Revista Americana de Medicina Respiratoria - Volumen 12, Número 2 - Junio 2012

Apuntes de Bioética

EPOC en la etapa final de la vida: recomendaciones de procedimiento

Autor : Beatriz Liliana Gil

Comité de Bioética del Hospital Regional Concepción. Comité Independiente de Ética del NOA.

Correspondencia :

Resumen

La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una enfermedad evolutiva que en ciertos pacientes avanzará a estadios terminales y a situaciones donde las decisiones médicas deberían asentar en una profunda participación de los deseos del enfermo. El principal problema es carecer de una definición clara de "etapa final en EPOC", sumado a que no siempre el médico logra transmitir al paciente los aspectos evolutivos de la enfermedad y a que en instancias de exacerbaciones y terminalidad consultan a unidades de cuidados intensivos. El objetivo esencial de este trabajo fue considerar teóricamente diferentes criterios clínicos y escalas (indicadores), que permitan identificar al paciente con EPOC al final de la vida y estimar la sobrevida, para que se administren Cuidados Paliativos en forma oportuna y se actúe de acuerdo a medidas proporcionadas y consensuadas con anticipación junto al paciente mediante un proceso de Planificación Anticipada de Decisiones o Directivas anticipadas. Una oportuna, honesta y gradual información sobre la enfermedad y el pronóstico de la misma, una empática conversación del médico con el paciente y la familia, despejarán angustias sobre muerte y abandono. El paciente debe tener la seguridad de que su médico lo acompañará a lo largo de su enfermedad, fundamentalmente al final de su vida, donde respetará las instrucciones anticipadas basadas sobre sus deseos y valores. El médico deberá apelar a los Principios de la Bioética y en ocasiones corresponderá consultar a los Comités de Ética hospitalarios.

Palabras clave: Principios de la Bioética; Final de la vida en EPOC; Indicadores clínicos de final de la vida; Cuidados paliativos y de final de la vida; Medidas proporcionadas o desproporcionadas; Directivas anticipadas.

Abstract

COPD in the Final Stage of Life: Procedure Recommendations. Chronic Obstructive Pulmonary Disease (COPD) is a progressive disease that can reach terminal stages, in which medical decisions should be taken with the patient's participation. A major difficulty is the lack of a clear definition of "terminal stage of COPD". Frequently doctors fail explaining patients about the disease evolution and at critical situations patients are hospitalized at intensive care units. The main objective of this paper is to consider theoretically different clinical criteria and indicators to identify COPD patients who are at the end of life and estimate survival expectancy; thus opportune palliative measures can be prescribed, that have been accepted by the patient in an Anticipated Decision Plan. The progressive, honest, adequate information about the disease and its prognosis, together with an empathic communication between the doctor, the patient and the family will prevent fear of death and abandon. The patient should be assured that the doctor with take care of him always, especially at the end of life and will respect the anticipated instructions based on his wishes and values. The doctor should follow the Bioethics Principles and sometimes should consult the Hospital Ethical Committee.

Key words: Bioethics principles; End of life in COPD; Clinical criteria and indicators about end of life; Palliative care and end of life care; Proportionate or disproportionate measures; Advanced directives.


 

"Yo quiero morir de mi propia muerte, no de la muerte de los médicos"
Rainer M. Rilke

Introducción

La razón y el fundamento de toda Ética es el ser humano1. En Ética Médica, el Equipo de Salud tiene como razón y fundamento al paciente, ser humano vulnerable por el sufrimiento físico y emocional que lo afecta. El Equipo de Salud debe respetar los Principios Generales de la Ética2; mantener confidencialidad, veracidad y fidelidad; respetar las creencias religiosas del enfermo; respetar la legislación vigente. El paciente, sobre todo aquel que padece una enfermedad avanzada, tiene derecho a ser cuidado por personas capaces de ayudarlo a mantener un sentimiento de esperanza y confianza en momentos críticos, a ser respetado en sus decisiones personales, a recibir ayuda terapéutica que alivie sus padecimientos, a ser escuchado en sus conceptos y emociones sobre la forma de enfocar su muerte, a no morir solo sino acompañado por personas de su afecto. Esto sucede en un contexto especial, la relación médico-paciente. Es una relación única y privativa, que pone en evidencia todos los valores, principios y virtudes de ambas partes. Es recíproca, no unilateral. El protagonismo es de ambos. Sin embargo, luego de una clara, concisa y honesta información y educación, el principal protagonista es el paciente y en él hay que centrar todas las acciones.

