anterioridad se tienen noticias 
              de diversos estudios e inventos, como la masque 
              pour narcose mixte (máscara para mezcla narcótica o narcosis mixta), de la que informa el italiano 
              Dogliotti8; los aparatos de circuito cerrado para 
              anestesia; o aplicaciones en oxigenoterapia con la  “cámara de oxígeno” (tente à oxygéne), desarrollada 
              en 1926 por Barrach2, entre otros antecedentes 
              considerados por Binet y Bochet. Digamos, que se 
              dio paso a una nueva fase en la VMNI.
              A pocas fechas de un segundo gran conflicto 
              mundial, el grupo francés de investigadores, 
              dirigidos por Binet y Bochet, hizo públicas sus 
              investigadores y presentó diversos aparatos que 
              facilitaban el tratamiento médico para enferme-
              dades y dolencias relacionadas con las dificultades 
              respiratorias. Así comienza la exposición de las 
              conclusiones de estos dos científicos: “Nos gustaría, en este artículo (presentar) un resumen de 
              la investigación que hemos hecho recientemente 
              en la instrumentación práctica, tanto en nuestro 
              Laboratorio de Fisiología como en nuestro servicio del Hospital Necker”9. Para, posteriormente, 
                presentarnos tres de los diseños elaborados por 
                su equipo: una máscara de oxígeno, tienda y dos 
                dispositivos de respiración artificial9.
                La máscara presentada por estos científicos es 
                muy sencilla, diseñada tras un estudio concienzudo 
                de los distintos y variados modelos utilizados en 
                tiempos anteriores, simplificando, en ocasiones, las 
                enrevesadas técnicas de otros tipos de máscaras y 
                buscando siempre una adecuada ventilación sin 
                forzar el mecanismo del aparato respiratorio del 
                paciente, como nos indican en el siguiente comentario: “la máscara responde a las condiciones de un 
                tratamiento de urgencia; que puede ser utilizada 
                inmediatamente en todas partes, y permite una 
                oxigenación eficaz. Enfermos de corazón, asmáticos, sujetos con ataques repentinos de asfixia, 
                o algunas disneas postoperatorias pueden beneficiarse de su aplicación, y es utilizada, asimismo, en 
                complicaciones postoperatorias y asfixia accidental 
                o crónica9, 10. (Figura 1)

Para el caso de la  tente à oxygéne, este grupo 
       	      de investigadores consiguió perfeccionar algunos 
       	      aspectos técnicos de experiencias anteriores en 
       	      diversos tipos de pacientes, así como aplicando 
       	      los nuevos conocimientos sobre la oxigenación 
       	      de las vías respiratorias y las consecuencias de 
       	      patógenos o tóxicos. El dispositivo diseñado “da 
       	      cuenta de la oxigenación de la vía respiratoria del 
       	      paciente; queda por asegurar su bienestar a través 
       	      de la ventilación, enfriamiento de la atmósfera 
       	      superoxigenada y la condensación del exceso de 
       	      humedad”9. (Figura 1)
       	      Entre otros aspectos médico-sanitarios, los 
       	      diseñadores de los aparatos consideran la adecuación del dispositivo a los enfermos y su confort, 
       	        llevando la ventilación no invasiva un paso más 
       	        allá, pues, “la observación de muchos pacientes 
       	        febriles, disneicos, cianóticos, muestra cómo la 
       	        ventilación interior del aparato, la frescura del 
       	        ambiente superoxigenado y el bajo nivel higrométrico (de humedad) contribuyen a la sensación de 
       	        bienestar de algunos pacientes”9. 
       	        El tercer aparato que el grupo del hospital 
       	        Necker mostró lo denominaron  “Appareil automatique de respiration artificielle et D’Inhalation 
       	          D’Oxygène”, (Aparato automático para la respiración artificial y la inhalación de oxígeno)9. En el 
       	        que mostraron una combinación de técnicas para 
       	        facilitar y optimizar la respiración con las diversas 
       	        funciones orgánicas del paciente. “Estudiamos un 
       	        sistema automático implicado con oxígeno y una 
       	        coraza que asegura la respiración artificial y la 
       	        inhalación de oxígeno. Nuestro modelo combina 
       	        la acción mecánica obtenida por la compresión 
       	        neumática externa del tórax y el abdomen, con la 
       	        inhalación de oxígeno, favorable al restablecimiento de las funciones normales del sujeto en estado 
       	        de muerte aparente”9. Asociado a este último exhibieron un aparato portátil de respiración artificial, 
       	        o pulmón artificial portátil9. (Figura 2)

Para Europa hemos esbozado “una pintura negra” de este periodo de Entreguerras, a nivel político, militar, social. Pero, fíjense que, en unos años tan agitados política y socialmente, la ciencia, la tecnología y, sobre todo, las técnicas médicas continuaron su avance y su progreso. Tal vez, en este caso, como resultado de las armas químicas utilizadas en la Gran Guerra, pues a consecuencia de ello las investigaciones para solucionar los problemas de los heridos por los gases venenosos hicieron que se perfeccionara el diseño de mascarillas, cámaras de presión, tentes, etcétera, y se inventaran y diseñaran ingenios, artilugios y aparatos que sirvieron para facilitar la respiración de los heridos por la guerra química y los enfermos con dificultades respiratorias.
