Autor : MarÃa Isabel Pérez de Pio
Abogada. Miembro del Instituto de Bioética dependiente de la Academia Nacional de Ciencias Morales y PolÃticas
El artículo de las Dras. Alicia García Otero y
María Fernanda Sabio1 en la sección El Médico y su Praxis, menciona que, aunque exista un medio
terapéutico aceptable, la singularidad global de la
situación del paciente presupone que el beneficio
esperable va ser inferior al monto de las cargas
que debe soportar el enfermo, su familia o la sociedad.
Dentro de las cargas se incluyen además
del sufrimiento, un alto costo económico, que no
podría ser solventado por la familia y la sociedad
en su conjunto, y la asignación no equitativa de
los recursos sanitarios disponibles.
Indudablemente el sufrimiento físico o psíquico
del paciente debe ser considerado en primer
lugar pero generalmente puede ser atendido con
un mejor manejo del dolor, con fármacos y apoyo
psicoterápico sin necesidad de pensar en la muerte
del paciente.
Para comprender mejor la significación global
de estos argumentos que han introducido la necesidad
de la eutanasia, debemos saber que en
19922 mediante un compromiso político mundial
de los países que conforman la OMS, se puso en
aplicación un Nuevo Paradigma de Salud, que
constituyó el Nuevo Marco Orientador Sanitario para la Formulación de las Políticas Mundiales de Salud, con el siguiente objetivo: Determinar y jerarquizar medidas prioritarias para atender las necesidades básicas para el desarrollo, y luego elegir y poner en práctica las que sean compatibles con los recursos a mano y que tengan probabilidades de éxito. Ello significó una nueva ética sanitaria utilitarista ya que la vida y la salud de todas las
personas no eran la principal prioridad.
Estos cambios fundamentales fueron el resultado
de presiones de economistas e instituciones
financieras a nivel de la OMS. Para ello propusieron
un cambio en el rol de los estados como
proveedores de servicios de salud, educación y
otros objetivos sociales3. Los países emergentes
endeudados y presionados por los organismos de crédito internacional se comprometieron con estos
planes en el Consenso de Washington.
En 1991, el Director General de la OMS, Dr
Hiroshi Nakajima, argumentó: La OMS está presionada a ser selectiva y concentrar los recursos en unas pocas actividades que prometan resultados ostensibles a bajo costo, ya que los recursos son limitados. Ello implica una atención primaria de salud selectiva en base a elección de prioridades lo que
significó una violación a la Declaración Universal sobre Derechos Humanos, que determinó que todos
los seres humanos tienen los mismos derechos por
la sola condición de pertenecer a la especie humana.
Esta particular definición fue justificada en el
Preámbulo al decir que fue el desconocimiento y
menosprecio de los derechos humanos que originaron
actos de barbarie que indignaron la conciencia
de la humanidad; además significó una violación a
la definición de salud de la OMS.
Lo más significativo de estos planes mundiales
es la nueva interpretación del desarrollo sustentable,
a pesar de que la Declaración de Alma-Ata de
1978, una de las más importantes declaraciones en
salud de las últimas décadas, decía: La atención y promoción de la salud de toda la población es necesaria para lograr a nivel mundial un desarrollo económico y social sostenible.
Actualmente se sugiere para lograr un desarrollo sustentable ajustar el número de usuarios de
servicios de salud a los recursos y no aumentar los
recursos para atender a todos los pacientes. Ello
ha traído como consecuencia:
Poner en aplicación un doble estándar de normas sanitarias, según se trate de países de altos ingresos
o de bajos o medianos ingresos, debido a lo cual
muchos riesgos en salud quedan librados al azar.
Cambio en el concepto de Salud Pública: Lo
que interesa no es la salud de las personas sino
la utilidad que el individuo presta al organismo
social. La Salud Pública ya no cumplirá fehacientemente
con su función, tanto preventiva como curativa, lo que favorece un aumento importante
de la morbilidad.
Abandono del Juramento Hipocrático: Por un
Documento del Consejo Ejecutivo de la OMS del
mes de enero de 1995, se abandona el Juramento
Hipocrático pues se considera que: Principios como los establecidos en el Juramento Hipocrático, que se concibieron para que rigieran las relaciones entre el médico y su paciente, hoy día ya no tienen razón de ser ya que la ética sanitaria atañe a las relaciones entre el sector de la salud y la sociedad (Documento OMS EB 97/16).