En Neumonología hay entidades patológicas que nos enfrentan con el fin de la vida. Son enfermedades crónicas, evolutivas, que frecuentemente progresarán a estadios cada vez más avanzados hasta instancias terminales. Un ejemplo es la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, que exige del médico identificar el subgrupo de pacientes que avanzará a situaciones de terminalidad y que requerirá un enfoque asistencial diferente3. Es justamente en las etapas finales de la EPOC, donde la incorrecta expresión "ya no hay nada que hacer", debería ser reemplazada por "ya no hay nada que tratar" porque hay mucho por hacer4: cuidar, acompañar, no abandonar, paliar. Son momentos donde el médico se acerca al paciente y despliega todo su arte y su ciencia, pero fundamentalmente ejerce su humanidad.

El problema: final de vida en EPOC

La EPOC, en ciertos pacientes, avanzará a estadios terminales y a situaciones de decisiones médicas que deberían asentar en una profunda participación de los deseos del paciente. Por otro lado, el médico debe poseer conocimientos consistentes sobre la enfermedad y sus características para informar y educar adecuadamente a cada paciente en particular.

La asistencia del enfermo con EPOC en estadio terminal genera una serie de conflictos con la Ética, derivados fundamentalmente por carecer de una definición adecuada de EPOC en instancia terminal y de indicadores pronósticos claros que nos permitan definir con cierta certeza sobrevida5 y, sobre todo, cuándo el paciente está al final de su vida, qué criterios se tendrán en cuenta para tomar decisiones, qué parámetros valorará el médico para considerar que las medidas sean proporcionadas o desproporcionadas al fin que se busca.

Por otro lado, reiteradamente los pacientes con EPOC no tienen un profesional de referencia o no han sido oportunamente diagnosticados y correctamente informados sobre su enfermedad. Un alto porcentaje de pacientes no es consciente de su situación de gravedad y generalmente, tampoco lo es la familia o los cuidadores del enfermo6. A estas situaciones se agrega el hecho de que, frecuentemente, el paciente es ingresado a UTI ante los episodios de exacerbación de la enfermedad y la decisión recae en el médico de Terapia Intensiva quien al desconocer a menudo la situación previa y los deseos del paciente, aplica la tecnología actualmente disponible y, si bien logra en oportunidades recuperarlo de exacerbaciones severas, esa recuperación suele ser transitoria y no contribuye a la mejoría de la enfermedad ni de la calidad de vida del enfermo7.

Existe además una tendencia a diferir la conversación con el paciente sobre las posibles opciones ante una situación terminal5. En los diferentes consensos y guías de procedimientos en EPOC, se busca la implementación de medidas terapéuticas en los diferentes estadios de la enfermedad y en sus exacerbaciones y causas, pero no hay referencias precisas sobre criterios que permitan identificar al paciente en el final de su vida y en la necesidad de dejar de implementar medidas ineficaces. Es necesario conocer qué es más importante para el paciente, si luchar persistentemente en contra de la muerte o aceptarla como inevitable y efectuar cuidados paliativos y del fin de la vida, que le permitan permanecer con su familia y con el control de los síntomas que le provocan mayor sufrimiento. A partir de una meticulosa revisión bibliográfica y de la experiencia personal recogida, se intentó pautar Recomendaciones de Procedimiento en pacientes con EPOC, esencialmente en los estadios finales de la vida, con el propósito de revisar los aspectos bioéticos de la asistencia de los pacientes en estadios terminales y participar junto a ellos en la planificación de las etapas finales de la vida, con directrices anticipadas basadas en los deseos, valores y elecciones personales de cada paciente en particular. Estas medidas permitirán no diferir los cuidados paliativos, mejorar la calidad de vida del paciente, tranquilizar el ambiente familiar, hacer un uso racional de los recursos de salud optando por una intervención proporcionada al fin que se busca –objetivo que incluirá el deseo del paciente– quien tomará decisiones cuando todavía es capaz. Deberán implementarse luego de haber aplicado un óptimo y máximo tratamiento farmacológico, de rehabilitación, cesación tabáquica y todas aquellas medidas que permitan, por un lado, revertir situaciones que aparentan ser inmodificables y, por el otro, identificar claramente a aquel paciente que ya no logra modificar su situación de deterioro.