II. Los americanos: investigación, industria y medicina
 Mientras estos descubrimientos e inventos se 
	          producían en Europa, los americanos no iban a 
	          la zaga en sus investigaciones. En este periodo 
	          de entreguerras, con todo lo observado durante 
	          la Gran Guerra en Europa, así como en otros de 
	          sus estudios científicos, desarrollaron importantes aparatos para las prestaciones de la VMNI. A 
	          la par que circulaba la riqueza y el capital de un 
	          extremo a otro del mundo con nuevas industrias 
	          y nuevos materiales: caucho, plásticos, aleaciones 
	          de metales, etcétera, se llevaron a cabo nuevas 
	          experiencias en Estados Unidos. 
	          En 1921 el médico norteamericano, Benjamin 
	          Eliashop, en el Mountain Sinai Hospital, de Nueva 
	          York, no fue ajeno al empleo de los nuevos materiales que le proporcionaba la industria, y utilizando,
	          por ejemplo, gomas en lugar de plásticos, como 
	          cerramientos en el diseño de sus aparatos para la 
	          ventilación no invasiva, implicó en el proceso de su 
	          investigación a una nueva industria, la Goodyear 
	          Rubber Company11.
	          También en Nueva York, Alvan L. Barach demostró en 1926 que la aplicación de la máscara, 
	          como se hacía anteriormente, era ineficaz y no 
	          podía ser fácilmente tolerada durante mucho tiempo; decía, y demostró, que una cánula intranasal, 
	          probada en los heridos gaseados durante la guerra, 
	          solo aportaba una pequeña cantidad de oxígeno, y 
	          que esta dosis era claramente insuficiente; por tanto, se imponía la necesidad de una cámara cerrada 
	          para administrar una proporción rica de oxígeno 
	          que se pudiera mantener constante, controlar y 
	          regular la temperatura y la humedad, siendo más 
	          confortable el tratamiento para el paciente2, 12, 13. 
	          En un primer modelo, Barach cumplió los requisitos con una cámara de aluminio desmontable, 
	          con ventana que tenía un motor de cuatro tiempos 
	          para el bombeo y ventilación, posteriormente, expuso cada uno de los problemas que soportaba tal 
	          sistema y le condujeron a diseñar una cámara más sencilla. De esta forma, “la cámara de Barach, descrita en 1926, no conlleva ni motor, ni ventilador, 
	            ni refrigerador… todo es perfectamente regulable 
	            y la cámara es relativamente económica…”2, 12, 13. 
	            De este modo, en la década de los años 30, Alvan 
	            Barach modificó y perfeccionó el Barorespirador 
	            (Barospirator) de Torsten Thunberg, que era utilizado en Europa para combatir las enfermedades 
	            relacionadas con los fallos respiratorios agudos. 
	            De los numerosos estudios e inventos posteriores, siempre en función de mejorar la VMNI 
	            mediante la tente, aparece la siguiente descripción:“La tienda de oxígeno está compuesta por una 
	            especie de campana que cubre la cabeza y la parte 
	            superior del cuerpo del enfermo que está en la 
	            cama. La circulación de oxígeno y la ventilación 
	            proporcionadas por un circuito; pero es necesario 
	            contar con un motor que aspira constantemente 
	            el gas viciado y aporta oxígeno…”2.
	            La investigación no tenía límites, sobre todo contando con la implicación de las diferentes empresas 
	            que veían en este campo de la producción no solo 
	            posibles beneficios económicos sino, tal vez, algún 
	            beneficio social. ¿Por qué no vamos a suponer en 
	            estas empresas e industrias aportaciones altruistas 
	            a la sociedad junto a beneficios propios?, ¿por qué  no? También hay que considerar las luchas internas en el sector, la pugna por erigirse en el primer 
	            descubridor o inventor de un sistema ventilatorio 
	            más eficaz, más económico, más lucrativo, pero, 
	            posiblemente también intentando llevarse la gloria 
	            de un descubrimiento que beneficiara a la sociedad. 