Los objetivos de este Nuevo Paradigma fueron
reafirmados en el año 1999 con el Nuevo Universalismo4 en base a elección de prioridades en salud
y programas costo–beneficio.
¿Cuál es la situación de los médicos en relación
con estas exigencias? ¿Cómo se calificaría desde el
punto de vista de la praxis médica el no tratar a
un paciente en cumplimiento del costo beneficio?
¿Qué información le da el médico a su paciente en
estos casos?
La equidad de acuerdo a este nuevo paradigma
no consiste en dar a cada uno según sus necesidades
sino a quién sea más útil al sistema. Incluso
se estarían violando artículos del Código de Ética
para el Equipo de Salud en relación con las responsabilidades
del médico. También estarían en
cuestión principios de la Bioética como el de nomaleficencia,
obligación de no hacer el mal y el de justicia, obligación de no discriminar.
En relación con el cambio de paradigma el Dr.
Nakajima, hizo referencia a la calidad de vida: La salud debe estar ubicada en el centro del desarrollo y de la calidad de vida, agregando que los avances en las ciencias biomédicas capaces de prolongar la vida lo hacían a veces a costa de su calidad; ello puede presentar ciertos problemas éticos y contradicciones que habrá que considerar. Agregó que un tema que se debería considerar en
el futuro si no era preferible una vida más corta,
pero sin mayores problemas de salud, que otra más
larga pero más costosa.
La calidad de vida fue uno de los argumentos
principales del nazismo para justificar la eutanasia.
El Psiquiatra Robert Jay Lifton5 estudió los
problemas psicológicos de los médicos durante el
nazismo y advierte que el médico no puede curar
y matar a la vez6.
El permitir la destrucción de vidas que no son
útiles ya había sido abordado en Alemania en 1920 por el jurista Karl Binding y el médico Alfred
Hoche7 argumentando que las personas inútiles,
enfermos incurables y crónicos, dementes y niños
con problemas genéticos entre otros, causaban un
tremendo burden (carga), a la sociedad. Se llamaba
a estos pacientes bocas inútiles.
Hitler tuvo un intenso interés en un direct medical killing a lo que llamó Muerte por misericordia. La eutanasia no solo fue practicada en los
campos de exterminio sino a los propios ciudadanos
alemanes en clínicas preparadas a esos efectos y
dichas muertes fueron camufladas con certificados
de defunción falsos. El suicidio asistido fue una
manera más de suprimir vidas para luego llegar
a la eutanasia. El nazismo justificó estas medidas
por la difícil situación económica de Alemania.
Era necesario privilegiar las personas útiles a la
sociedad8.
Las referencias a la calidad de vida, así como un
cambio de paradigma en ética que prescribe planes
de salud selectivos costo-beneficio es sin duda muy
alarmante, unido al abandono del Juramento Hipocrático
y la Declaración Universal de Derechos
Humanos de1948.
Una pregunta que habría que agregar al tema de
la eutanasia es si existe justificación moral para la eutanasia pasiva por razones económicas. Si esta
pregunta es positiva cabría otra: ¿Después de todo
el nazismo tenía razón?
1. García Otero A. Sabio M. F. ¿Existe Justificación Moral para la Eutanasia? Revista Americana de Medicina Respiratoria 2011, 11: 202-9.
2. OMS. Alocuciones del Director General Dr. Hiroshi Nakajima al Consejo Ejecutivo y a la Asamblea Mundial de la Salud. A44/DIV/4. Ginebra 1991 y A45/DIV/4. Ginebra 1992.
3. Nakajima, Hiroshi. WHO Director-General Warns of "Time Bomb" in Global Health inequities, 95 Session of WHO Executive Board, Press Release WHO/3, 16 January 1995.
4. OMS. L'étique et la santé au niveau mondial. Conseil Exécutif, EB95/INF. DOC/20, 1995.
5. Brown P. WHO urges “coverage for all, not coverage of everything”. British Medical Journal 1999; 318: 1305.
6. Lifton R. J. The nazi doctors – Medical Killing and the Psychology of Genocide. New York: Basic Books (Harper Collins), 1986.
7. Andreopulos G. Ed. Genocide: Conceptual and Historical Dimensions. Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1994.
8. Binding K. Hoche A. Permitting the Destruction of Unworthy Life. Issues in Law and Medicine, 1992, 2: 231-65.
9. Proctor R. N. Racial Hygiene – Medicine Under the Nazis. Cambridge, Massachusetts y Londres: Harvard University Press, 1998.