Revisión de la literatura y análisis pertinentes

La EPOC es una patología con elevada prevalencia y alta morbilidad y mortalidad en el mundo. En nuestro país la prevalencia es de aproximadamente 8% y representa la cuarta causa de muerte global8. La mortalidad a los 6 años del diagnóstico en pacientes con EPOC con una edad media de 67 años, oscila entre el 30 y el 48%, y depende fundamentalmente de la gravedad de la enfermedad al momento del diagnóstico y es debida principalmente a la propia evolución de la enfermedad. Lamentablemente, más de la mitad de los pacientes consulta en estadios avanzados de la enfermedad cuando los recursos terapéuticos no son suficientes ni eficaces y debe recurrirse a medidas que permiten solamente aliviar los síntomas9-14. De allí la necesidad de reconocer el estadio de la enfermedad en cada paciente en particular para implementar los cuidados paliativos tempranamente.

Si bien el órgano más dañado es el pulmón, es una patología sistémica con compromiso severo de otros órganos que a veces significa la causa de deterioro y muerte15. En las fases terminales de la EPOC los pacientes presentan no solamente sufrimiento físico sino también un gran compromiso emocional, una calidad de vida deteriorada y un entorno familiar y social muchas veces adversos.

Las numerosas guías y consensos nacionales e internacionales sobre EPOC presentan criterios clínicos indicadores de gravedad y conductas terapéuticas guiadas a tratar las exacerbaciones de la enfermedad; sin embargo, los aspectos bioéticos en los estadios terminales de la EPOC están someramente referidos.

Una medida sería unificar la definición de "instancia terminal" en EPOC e intentar identificar criterios o indicadores que nos den pautas sobre cuándo el paciente está al final de su vida7,15,16, es decir una identificación de "indicadores": criterios clínicos, índices y escalas que permitan identificar al paciente con EPOC en estadio terminal y estimar la sobrevida a seis o doce meses.

La Sociedad Americana del Tórax propone una clasificación de la severidad de la EPOC basada en la espirometría, esencialmente en el valor del FEV112. Durante muchos años se ha utilizado la disminución en el volumen espiratorio forzado en el primer segundo como el indicador pronóstico más importante y el que mostraba una buena correlación entre la mortalidad y la morbilidad. Con el avance de los conocimientos en EPOC y su acertada consideración como enfermedad sistémica y heterogénea en su presentación, se tienen presentes otros parámetros pronósticos en la valoración clínica de los pacientes, además del FEV1. El intercambio gaseoso, los volúmenes pulmonares, la percepción de los síntomas, la capacidad al ejercicio, la frecuencia de las exacerbaciones, la calidad de vida, el estado nutricional y algunos índices combinados como el BODE, entre otros, pueden predecir mortalidad aun en forma independiente de la función pulmonar5. A estas variables se les ha dado un nivel de evidencia científica en los distintos consensos sobre EPOC (Tabla 1)16-26.