	            Así, hemos de señalar, no solo la trayectoria de las 
	            investigaciones norteamericanas sino, además, las 
	            controversias que tuvieron, por ejemplo, en el registro de las patentes. En este sentido es notorio y 
	            conocido el enfrentamiento de Drinker y Emerson.
 El grupo Drinker-Shaw y sus descubrimientos
               La estrecha colaboración entre Philip Drinker 
	          (ingeniero químico, profesor de higiene industrial) 
	          y Louis Agassiz Shaw (investigador y profesor de 
	          fisiología) en el Departamento de Fisiología en la 
	          Escuela de Salud Pública de Harvard, en Boston, 
	          durante la década de los años veinte, llevó a la presentación de conclusiones a la sociedad, en 1929, 
	          de un pulmón de acero, el Iron Lung. Una de cuyas 
	          primeras publicaciones científicas fue realizada 
	          en la revista Journal of Clinical Investigation, 
	          presentando los resultados de sus estudios con el 
	          diseño de un aparato para aumentar en el tiempo la respiración con ayuda de un dispositivo que serviría, tanto para adultos como para niños14,15. Poco 
	            después, en la misma revista presentaron un nuevo 
	            aparato, en esta ocasión solamente para niños y 
	            bebés, con la novedad de un diseño que aportase 
	            una mezcla de oxígeno y dióxido de carbono, según la estimación del profesional que manejara 
	            la máquina a demanda de las constantes vitales 
	            del paciente14, 16. En el artículo se describen con 
	            todo lujo de detalles los experimentos realizados 
	            hasta la consecución de un aparato óptimo para 
	            niños de una talla y peso reducidos. Un considerable beneficio social en el ámbito de la sanidad 
	            con la colaboración de la industria, la técnica y la 
	            fisiología. Para estos autores, hasta ese momento, 
	            finales de los años veinte, la respiración artificial 
	            había sido administrada por métodos manuales o 
	            forzando el aire bajo presión dentro y fuera de los 
	            pulmones por medio de un aparato de insuflación15.
	            A lo largo de la exposición de este artículo, 
	            Drinker y Shaw nos indican los diferentes tipos de 
	            técnicas utilizadas por diversos especialistas con 
	            otros métodos, para concluir, según los autores, en 
	            algo distinto; y ciertamente fue así, conjugando varias experiencias anteriores. De manera que, como 
	            apoyo a sus innovaciones, hablaban del método 
	            de respiración artificial de Keith (1909), presión 
	            positiva con máscara facial; o la respiración artificial de Sharpey-Schafer (fisiólogo inglés, uno de 
	            los fundadores de la Endocrinología y descubridor 
	            del método de respiración artificial que lleva su 
	            nombre)15, 17; o el sistema descrito por Thunberg, 
	            (1927), en el cual se colocaba al enfermo en una 
	            cámara con presiones alternativas; así, en el recorrido histórico en el que fundan sus invenciones, 
	            también explicaban del modelo utilizado por Doe, 
	            (1889): un aparato para resucitar a niños asfixiados, consistente en una pequeña caja, que mediante 
	            un dique de goma (rubber dam), un agujero aislaba 
	            la nariz y la boca para recuperar la respiración15.
	            La amplia información, investigaciones y experiencias que analizaban de todo el mundo 
	            estos autores para documentar sus estudios es 
	            encomiable. Así, Drinker y Shaw, nos comentaron 
	            las acciones de Steuart (1918), en Sudáfrica, con 
	            enfermos de poliomielitis: “El principio utilizado 
	            es colocar el tórax y el abdomen del niño en una 
	            cámara hermética rígida que comunica con un 
	            gran fuelle, que provoca periódicamente un parcial 
	            vacío en la caja”; y las investigaciones del profesor 
	            Eisenmenger en Austria15.
    El dispositivo que plantearon y desarrollaron 
      estos investigadores se basaba, como acabamos de 
      ver, en distintos y diversos estudios, aclarando con 
      metódica sencillez los análisis e investigaciones 
      que habían realizado hasta concluir en el aparato 
      que diseñaron: “The apparatus which we have 
      developed... is based on principles somewhat different from any of those mentioned”. (El aparato 
      que hemos desarrollado... se basa en principios un 
      tanto diferentes de los mencionados). La versión 
      que ellos mismos actualizaron en 1929 era bastante complicada, tanto como el Barorespirador 
      de Thunberg, por este motivo solamente podía 
      ser utilizado en hospitales y bajo la supervisión de 
      médicos adecuadamente preparados15.
