Autor : Cristina Borrajo 1,2
1Subcoordinadora de la Sección Tabaquismo de la AAMR
2Expresidente de AAMR
https://doi.org/10.56538/ramr.JSGZ2758
Correspondencia
Haz lo que digo, no lo que hago.
Séneca
El reciente estudio sobre la prevalencia y las actitudes
hacia el consumo de tabaco entre los trabajadores de la salud del Hospital de
EspeciaÂlidades Axxis en Quito, Ecuador, ofrece
hallazgos relevantes que justifican un debate más amplio sobre el papel
de los profesionales de la salud en el control del tabaco.
LOS TRABAJADORES DE LA SALUD COMO MODELOS QUE SEGUIR
Los profesionales de la salud son considerados modelos
que seguir en la promoción de estilos de vida saludables. Sus
comportamientos y actitudes influyen significativamente en sus pacientes y en
la sociedad en general. La eficacia de las políticas de
prevención depende, en parte, del compromiso de los trabajadores del
sector sanitario, así como de sus actitudes y conductas frente al
consumo de tabaco, lo que los convierte en referentes sociales en la lucha
contra el tabaco y en modelos sociales de comportamiento.1 Sin embargo, el estudio
reveló que cerca del 20 % de los trabajadores del HospiÂtal Axxis son fumadores actuales o exfumadores. Aunque esta
cifra es inferior a la prevalencia naÂcional en Ecuador, que estima en un 11,5
%, sigue siendo preocupante que quienes desempeñan un papel clave en la
promoción de la salud continúen involucrados en este
hábito perjudicial. Diversas publicaciones han dado cuenta de esta
situación a lo largo del tiempo y en diferentes partes del munÂdo.2, 3
No obstante, el consumo de tabaco entre los profesionales de la
salud sigue siendo un desafío en la lucha contra el tabaquismo.
LA PARADOJA DEL CONOCIMIENTO Y LA CONDUCTA
Uno de los hallazgos más llamativos es la mayor
prevalencia del tabaquismo entre los médicos en comparación con
el personal administrativo. Esta paradoja pone en evidencia un problema
crucial: el conocimiento por sí solo no es suficiente para modificar
una conducta. A pesar de recibir formación en los riesgos del
tabaquismo, muchos médicos continúan fumando, en gran parte
debido a los niveles elevados de estrés y presión laboral a los
que están sometidos. Si bien los profesionales de la salud comprenden
los peligros del tabaco, su consumo persiste, lo que sugiere que factores como
el estrés, la carga de trabajo y las influencias sociales desempeñan
un papel determinante en esta conducta. No obstante, en este análisis no
se pueden ignorar los factores biológicos inherentes al tabaquismo. Se
trata de una enfermedad adictiva cuya principal causa es la nicotina.4
Esta sustancia inicia y sostiene en el tiempo la conducta
adictiva. La nicotina es una de las drogas más adictivas que se conocen,5 comparable a la cocaína
y la heroína. Por ello, reducir el tabaquismo a un simple «háÂbito»
o «vicio» es minimizar la complejidad del problema. Los trabajadores de la
salud, al igual que el resto de la población, no están exentos de
esta realidad.
El vínculo entre conocimiento y conducta se
manifiesta claramente en la población general. La mayoría de los
fumadores adultos son conscientes, en mayor o menor medida, de los efectos
perjuÂdiciales del tabaco sobre su salud. Sin embargo, muchos no se sienten
capaces de dejar de fumar o creen que pueden posponerlo indefinidamente.
La adicción a la nicotina es un fenómeno
comÂplejo. Además de su base biológica –que involucra la
activación de receptores neuronales y la liberaÂción de
sustancias psicoactivas–, intervienen otros factores que favorecen su
persistencia: la facilidad de acceso, el hecho de ser una droga legal, la esÂcasa
condena social y la influencia de la industria tabacalera a través de la
publicidad y la promoción del producto.
Dado este panorama, el tratamiento del tabaÂquismo
también debe abordar múltiples dimenÂsiones. Si bien la
abstinencia física puede y debe tratarse con fármacos de eficacia
comprobada, los factores sociales, culturales y psicológicos de la
dependencia requieren la misma atención. En este sentido, la terapia
cognitivo-conductual y el apoyo psicológico deben considerarse pilares
fundamenÂtales del tratamiento.6
LA IMPORTANCIA DE LOS SISTEMAS DE APOYO
El estudio también resalta la importancia de conÂtar
con sistemas de apoyo efectivos para dejar de fumar. Un porcentaje
significativo de los trabajaÂdores de la salud manifestó un fuerte
interés en abandonar el tabaco, con el 60% planeando dejarlo en los
próximos seis meses y el 53% en los próximos 15 días. En
la población general, hasta un 70% de los fumadores adultos desea dejar
de fumar, sin embargo, sin ayuda el porcentaje de éxito es muy bajo (aproximadamente
5%).7 No obstante,
el éxito de estos intentos suele depender del acceso a programas de
cesación y apoyo profesional. El abordaje del fumador y el tratamiento
adecuado han sido descritos8 y
actualizados en el tiempo y todos los fumadores deben tener acceso a ello. El
hecho de que la mayoría de los intentos para dejar de fumar se hicieran
sin ayuda especializada evidencia una brecha en el sistema de apoyo, la cual
debe ser abordada. Es fundamental desarroÂllar programas de
acompañamiento psicológico, terapias individuales o de grupo y
garantizar el acceso a tratamientos farmacológicos que aumenÂten las
probabilidades de éxito en la cesación del tabaquismo.
IMPLICACIONES PARA LA POLÍTICA DE SALUD
Los resultados del estudio en el Hospital Axxis subrayan la necesidad de que las instituciones de
salud implementen políticas más rigurosas de conÂtrol del tabaco.
Esto podría incluir la prohibición de fumar en todas las
instalaciones hospitalarias, la oferta de programas gratuitos de
cesación tabáquica para el personal, el seguimiento perióÂdico
del consumo de tabaco entre los empleados y la integración de
módulos educativos sobre el tabaquismo en la formación continua
del personal sanitario. Esto podría incluir la detección regular
del consumo de tabaco entre el personal, el acceso a programas especializados
para dejar de fumar y la creación de un entorno que fomente el abandono
del tabaco. Además, los profesionales de la salud deberían
recibir capacitación sobre cómo asesorar a sus pacientes en la cesación
del tabaquismo, ya que sus propias experiencias y actitudes pueden influir en
su efectividad como consejeros.
CONCLUSIÓN
El papel de los trabajadores de la salud en el control
del tabaco es fundamental. No solo son responsables de su propia salud, sino
que también deben servir como ejemplo para sus pacientes y la comunidad.
Sin embargo, al igual que el resto de la población, muchos profesionales
de la salud también enfrentan la dependencia al tabaco.
Por esta razón, las instituciones sanitarias
deberían implementar sistemas de apoyo en dos niveles: por un lado, el
monitoreo del personal fumador mediante encuestas periódicas u otros
mecanismos y, por otro, la oferta de ayuda a los fumadores a través de
consejería y tratamientos personalizados.
Además, la promoción de hospitales y centros
de salud libres de humo fomenta conductas saludables tanto en el personal como
en los paÂcientes. El estudio del Hospital Axxis
resalta la importancia de estrategias integrales para apoyar a los
profesionales de la salud en el abandono del tabaquismo y en la adopción
de un estilo de vida libre de tabaco. Al hacerlo, no solo fortalecerán
su rol como promotores de la salud, sino que también contribuirán
a la construcción de una sociedad más saludable.
Conflicto de intereses
La autora declara que no tiene conflicto de intereses
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