Tabla 1. Factores pronósticos en EPOC
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Adaptada de Guías SEPAR-ALAT 200910

De todos los parámetros mencionados, la medición de la Calidad de Vida Relacionada con la Salud de los pacientes (CVRS) con cuestionarios para tal fin, es mencionada en el Consenso Argentino de EPOC8 como una variable que, si bien guarda algún grado de correlación con las pruebas funcionales respiratorias, estas explican solo el 50% de aquella. Se señala a los instrumentos específicos de medición de la calidad de vida como más sensibles que los generales para detectar la progresión de la enfermedad o los cambios favorables inducidos por los tratamientos27. Los cuestionarios de calidad de vida buscan conocer cómo impacta la enfermedad en la vida diaria del paciente28. Para el especialista constituyen una herramienta porque podrá medir la respuesta terapéutica y la percepción de esta que tiene el paciente, al tiempo que le permitirá conocer los intereses de cada paciente en particular. En general, los pacientes con EPOC en estadios avanzados logran distinguir bien entre prolongar la sobrevida y mejorar su calidad de vida.

En las "Recomendaciones sobre la atención al final de la vida en pacientes con EPOC" Normativas SEPAR15 se recomienda considerar que, si el paciente falleciera en los siguientes 12 meses, no sería una sorpresa. De tal forma el médico y el paciente podrían anticiparse a las fases finales de la enfermedad y, en un proceso gradual y participativo, decidir previamente sobre cómo se actuará al final de la vida. Para identificar al paciente con EPOC que tiene una sobrevida de 6 a 12 meses, se evalúan una serie de criterios descriptos en la Tabla 2.

Tabla 2. Sobrevida estimada en 6-12 meses
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Perfil del paciente que puede fallecer en los siguientes 6-12 meses. Ligeramente modificada de Escarrabill J, Soler Cataluña JJ, Hernández C, Servera E. Recomendaciones sobre la atención al final de la vida en pacientes con EPOC15

Una mención especial merece el Índice de BODE propuesto por Celli y colaboradores26. La aplicación de este índice aporta numerosos datos sobre el impacto de la EPOC en cada paciente, que permite no solamente predecir sobrevida, sino también considerar la implementación temprana de los cuidados paliativos, fundamentalmente en lo que se refiere a los aspectos de nutrición y ejercicios.

La Sociedad Española de Medicina Interna fue un paso más allá en el intento de identificar al paciente con enfermedades no oncológicas en fase terminal, justamente para buscar una consensuada toma de decisiones. Comenzaron con un pretencioso estudio multicéntrico denominado "Proyecto Paliar"29. El principal objetivo del Proyecto Paliar es optimizar las estrategias de identificación de pacientes con enfermedades médicas no oncológicas cuando se aproximan a la trayectoria final de la vida. A tal fin se está evaluando la sensibilidad, especificidad, valores predictivos positivo y negativo e índice de validez de los Criterios de enfermedad médica terminal del National Hospice Organization30, la Palliative Prognostic Index31-32 y la Eastern Cooperative Oncology Group Performance Status (ECOG-PS)33 en pacientes con enfermedades cardíacas, respiratorias, hepáticas, renales y/o neurológicas en estadio avanzado, así como la factibilidad de crear un índice especifico para determinar con mayor certeza esta instancia.

Consideraciones éticas

Las diferentes teorías bioéticas brindan las herramientas necesarias para justificar las elecciones que a diario se presentan en nuestra práctica profesional. La Ética Principialista1 de Beauchamp y Childress, es una de las más difundidas en la práctica de la Bioética. Los principios propuestos por estos autores son cuatro: Autonomía, Beneficencia, No maleficencia y Justicia. A ellos recurrimos fundamentalmente cuando algún principio se presenta en conflicto con otros. Sus propios autores presentan a los principios como una guía de reflexión en torno de cuestiones morales. Pueden ser equiparados a los principios de la Ética Personalista34, 35 propuesta por Elio Sgreccia, que ofrece una alternativa de análisis basada en el concepto del paciente como persona y que refleja mejor la perspectiva de los valores particulares del enfermo acerca de la vida y la muerte. Los principios personalistas son: Defensa de la vida, Libertad y Responsabilidad, Terapéutico o de Totalidad y Sociabilidad y Subsidiaridad.