      Tal vez la presión social, ante los problemas de 
      salud, por ejemplo, la epidemia de poliomielitis, 
      también contribuyó de alguna forma al amplio 
      desarrollo de las investigaciones y mejoras técnicas de estos aparatos. Diversas empresas fueron 
      adaptando sus producciones a las demandas que 
      los científicos, ingenieros y médicos necesitaban 
      para su ciencia y técnica. Y, precisamente, en estos informes de Drinker y Shaw nos encontramos 
      diversas industrias que aportaron algunos de sus 
      productos a las máquinas que se estaban diseñando. Por tanto, nos encontramos con una clarísima 
      implicación de la economía industrial en el desarrollo de técnicas médicas, al igual que hemos 
      visto anteriormente en Europa con el caso de la 
      compañía Dräger. Las industrias norteamericanas 
      proporcionaban los variados componentes de las 
      máquinas y aparatos respiradores que los científicos, médicos e ingenieros ideaban, imaginaban 
      y experimentaban para conseguir el producto que 
      favoreciera las actividades profesionales de los sanitarios. Drinker y Shaw mencionan en sus publicaciones diversas compañías que colaboraron en el 
      desarrollo y evolución de esta técnica médica, como 
      la Hood Rubber Company, que fabricaba los collares de goma ajustables al cuello de los pacientes; u 
      otras innovadoras compañías que mejoraban estos 
      componentes, como la Cluet Peabody Company y 
      la Knox Hat Company. La variedad de empresas 
      que hubieron de vincularse a estos experimentos 
      fue importante, por ejemplo, las bombas de los 
      ventiladores de estas máquinas fueron fabricadas 
      por la Electric Blower Company de Boston, Massachuset. Y, la no menos importante, Consolidated 
      Gas Company, de Nueva York también colaboró  con algunos componentes15.
    Las excelencias de los descubrimientos de 
      Drinker y Shaw, para el caso americano, fueron 
      abaladas por todos los medios de comunicación, no 
      olvidemos que la epidemia de poliomielitis fue muy 
      importante durante los años finales de la década de 
      los veinte en los Estados Unidos, con un ascenso 
      desde 1926, un repunte hacia 1931 y un descenso 
      continuado hasta 193418. Como decimos fueron 
      elogiadas estas invenciones no solo por las revistas 
      científicas, una vez comprobados sus resultados 
      sino, incluso, nombrados como “milagros para la 
      salud”, como el artículo publicado por T. Mahoney, 
      una década después, en la revista The Rotarian:
  “In 1928, Professor Drinker, a chemical engineer, was given funds by the Consolidated Gas 
      Company of New York for research on pneumatic 
      saving machines... with the help of Louise A. Shaw, 
      another member of Harvard’s Faculty, Drinker 
      devised the Iron Lung. In 1929, one of the Drinker 
      devises was set up in Bellevue Hospital in New 
      York. It saved the life of a young woman accidentally poisoned by a drug...”. (En 1928, un ingeniero 
      químico el profesor Drinker, consiguió fondos de 
      la Consolidated Gas Company, de Nueva York, 
      para la investigación en las máquinas de ahorro 
      de neumáticos (máquinas que consumen aire)... 
      con la ayuda de Louise A. Shaw, otro miembro de 
      la facultad de Harvard, Drinker ideó el pulmón 
      de acero. En 1929, uno de los legados de Drinker 
      fue creado en el Hospital Bellevue de Nueva York. 
      (Este aparato salvó la vida de una mujer joven 
      envenenada accidentalmente por una droga...)19.
 J. H. Emerson y la poliomielitis en USA.
	          Polémica con Drinker
               En este ir y venir de uno a otro continente en 
	          la transmisión de conocimiento entre Europa y América, y viceversa, en el primer tercio del siglo XX, nos encontramos con algunas pequeñas 
	            contradicciones acerca de quién fue el primero 
	            en descubrir o el primero en aplicar qué aparato, 
	            etcétera. El cruce de textos entre los que estudian estos temas es continuo. No entraremos 
	            nosotros a reivindicar el protagonismo de quién 
	            fue el pionero, sino sus aportaciones al avance 
	            técnico de la VMNI. De esta forma, solo apuntaremos el lío que hubo entre los norteamericanos 
	            a la hora de reclamar la autoría primigenia 
	            del Iron Lung (el célebre pulmón de acero). El 
	            pleito llevado a cabo por Drinker contra Emerson sobre la patente de este aparato, por unas 
	            modificaciones en el Iron Lung, culminó en los 
	            tribunales norteamericanos. La Corte del distrito federal de Boston, el 27 de abril de 1935, 
	            dio la primacía del invento patentado por J. H. 