Las decisiones que se deben tomar habitualmente ante exacerbaciones de la EPOC o intercurrencias graves en fases de terminalidad, son el ingreso o no a UTI, la internación hospitalaria o la asistencia domiciliaria, la aplicación de ARM invasiva o no invasiva, la implementación de maniobras de resucitación o no, entre otras. En estadios terminales de la enfermedad preservar la vida se vuelve cada vez menos posible y el alivio del sufrimiento adquiere gran importancia36. Para valorar estas decisiones a la luz de la Ética, varios autores han propuesto Métodos de análisis ante situaciones límite que incluyen la consideración de los principios mencionados37,38.

Un conflicto que surge es determinar cómo y cuándo se debe informar al paciente la situación real de enfermedad y la posibilidad de tomar decisiones anticipadas según sus deseos particulares y no de forma genérica39. Un estudio realizado en Arizona por el grupo de Heffner40 pone en evidencia que los pacientes con EPOC avanzado desean más información de la que habitualmente se les imparte. Fue un estudio descriptivo en 105 pacientes en programas de rehabilitación pulmonar; el objetivo era identificar la actitud del paciente ante las decisiones anticipadas. El 89% quería información específica acerca de las directivas previas y de los tratamientos de soporte vital. El 99% deseaba que los médicos les informasen y hablasen con ellos de este tema, pero solo el 19% había recibido dicha información.

Recomendaciones

La sistemática puede variar según cada paciente, su contexto familiar, social y cultural, pero substancialmente es la misma para todos. Se proponen tres fases que no significan momentos o consultas aisladas, sino que cada una deberá ser considerada un proceso que demandará diferente tiempo según cada paciente y características de la enfermedad en él.

En una primera fase de Diagnóstico y Estadificación el médico recurrirá a los indicadores referidos para aunar criterios, con niveles de evidencia que le permitirán6-12, 41 confirmar el diagnóstico de EPOC, cuantificar su gravedad, estimar el pronóstico, valorar la gravedad de los episodios de exacerbación y estimar la respuesta al tratamiento. Esto le permitirá al médico y, en su figura, al Equipo de Salud que asistirá al enfermo, tener una idea aproximada de todos los aspectos clínicos de la enfermedad en cada paciente en particular, a los que deberá agregar los factores psicológicos, sociales y culturales. Conocida la situación integral y particular de cada paciente se establecerá un diálogo gradual con él y la familia (si el paciente lo permite), para educar7, 10, 12 acerca de todos los aspectos de la EPOC, la situación personal del paciente, las instancias presentes y futuras (exacerbaciones, complicaciones) y, fundamentalmente, las alternativas terapéuticas en los estadios avanzados de la enfermedad, incluida la posibilidad de los Cuidados Paliativos42, 43. Es importante destacar la gradualidad de la información, para no presentar un panorama desalentador ante diagnósticos tempranos. El diálogo con el paciente debe estar lejos de ser desesperanzador. Se procurará una relación médico-paciente de empatía, donde el médico generará una conversación honesta, realista y confiada. Con esto se logrará que el paciente, junto al médico y a la familia y, según situación personal de cada paciente, pueda establecer las bases de futuras decisiones, para tomarlas en circunstancias de estabilidad de la enfermedad y no en momentos de reagudización, aflicción y extrema desazón del enfermo44-48. Se debe considerar siempre que las decisiones del enfermo pueden variar en cualquier momento y esto deberá respetarse.

La segunda fase es la de Reevaluación periódica del enfermo con el fin de detectar progresión de la enfermedad y la posibilidad de recurrir a índices de evaluación de sobrevida, para anticiparse a las instancias finales de la vida. Para tal fin, deberán aplicarse los índices y escalas que estiman la sobrevida de 6 a 12 meses más todos los referidos previamente. Es recomendable evaluar la CVRS mediante cuestionarios destinados a tal fin con el objetivo de aplicar precozmente los cuidados paliativos y planificar la toma de decisiones antes de que se presenten las complicaciones, exacerbaciones o mayor deterioro de la condición funcional del paciente. Un cuestionario de calidad de vida específico para los pacientes con enfermedad respiratoria obstructiva es el Airways Questionnaire 20 (AQ20). Desarrollado por Quirk y Jones49, es un cuestionario breve; consta de 20 ítems sencillos con respuestas dicotómicas50 y puede ser útil frente a cada paciente en particular dado que permite conocer de manera integral el bienestar del paciente desde su propio punto de vista51.

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Figura 1. Fase 1 - Diagnóstico y Estadificación: implementar todas las medidas terapéuticas, de cesación de tabaquismo y de rehabilitación; educar al paciente en todo lo concerniente a la enfermedad y estimar sobrevida. Si esta se estima a largo plazo, reforzar todas las medidas mencionas, implementar tempranamente cuidados paliativos. Fase 2 - Reevaluación periódica del paciente y de la sobrevida. Si se estima en los próximos 6-12 meses, valorar calidad de vida con cuestionarios a tal fin (CVRS) e implementar cuidados paliativos si aún no se lo hizo. Fase 3-Planificación anticipada de decisiones, en el seno de la relación médico-paciente y sustentadas en los principios de la ética y en los valores y deseos del paciente quien establecerá, luego de una adecuada información, la proporcionalidad de las medidas.

La tercera y última fase es la de Planificación de Directivas anticipadas. Cuando se establecen criterios de sobrevida menor a 12 meses, se podrá planificar junto al paciente los cuidados del final de la vida considerando la implementación de medidas proporcionadas, consensuadas a partir de los Principios de la Bioética. El proceso de Planificación anticipada para la etapa final de la vida incluye tomar decisiones sobre el lugar donde el paciente desea pasar sus últimos días: el hogar o el hospital; las metas del tratamiento: alivio del dolor, de la disnea, del desasosiego; el tipo de cuidados paliativos que desea recibir: tratamiento de los síntomas físicos y asistencia psicológica y/o espiritual; así como la participación de la familia en la toma de decisiones y en el proceso de acompañamiento. De ser posible, se deben redactar estas Instrucciones o Directivas anticipadas52, que tranquilizarán al paciente y a la familia en los días previos a la muerte porque se tendrá conocimiento de cada alternativa y se procederá de acuerdo a los deseos manifestados oportunamente por el paciente y valorados por el médico a la luz de los principios de la Ética.

Conclusiones

Considero esencial abordar al paciente con EPOC con la perspectiva de enfermedad evolutiva de tal manera que nos propongamos identificar el estadio de enfermedad periódicamente. Cuando los criterios e índices estimen una sobrevida de no más de 6 ó 12 meses, es recomendable planificar con el paciente y de ser posible con la familia, el final de la vida.

Si a cada paciente con EPOC identificado en etapa final de la vida, se le propone considerar juntos las decisiones ante la evolutividad de la enfermedad, lo primero que el médico debe plantearse, y que el paciente solicitará, será no hacerle daño, beneficiarlo y respetar sus deseos. Un punto de partida esencial es que el paciente luego de una honesta, detallada y gradual información, decida junto al médico, cuál es el fin buscado con cada elección que se haga. De esta manera se tendrá una noción más clara sobre qué medidas serán consideradas proporcionadas o cuáles se valorarán como desproporcionadas. Si se opta por limitación terapéutica y sedación paliativa, las decisiones no serán indicadas unilateralmente por el médico ni tampoco libradas a elecciones de suprema autonomía del paciente, sino que resultarán de una relación médico-paciente madura, informada y permanentemente actualizada para justificar las decisiones a cada paso.

La Medicina es esencialmente humana. Una relación médico-paciente donde el vínculo es la palabra, acrecienta su humanismo y permite que, más allá de ser el arte y la ciencia de curar, sea el arte de acompañar cuando ya nada puede curarse.

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Mujer joven con afectación pulmonar bilateral y alteración de la conciencia

Autores:

Churin Lisandro
Ibarrola Manuel

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