	            Emerson, argumentando que este artilugio de 
	            salvamento debería ser para beneficio de todos 
	            los seres humanos, y perdiendo Drinker todos 
	            los derechos, beneficios, etcétera.
	            Otro de los diseños de Emerson que favoreció  este campo de la técnica sanitaria, fue cuando hacia 
	            1931 se presentó un nuevo modelo de oxigen tent, 
	            para largas o cortas oxigenoterapias11. Pero, tal vez 
	            una de las tareas que con más interés se consideran 
	            en los trabajos de Emerson fue su aportación al tratamiento de la poliomielitis en Estados Unidos. Las 
	            invenciones de Emerson continuaron progresando 
	            en la década siguiente, perfeccionando los aparatos 
	            de otros inventores de años precedentes, no solo 
	            en el ámbito sanitario, que es el que ahora nos 
	            importa, sino, por ejemplo, vinculados a la marina 
	            norteamericana. Obviamente, las actividades de 
	            Emerson condujeron a la creación de la empresa 
	            J. H. Emerson Company.
Cronología de las máquinas para respirar, o The Evolution of “Iron Lungs”
               Seguidamente exponemos una breve sinopsis de 
	          los aparatos que, desde el siglo XIX, se han ido 
	          diseñando para ayudar a la respiración y otras 
	          enfermedades, según el folleto publicitario de la J. 
	          H. Emerson Company en 1978, para conmemorar 
	          el éxito de dicha empresa en los progresos, avances 
	          y desarrollo de esta técnica de VMNI.
 Recapitulación: los “beneficios colaterales”  de la guerra
               Hemos encontrado, tanto en Norteamérica como 
	          en Europa, una clara relación entre economía y 
	          medicina avanzada: industria, capital, beneficio, 
	          tanto económico como social; investigaciones, mejoras técnicas, invenciones, nuevos tratamientos 
	          médicos, inversión en departamentos colaterales, 
	          como el ejemplo del Departamento de Química de 
	          la compañía Dräger; productividad (menor coste, 
	          mayor eficacia y beneficios; investigación sobre materiales, tanto a nivel efectivo como económico; 
	            patentes legales: Emerson vs. Drinker, etcétera).
	            Nos encaminamos hacia un nuevo tiempo, tanto 
	            de hostilidad como de progreso, años de beligerancia internacional: la 2a Guerra Mundial. Un 
	            nuevo desastre en la historia de la humanidad. 
	            No queremos parecer derrotistas, pero así ocurrió. No obstante, también de progreso, de alguna 
	            forma se producen algunos avances, como hemos 
	            apuntado en los párrafos anteriores, en el ámbito 
	            sanitario se progresó. El terror de las guerras hizo 
	            que los sanitarios agudizaran las mentes y de las 
	            catástrofes humanas se obtuviera algún beneficio,“beneficios colaterales”, para el conjunto de los 
	            seres humanos. En el caso que nos ocupa: nuevos tipos de máscaras faciales, nuevos aparatos 
	            de ventilación no invasiva, aún quedan muchos 
	            temas por conocer en la historia de la Ventilación 
	            Mecánica No Invasiva, una técnica medica con una 
	            importancia crucial a la hora de tratar a enfermos 
	            con problemas respiratorios.


Conflicto de interés: Los autores del trabajo declaran no tener conflictos de intereses relacionados con esta publicación.
1. Ruiz Domenech JE. Europa. Las claves de su historia. Barcelona: Círculo de Lectores, 2010.
2. Iselin M, Sanders MB. L’Oxygénothérapie moderne par inhalation. Anesthésie et Analgésie 1936; II: 489-515.
3. Historia de Dräger. En: www.draeger.com. [Consultado 25 agosto 2012].
4. Villarejo Díaz M, Murillo Zaragoza JR, Alvarado Hernández H. Farmacología de los agonistas y antagonistas de los receptores opioides. Educación e Investigación Clínica 2000; 1:106-137.
5. Larcan A. La réanimation médicale contribution de l’Ecole française à son développment. Histoire des Sciences Médicales 1993; 28:257-269.
6. Delaby PA. A propos des appareillages de réanimation. Seance de la Société française d’histoire de la médecine. Histoire des Sciences Medicales; 28 du avril 1979; Paris. p. 299-310.
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